Publican por primera vez Sumario de la Historia de Chile, de Diego de Rosales
Tendría la autoría del autor jesuita del siglo XVII, cuyo valioso libro de la historia de los primeros 100 años de la conquista española en Chile -que tituló Flandes Indiano- verá también una tercera edición.
Miguel Donoso Rodríguez es doctor en Filología Hispánica y académico del Instituto de Literatura de la Universidad de los Andes y se ha especializado en literatura española del Siglo de Oro y en literatura colonial chilena. Actualmente se encuentra trabajando en una nueva edición de la crónica "Historia general del reino de Chile, Flandes Indiano" (1674), del jesuita Diego de Rosales. Mientras revisaba con detención el manuscrito original en el Archivo Nacional descubrió con asombro que los últimos 152 folios correspondían a un texto distinto, redactado con letra de la misma época, que en realidad correspondía a un sumario o resumen, escrito por una sola pluma, del famoso "Flandes Indiano". Un hallazgo valioso, que Donoso decidió transcribir y editar. El libro "Sumario de la Historia General del Reino de Chile" , de Diego Rosales, 565 páginas, aparece ahora por Editorial Universitaria.
En ninguna de las dos ocasiones anteriores en que se había publicado la Historia General de Rosales -en 1877 por iniciativa de Vicuña Mackenna, y en 1989, de manera póstuma por Mario Góngora- se consideró este Sumario. Aunque en ambas ocasiones sus ilustres editores mencionan la existencia de este texto, no reparan suficientemente en él y no lo valoran. Cabe recordar que la "Historia general de Chile", del padre Rosales, es para los historiadores la fuente más valiosa para conocer los primeros 100 años de la conquista española en el territorio chileno. Este Sumario ayudará al conocimiento general de la obra mayor que circula casi solo entre especialistas.
-¿Por qué Vicuña Mackenna desestimó este Sumario cuando publicó la primera edición de "Flandes Indiano"?
"El manuscrito del 'Flandes Indiano' tiene una larga historia de problemas y avatares editoriales. Es todavía un misterio que estoy investigando (junto a Rafael Gaune y Claudio Rolle, los dos historiadores que son coinvestigadores del proyecto) el por qué una obra de tal envergadura no se publicó en vida del jesuita, así como por qué está mutilada en el período correspondiente a los últimos veinte años historiados por Rosales, es decir, desde 1653 en adelante. Hay antecedentes ciertos de que la obra debió alcanzar a historiar hasta comienzos de la década de 1670. Lo mismo ocurre con el Sumario, también mutilado a partir de esa fecha. El propio Vicuña Mackenna, consciente de la importancia de este manuscrito, estaba obsesionado con él y realizó intensas gestiones personales para adquirirlo de manos de un librero español. Cuando estas llegaron a buen puerto, él mismo cuenta que lo puso en una caja fuerte, junto a la cual dormía en el buque que lo trajo de vuelta de Europa a Chile. Para publicarlo ideó un sistema de suscripción por personas particulares como una forma de financiar el costo de los tres volúmenes en que se publicó, entre 1877 y 1878. Sin embargo, parece que a los últimos 150 folios del manuscrito, que considera 'un extracto' del Flandes Indiano, no les prestó toda la atención que se merecían, porque en el prefacio a su edición se refiere a ellos como obra 'hecha por algún aficionado', afirmación que no puede menos que ser generada por el desconocimiento, y que me dejó anonadado".
-Usted insiste en que este resumen de la Historia de Rosales habría sido dictado por él mismo a un escribiente jesuita.
"El manuscrito extenso del Flandes Indiano figura escrito materialmente por varias manos; no solo la del propio Rosales, cuya letra conocemos bien, sino por otros amanuenses, otros jesuitas que lo ayudaron. Uno de ellos pudo escribir el Sumario. Por otra parte, ambos textos, el del 'Flandes Indiano' y el del 'Sumario', se conservan juntos, en un mismo cuerpo manuscrito, desde que tenemos memoria del texto. Además, era una práctica relativamente frecuente en la época resumir o compendiar obras muy extensas. Me parece que el argumento más importante en tal sentido es la aparición del jesuita en primera persona a lo largo de varias partes del texto: expresiones como 'pienso...', 'fui testigo de vista', 'referiré', 'di cuenta', etcétera, permiten concluir quién es el autor del Sumario".
-¿Cuál fue la decisión de Mario Góngora sobre este Sumario?
"Mario Góngora tenía una profunda admiración por el texto del jesuita, y se empeñó en hacer una publicación íntegra del mismo (sabía que a la edición de Vicuña Mackenna le faltaba un capítulo completo). Pero aunque él personalmente comenzó la labor de transcripción, antes de llegar al folio 50 se cansó y prefirió dejar la labor en manos de su ayudante, Adolfo Ibáñez Santamaría. Góngora moriría en 1985. Cuando se publicó en dos volúmenes, en 1989, aunque se identifica el Sumario, no habla de su valor e importancia, ni mucho menos de publicarlo".
-¿Qué expectativas tiene de la publicación del Sumario y qué novedades tendrá la tercera edición del texto extenso?
"Me gustaría que la gente se reencontrara con Rosales en este 'Sumario' inédito de su magna obra y que quedara con gusto a poco, porque en verdad que el texto del 'Flandes Indiano' está en él muy resumido. Este debiese ser como un aperitivo para lo que viene, que es una edición crítica y anotada del texto completo del 'Flandes Indiano'".
Gracias a un proyecto Fondecyt, desde 2016 Donoso ha estado trabajando en el Archivo Nacional en la transcripción del manuscrito. "Las novedades más importantes de esta nueva edición son, en primer lugar, la fidelidad al manuscrito -afirma-. Un ejemplo concreto a este respecto es el de las apostillas marginales que escribe el propio Rosales, que alcanzan un número abrumador: más de 8.500 repartidas a lo largo de todo el texto, y que plantean el desafío de editarlas en el mismo lugar que las puso el jesuita. Por otra parte, el texto plantea enormes desafíos para el rastreo de las fuentes eruditas, antiguas y contemporáneas, utilizadas por el jesuita. Desde el punto de vista de su dimensión de tratado natural, el Libro segundo, he trabajado con una botánica y un zoólogo, con el fin de identificar las especies vegetales y animales que cataloga y describe el jesuita, y con un asesor en geografía, para identificar hitos geográficos, como ríos, puertos, volcanes, islas, etc. Además, y dado que Rosales fue misionero en La Araucanía durante veinticinco años y hablaba perfecto el mapudungun, otro gran desafío ha sido fijar y desentrañar los innumerables indigenismos presentes en el texto. La riqueza del texto en este tema es absolutamente genial, como he podido apreciar en el trabajo desarrollado con los lingüistas mapuches que colaboran en el proyecto".