Propósito y destino
Los propósitos de la vida se ven muchas veces alterados por acontecimientos inesperados
Los propósitos de la vida se ven muchas veces alterados por acontecimientos inesperados. En tal sentido, la condición humana, por más segura que parezca, pende de un hilo, en una especie de fuerte y al mismo tiempo débil conciliación entre la incertidumbre y la esperanza, ambas como dos palillos que entretejen la cotidianidad y sus circunstancias. Es decir, con sostenida frecuencia, una determinada intención se ve modificada por un suceso repentino que invierte proyectos y que desnuda la precariedad de toda existencia. De alguna manera, el hombre vive a merced de los hechos, incluso si alguien tiene fe y entiende la realidad en relación con la providencia de Dios.
Por supuesto, ningún ser humano renuncia a especular sobre su propio futuro. Quizás es imposible ser una persona y no concebir un plan para el día de mañana, ya que no hay un hoy que sea suficiente para nadie en cuanto a no desear nada más. Querer para el momento siguiente es la brisa que airea toda esperanza. Aun así, cuando se elaboran aspiraciones también se sabe que no cabe anticipar demasiado, pues a la vuelta de la esquina está el incierto aparecer de lo repentino, que interrumpe algunos de los planes forjados durante largo tiempo en la mente y en el corazón del hombre.