En la investigación espacial no solo había que lograr que los aviones lleguen cada vez más alto, sino contar con la indumentaria adecuada para resistirlo. Ahora el nuevo desafío es llegar a Marte.
Por tomás unger
El año próximo se cumple medio siglo de la llegada del hombre a la Luna. Fruto de una competencia política entre la antigua Unión Soviética y Estados Unidos, la carrera espacial logró grandes adelantos técnicos, entre ellos uno que rara vez se menciona: el traje espacial.
?Presión y temperatura?
La necesidad de un traje especial surgió a medida que los aviones ganaron altura. Los primeros aviones a reacción alcanzaron la altura crítica de 19.000 metros, a la cual el agua hierve a la temperatura del cuerpo humano y causa la muerte inmediata. El problema del oxígeno había sido resuelto con un tanque y una máscara, pero la presión necesitaba una solución más complicada.
Además de la cabina presurizada había que prever una descompresión. En los años 50 ya se había diseñado un traje a presión para los aviones que superaran cierta altura, pero para salir al espacio, las condiciones eran mucho más exigentes.
El primer traje para esta tarea fue el llamado SK-1 soviético, usado en 1961 por Yuri Gagarin, el primer hombre en el espacio. En 1961, Alan Shepard, el primer americano en el espacio, llevó el traje diseñado para el proyecto Mercury el mismo año.
Los trajes espaciales anteriores a las misiones Apolo estaban conectados a la nave espacial que suministraba el oxígeno y el agua para refrigerar y las conexiones para las comunicaciones. Sin embargo, el traje tenía grandes exigencias que surgían al salir al espacio. Además de no haber presión atmosférica externa, la temperatura varía entre 121 °C y -156° C.
Así, además de mantener una presión interna y oxígeno para respirar, el traje tiene que ser resistente a los cambios de temperatura, lo cual requiere aire (en este caso oxígeno), y agua para enfriar la parte expuesta al Sol y calentar la parte de la sombra.
El traje llamado termal y micrometeórico tiene una capa exterior para resistir el impacto de micrometeoritos. La presión es menor a la que hay a 3 mil metros de altura, pero siendo la atmósfera más rica en oxígeno, el astronauta respira la misma cantidad que tendría en un avión comercial. Esto equivale a una altura de 1.860 metros.
?La mochila PLSS?
A partir de la primera misión Apolo se usó el llamado Sistema de Soporte Vital Portable (PLSS). La misión Apolo concebida en 1971 para poner a un hombre en la Luna diseñó un traje espacial independiente para la llamada unidad de movilidad extravehicular (EMU), la que, después de las misiones de Apolo, sería usada en el trasbordador y la estación espacial. El Sistema de Soporte Vital Portátil (PLSS) consiste en una mochila que lleva oxígeno a alta presión, hidróxido de litio para recuperar el oxígeno del CO2 de la respiración. Además, lleva agua, batería y el sistema de comunicaciones.
El PLSS del Apolo 11 hasta el 14 era una mochila de 66 cm por 46 cm y 28 cm. En la Tierra pesaba 19 kilos y en la Luna solo 6,4 kilos (por la menor gravedad). A partir del Apolo 15, en 1982, su capacidad fue duplicada para 8 horas, forma que ha mantenido hasta ahora. Además, hoy el traje tiene agua para tomar y barras de alimento en el casco, con acceso a la boca del astronauta. El peso total del traje espacial, incluido el PLSS, es alrededor de 54 kilos.
?Las exigencias?
El traje espacial ?además de los problemas básicos como la presión, resistencia a altas y bajas temperaturas, suministro de oxígeno, agua y comunicaciones? tiene otras exigencias complicadas. La capacidad de los astronautas de moverse y de ejecutar determinadas tareas requiere libertad de movimiento. Así, además de conservar una gran diferencia de presión, el traje debe doblarse y recuperar su posición fácilmente. Los guantes, además de mantenerse a alta presión, deben permitir la movilidad de los dedos. Para trabajar en la parte que está en sombra, cada dedo tiene una pequeña linterna.
Las necesidades fisiológicas están previstas con una ropa interior especial que aísla el resto del cuerpo, el casco permite la plena visibilidad, protegiendo la vista de la intensidad de la luz solar sin atmósfera. A partir de la misión Apolo 15, se tuvo que prever la posición para manejar el rover lunar. La posición sentada y el manejo de los pedales requirieron modificaciones en los zapatos y el traje.
?El costo?
Hasta ahora, a la NASA le cuesta cada uno de los trajes usados desde 1982 hasta el presente, con las variaciones mencionadas, unos US$12 millones.
Sin embargo, según la nueva política de subcontratar a las compañías espaciales que se han creado, el costo se va a reducir a una fracción del actual. La Universidad de Dakota del Norte ha desarrollado un traje que, sin la mochila del PLSS, pesa solo 21 kilos. Además, las empresas Space X, Virgin Galactic y XORB están diseñando nuevos trajes, para las diversas actividades espaciales.
?El futuro?
La era espacial comenzó hace 61 años con el Sputnik y está a la espera de una nueva etapa: poner un hombre en Marte. A pesar de todas las tecnologías desarrolladas durante más de medio siglo, llegar a este planeta presenta desafíos técnicos que todavía no estamos en condiciones de enfrentar. Hay que entender que una cosa es sostener la vida durante ocho horas a 400.000 kilómetros de la Tierra, donde se ubica la Luna, y otra cosa es hacerlo a casi 80 millones de kilómetros, distancia que nos separa de Marte.
Entre las cosas que tendrán que desarrollarse para llegar al Planeta Rojo, de esencial importancia, serán los trajes de los astronautas, quienes emprenderán un largo viaje y deberán sobrevivir por largo tiempo en un medio hostil como es ?hasta donde sabemos? el universo que nos rodea; con excepción de nuestro pequeño Planeta Azul.