Viernes, 29 de Marzo de 2024

Cascos de oxigenación de alto flujo se suman a la lucha contra el covid-19

ChileEl Mercurio, Chile 2 de julio de 2020

En la Posta Central y en otros centros asistenciales, ya se usan estos dispositivos que ayudan a los pacientes a respirar sin tanto esfuerzo y a subir su nivel de oxígeno. En algunos casos evitan que sean conectados a un ventilador mecánico.

Un casco que antes se usaba al interior de las cámaras hiperbáricas, las que se emplean para tratar a los buzos con problemas derivados de la descompresión, ahora está ayudando a los pacientes con covid-19. En Chile, ya hay 400 de estos cascos de oxigenación de alto flujo.
"La necesidad crea al órgano", dice el doctor Alejandro Santander, jefe de la Unidad de Paciente Crítico de la Posta Central. "Doctores, en distintos países, debieron usar lo que tuvieran a mano para tratar a sus pacientes. Así se comenzaron a usar las cánulas nasales de alto flujo, que antes se empleaban en niños, y que debieron ser adaptadas para tratar adultos. Lo mismo pasó con estos cascos que existían hace más de 20 años, pero ahora se han transformado para pacientes con covid-19", aclara.
"Se trata de personas con un compromiso leve a moderado de la función respiratoria, que necesitan más ayuda que la que pueden recibir de dispositivos como las nariceras o mascarillas de Venturi (que cubren la nariz y la boca), y que suministran oxigenación de bajo flujo. Se trata de un paciente cuya evaluación no es grave como para ser sometido a la ventilación invasiva", añade el doctor Hugo González, jefe de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital San Juan de Dios y asesor del gabinete de la Subsecretaría de Redes Asistenciales.
Los 400 cascos, recientemente adquiridos por el Minsal, se suman a las 650 cánulas de alto flujo que ya han sido distribuidas en 40 recintos asistenciales.
"Utilizando una de las dos tecnologías, máquinas de oxigenoterapia de alto flujo o helmet (casco), se ha visto una reducción cercana a un 40% de las necesidades de ventilación mecánica y eso es beneficioso para los propios pacientes. El estar intubado implica muchos riesgos y consecuencias en la salud: pérdida de musculatura, daños en los riñones, dificultad para hablar, entre otras. Por tanto, si existen opciones para aminorar la posibilidad de requerir ventilación mecánica en beneficio de los pacientes, dispondremos de ellas", dice el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga.
Para decidir qué tratamiento requiere el paciente es clave un buen examen inicial. "Medir los niveles de saturación de oxígeno es importante, pero tan o más importante es examinar cómo está respirando el paciente, su frecuencia y el esfuerzo muscular que debe realizar, lo que se nota en el hundimiento de costillas y en la zona de la clavícula", dice el doctor César Santis, intensivista del Hospital Barros Luco.
Para aquellos que presentan problemas de saturación de oxígeno, pero respiran de forma relativamente normal y sin demasiado esfuerzo, lo indicado son nariceras o mascarillas que les suministran mayores concentraciones de oxígeno.
"Una solución intermedia, antes de intubar, pasa por las cánulas de alto flujo y estos cascos que alivian al paciente, ayudándolo al no tener que hacer un gran esfuerzo para respirar", dice González.
Entre las ventajas de los cascos está que su uso es relativamente cómodo para el paciente. "No necesita sedación, es poco invasivo, puede comunicarse y se le puede poner en cualquier posición, incluso en prono", añade González.
Santander agrega una ventaja adicional. "Estos dispositivos nos permiten administrar presión continua en la fase espiratoria, de esa manera se produce una apertura de los alvéolos, impidiendo que colapsen y mejorando la capacidad pulmonar del paciente".
"Los pacientes no sienten molestias, a lo más un zumbido en el oído, como al viajar en avión", aclara.
El doctor Santis dice que este tipo de soluciones de alta presión deben ser usadas en los casos indicados, ya que su mal uso puede generar daño permanente en el pulmón. "Además, requieren un monitoreo constante", agrega.
"Con estos dispositivos estamos ganando tiempo crucial. Muchos pacientes no necesitan ser intubados, y así dejamos el ventilador mecánico a quien sí lo necesita. Además, permite tratar a un paciente mientras se prepara una máquina de ventilación mecánica, proceso que tarda a lo menos dos horas", dice Santander.
"Si no existiera esta solución habría más pacientes conectados a un ventilador. Las estadísticas más moderadas indican que uno de cada cinco pacientes deja de intubarse gracias a este tipo de soluciones, y eso es una gran ayuda", concluye.
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