Pascuas

En este diciembre algo más calmo, tía Waverly se apronta a las fiestas de fin de año. Para ella, desde niña han sido fechas especiales, sobre todo las navidades en su Worcester natal. En parte por eso es que jamás ha podido acostumbrarse del todo a los calores chilenos de la temporada, pero lo más bien que se alegra adornando la casa con motivos ad hoc e instalando sorpresillas por todas partes: velas, coronas, angelitos, bastones de azúcar, galletas de variado tipo, tarjetas, estampas, en fin, nuestro departamento ñuñoíno parecerá un mercado chino de aquí hasta Epifanía (o "Twelfth Night", como a ella le gusta decir...).
Por alguna razón que no logro explicarme del todo, soy yo más que el perrito Braulio quien merodea por el piso buscando dichas sorpresillas, y una ¿perdida? alma de niño se me sale por todos lados... Eso sí, las cosas que se encuentran hay que dejarlas en el mismo lugar, pues se supone que la "cacería" no puede sino empezar la mañana del 25.
Con todo, en el living cuelgan tres botas de género rojas con bordes blancos hinchadas de caramelos. Cada una lleva bordado el nombre de su dueño o propietario, también a partir del día 25: "Waverly", "B.B." y "Braulio". !Las cosas de la tía, como si el perrito pudiese leer y además le gustaran los caramelos¡
En fin, es parte de la familia como muchos otros perritos del país. Animales que alegran la vida, que llenan espacios antes vacíos, que despiertan a veces lo mejor del ser humano.