Viernes, 26 de Abril de 2024

La triste soledad de los viejos

Puerto RicoEl Nuevo Dia, Puerto Rico 19 de enero de 2019

Son las 10:00 a

Son las 10:00 a.m. de un martes y por el área cercana a la sala de espera de Centro Médico, en Río Piedras, abundan rostros cansados y bañados de incertidumbre. Entre estos, se encuentra el de Mariel Narváez, quien salió "un momento" de la sala de emergencias mientras a su esposo, accidentado días previos, le hacían unos estudios médicos.
"Vine afuera un ratito porque adentro hace mucho frío", dijo la mujer, abrigada de pies a cabeza.
Con ánimo de conversar, Narváez cuenta que el cuadro dentro de la sala de emergencias es dramático por la cantidad de pacientes esperando ser atendidos.
"Hay muchos sin acompañante, la mayoría personas mayores y mucho confinado", dice la mujer.
Según datos provistos por la administración de Centro Médico, actualmente allí les ofrecen servicio a 58 pacientes sin hogar ni familia identificada, en su mayoría, adultos mayores. Mientras, de 118 servicios de cuidado sustituto que el Departamento de la Familia aprobó en noviembre, 42 (o el 35.6%) fueron relacionados con adultos mayores en hospitales.
La falta de acompañamiento -asegura Narváez- es preocupante por lo importante de tener alguien que vele y cuide al paciente en su estadía hospitalaria, cerciorándose que esté abrigado, buscándole comida y vigilando que reciba el cuidado médico que urge.
"En el área inicial es importante estar con un acompañante porque ahí no les dan alimentos ni nada, solo un suerito. Ya cuando entras al área de tratamiento una enfermera está pendiente (y les dan comida)", manifestó.
"Es que después que uno es viejo ya no sirve. Hay muchos hijos que se van y dejan a sus familiares viejos solos. Esa es la triste realidad", opinó una mujer que visitaba a un sobrino en el Hospital de Trauma, quien pidió no ser identificada.
Son las 11:30 a.m. y a la sala de espera llegan más personas pues se acerca la hora de visita del hospital. Un hombre ofrece "billetes para la suerte", mientras un joven barre los alrededores de una cafetería cerca de la sala de emergencias de Centro Médico, donde varios empleados hacen fila para comprar algún alimento.
Sentada en un banco frente a la sala de espera, María Santana, de Adjuntas, cuenta horrorizada cómo el día antes un hombre de edad avanzada les gritaba a las enfermeras que tenía "incontinencia urinaria" y que le urgía que lo llevaran al baño.
"Con sangre que le bajaba de una banda que tenía en la cabeza se levantó todo orinado. Daba pena. Finalmente, las enfermeras lo bañaron, pero lo dejaron solo con un ‘pamper’ y una sábana finita, con el frío que hace ahí adentro", lamentó la mujer.
Rosalina Gracia, cuyo esposo lleva meses admitido en el Hospital de Trauma tras un accidente de carro, coincidió en la cantidad de pacientes de edad avanzada sin nadie que los acompañe.
"Sí, hay mucha persona mayor sola en la sala de emergencia y los médicos cogen primero los casos más fáciles. Imagínate si no hay nadie velando por ellos, los dejan para lo último", sostuvo Gracia.
Problema amplio
La situación de adultos mayores sin acompañamiento de un familiar o conocido mientras convalecen en un hospital no se limita a Centro Médico, sino que es una problemática que también viven otros hospitales del país.
"Es un serio problema que siempre hemos tenido, pero que se ha agudizado después del huracán María", dijo Jaime Plá, presidente de la Asociación de Hospitales.
Contó que, durante los meses posteriores al ciclón, fueron muchos los viejos que no tenían quién los buscara cuando eran dados de alta. Algunos de sus familiares habían viajado fuera del país.
"Cuando se comienza a planificar el alta es que se empieza a notar la situación real del paciente cuando vemos que no tenemos un familiar receptivo. Es un problema recurrente que se ha tratado de trabajar con el Departamento de la Familia", sostuvo.
Este lamentable cuadro, explicó, muchas veces termina en tribunales en busca de una solución.
"Desgraciadamente, en muchas ocasiones, tenemos que ir a la corte tratando de que se nos dé una instrucción de cómo tratar con ese paciente. Además de Familia, también hemos hablado con (el Departamento de) Justicia, con fiscales y la Legislatura", indicó.
Plá sugirió que se trabaje con el presupuesto de Familia para que haya más recursos que atiendan estos casos y les encuentren hogares sustitutos a los que cualifiquen.
"El hospital no es una institución para atender un asunto de vivienda o falta de cuidador, sino un lugar para curar al enfermo y enviarlo a su casa a seguir trabajando con su situación. Esto debe ser parte de la discusión pública del país, crear conciencia de que tenemos que cuidar a nuestros viejos", puntualizó.
María Isabel Vázquez Mojica, administradora auxiliar de Servicios de Personas de Edad Avanzada y Adultos con Impedimentos del Departamento de la Familia, coincidió en que son muchos los hospitales que se enfrentan a esta problemática. Indicó que estos solicitan la intervención de la agencia cuando identifican pacientes de edad avanzada solos, que no reciben visitas y carecen de familiares o allegados a cargo de su cuidado.
Mencionó que se aseguraron de que los 42 servicios de cuidado sustituto que aprobaron en noviembre para adultos mayores fueran ofrecidos en centros de cuidado prolongado. Este servicio, explicó, es subvencionado parcial o totalmente por la agencia para asistir a adultos con impedimentos o personas de edad avanzada.
¿Por cuánto tiempo son ubicados allí?, preguntó este diario, a lo que la funcionaria respondió que generalmente por "tiempo indefinido", que suele extenderse hasta que la persona muere. Indicó que muchos salen del hospital con su salud bastante comprometida.
Vázquez Mojica explicó que esta situación surge de varios escenarios: hijos que se encuentran en Estados Unidos y no les interesa responsabilizarse por el cuidado de sus padres o hijos con historial de alcoholismo, drogadicción o deambulancia, que son incapaces de hacerse cargo de sus progenitores. También, dijo, algunos hijos se niegan a cuidar a sus padres porque estos no los cuidaron a ellos cuando eran menores o los maltrataron o no los reconocieron como hijos legítimos. Mientras, otros adultos mayores nunca procrearon, por lo cual carecen de descendencia directa.
"A veces logramos contactar (a los hijos) y envían algún dinero para contribuir al costo (de su cuidado), pero la realidad es que no tenemos garras de ley para que asuman más responsabilidad", dijo.
Mencionó que solo a través del programa PROSPERA, adscrito a la Administración para el Sustento de Menores (Asume), personas de 60 años o más que requieran sustento pueden solicitar una orden de pensión alimentaria de sus descendientes adultos.
Fuera de esa ventana de ayuda, dijo, la agencia depende de la "buena voluntad de los hijos" si deciden contribuir en el cuido de sus padres u optan, por ejemplo, por enviar dinero para asistir en el costo de su cuidado.
"El llamado es a que los hijos se mantengan al cuidado de sus viejos hasta el final de sus días", reiteró.
Ayuda comunitaria
Tanto la gerontóloga Mildred Rivera Marrero como el director regional de la Asociación Americana de Personas Retiradas en Puerto Rico, José Acarón, coincidieron en que el hecho de no cuidar a los padres de edad avanzada constituye un tipo de maltrato.
"El irte no te quita responsabilidad. Si (el adulto mayor) está frágil y no tiene medio de transporte para ir a los médicos y hacer compra, además de que su autocuidado se le dificultad, tienen que dejar a alguien a cargo, como un familiar o un vecino", dijo Rivera Marrero.
La gerontóloga advirtió que ya desde antes del paso del huracán María muchos viejos del país vivían solos. El ciclón, añadió, visibilizó y agudizó su soledad.
"Necesitamos crear organizaciones comunitarias de personas que puedan darles apoyo a personas solas. El gobierno no lo puede hacer todo. Aunque no hay una ley (que obligue a ello), debe haber la conciencia y moral de ayudar a los adultos mayores. Ante las limitaciones presupuestarias de las agencias, hay que volver a lo básico, reforzar la educación", dijo.
Insistió en que el abandono de un adulto mayor es un tipo de maltrato, pero no muchos de estos casos llegan a los tribunales.
Acarón, por su parte, tildó la situación de "un mal sistémico", que se une a otros problemas que dificultan el acceso a la salud, como la fuga de médicos y la escasez de ciertos profesionales de la salud.
"Las instituciones (hospitalarias) tienen que hacer planes estratégicos para atender poblaciones específicas, como los adultos mayores. Ha habido varias iniciativas privadas, pero esto tiene que ser una estrategia de país", dijo.
Lamentó el que históricamente el gobierno nunca haya expresado política pública sobre la atención a esta población.
"Los hospitales cuentan con unidades de trabajo social que deberían canalizar estos servicios. El hospital no se puede hacer de la vista larga. También, hay responsabilidad del Estado", dijo el licenciado Osvaldo Burgos, exdirector de la Comisión de Derechos Civiles.
Jorge Matta, director de la Administración de Servicios Médicos, coincidió en que con las unidades de trabajo social de los hospitales y la asistencia de los tribunales se busca ayuda en estos casos, así como mediante albergues y fundaciones. Agregó que hay familiares que no se quieren hacer cargo de sus viejos.
Datos del Censo de Estados Unidos reflejan que, en el 2017, el 20% de la población eran personas mayores de 65 años. Se estima que, al 2030, los mayores de 60 sean constituyan el 31% de la población.
El Nuevo Día solicitó, durante varios días, una reacción de la procuradora de las Personas de Edad Avanzada, Carmen Delia Sánchez, pero no hubo respuesta.





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