Sábado, 27 de Abril de 2024

Digitalización ayuda a reconstruir y divulgar los rollos del Mar Muerto

ChileEl Mercurio, Chile 6 de diciembre de 2019

Más de 20 mil fragmentos de los manuscritos de Qumrán están disponibles en la red con traducción al hebreo e inglés y detalles de su origen, que constituye una puerta a los albores del judaísmo y cristianismo.

"Tenemos sobre 35 mil imágenes que ya están en la red, tanto en color natural como infrarrojo, y 3.500 negativos procedentes de las imágenes originales obtenidas en los años 50. Nos quedan todavía unas 10 mil más que subir". Así resume la arqueóloga israelí Pnina Shor el titánico trabajo de digitalizar los famosos rollos del Mar Muerto desde 2011.
Ella es curadora y principal encargada de los proyectos relacionados con este milenario patrimonio cultural.
Estos documentos, que dan valiosas pistas sobre el origen común de la tradición judía y cristiana, fueron recopilados principalmente por una secta del judaísmo, conocida como los esenios, hace unos dos mil años y permanecieron ocultos desde entonces, hasta que en 1947 dos beduinos de la tribu Tahambra entraron en una cueva a buscar una cabra perdida de su rebaño. Allí descubrieron siete manuscritos dentro de jarrones de arcilla, a los que posteriormente se irían sumando otros pergaminos, o más bien fragmentos de ellos, hallados en el entorno.
Los rollos han pasado por diferentes manos y gobiernos en medio de una compleja coyuntura política. Desde 1990, prácticamente la totalidad de la colección está bajo control directo de la Autoridad de Antigüedades del Gobierno de Israel.
Los pergaminos de origen más temprano son libros de la Biblia, del Antiguo Testamento. Pero también hay una muy rica biblioteca de documentos judíos que incluye una gran cantidad de documentos religiosos apócrifos, es decir, que no fueron reconocidos como parte de la Biblia hebrea, pero en algunos casos sí cristiana, como el libro de Ester.
Material orgánico
"Se trata de manuscritos de hace más de dos mil años que están muy fragmentados y algunos son de un tamaño mínimo. Los especialistas han hecho lo mejor que han podido para interpretarlos", cuenta Shor. "El 80% de los rollos está escrito en cuero y 20% en papiro. Ambos son material orgánico y muy frágil", explica la arqueóloga israelí, quien está de visita en Chile esta semana.
Cuenta que cuando fueron extraídos y trasladados al Museo Rockefeller de Jerusalén en los años 50, los fragmentos se dispusieron en grandes mesas y lo primero que trataron de hacer los especialistas de la época fue unirlos. Los que parecían relacionados fueron puestos entre dos placas de vidrio, las que llegaron a sumar más de seis mil.
El principal problema es que se intentó unir algunos fragmentos con cinta adhesiva transparente y como se trata de material orgánico, los residuos de la goma penetraron la superficie. "En los 90 tuvimos que hacernos cargo de todo este daño y ha sido el trabajo de los últimos 30 años. Tomamos cada fragmento y hemos tratado de limpiarlo y llevarlo al estado de como fue encontrado en la cueva, lo que no siempre ha sido posible", revela Shor.
No solo ha habido intentos de poner físicamente en relación los fragmentos, sino que desde los años 50 también se ha trabajado en la reconstrucción del contenido. "Con los textos bíblicos es sencillo porque, aunque sean fragmentos de la Biblia, hay referencias, pero había textos que no se conocían previamente. En general, fue un trabajo muy duro que consumió muchos años y por eso hubo muy pocas publicaciones hasta 1990", agrega.
Cada vez que preparaban un vidrio, tomaban una fotografía, lo que se tradujo en más de cuatro mil negativos de imágenes que se captaron, además, en infrarrojo. "Ya en esa época se dieron cuenta de que de esa forma eran capaces de ver lo que no se podía detectar a simple vista". Estos rollos fotográficos se preservan en almacenes especiales, ya que todavía constituyen una importante fuente de documentación. Esta ha sido complementada hoy con técnicas modernas como la fotografía multiespectral, una técnica desarrollada por la NASA que permite observar los planetas en frecuencias más allá de la luz visible para detectar diferentes variables, y que en este caso ha permitido encontrar textos que se habían desintegrado.
Para revisar en detalle
El rico acopio de información dio paso al proceso de digitalización.
En el sitio web www.deadseascrolls.org.il, las imágenes de cada uno de los más de 20 mil fragmentos se pueden revisar en detalle; están organizadas por lugar de origen, tipo de contenido y lengua en la que fueron escritos. Los fragmentos que han podido ser identificados están traducidos del original y los visitantes pueden hacer comentarios. El sitio está disponible en varios idiomas, pero todavía está pendiente una versión en español.
Algunos de los libros son especialmente controvertidos. Un ejemplo es el de la Guerra, que contiene material que cita un apocalipsis y que fue escrito antes del dominio romano y de la destrucción del templo de Jerusalén, en el año 70 de nuestra era. Allí se habla de un hijo de Dios. Para los eruditos cristianos sería una de las pruebas de la existencia de Cristo, pero en los rollos no hay material del Nuevo Testamento, porque recién comenzó a ser recopilado tras la destrucción del templo, explica la experta. El Libro de la Guerra habla de la lucha entre el señor de la luz y el señor de las sombras. "Hay un montón de interpretaciones para eso", dice Shor.
"Por cada idea y punto de vista que se puede dar, otra persona puede rebatir. Pero en términos generales, podemos decir que esta es una gran biblioteca del judaísmo", concluye la arqueóloga.
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