Jueves, 01 de Mayo de 2025

"El 'Mumo' hoy sería dueño de una librería y tendría varios hijos"

ChileEl Mercurio, Chile 20 de julio de 2020

El 20 julio de 1995, producto de una depresión que tenía desde niño, el futbolista de Universidad Católica decidió quitarse la vida. Familiares, amigos y compañeros recuerdan su infancia, sus temores, contradicciones y el fatal día en Costa Rica, pero también cuentan cómo lo verían hoy, a los 51 años.

"Véalo usted, ya no tiene signos vitales", decían los paramédicos
-"No, no tiene...".
Como estudiante de Educación Física y tras tomar un curso de primeros auxilios, Juvenal Olmos sabía cómo actuar en caso de urgencia.
Todo ocurrió el 20 de julio de 1995.
"Tomábamos desayuno en el comedor cuando de repente todos empezaron a gritar. Salimos corriendo. Había una baranda, una escala de caracol que daba hacia abajo y ahí estaba el 'Mumo'. Quedaron todos petrificados. Bajé y lo vi. 'Tranquilo, Juve, tranquilo, es tu compañero', pensé. Le tomé los signos vitales en la muñeca, en el cuello. Y nada. Pensé en hacerle respiración boca a boca... 'Se fue', dije. En eso llegaron los paramédicos".
Raimundo Tupper nació el 7 de enero de 1960 para cumplir un sueño familiar: ser futbolista. "Dormía abrazado a la pelota. A los 7 años, con Andrés Olivares, que jugó en la UC y también falleció, hacían maravillas en el barrio. El 'Mumo' pasó a ser mi regalón y el de todos. Yo lo iba a buscar y a dejar al colegio, y lo llevaba a las canchas de Quilín", recuerda su hermano Andrés. "Nunca logramos que fuera extravertido. Después de los partidos, olvídate, costaba muchísimo que dijera algo".
Rodrigo Gómez -quien conoció a Tupper en 1981, en la tercera infantil de la UC- coincide: "De chico fue muy tímido, iba al sicólogo". Y agrega: "Hicimos un lindo grupo de amigos. Teníamos gustos parecidos: escuchábamos conciertos en Laser Disc, a Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Peter Gabriel, U2, James Taylor. Íbamos al Drugstore y a la disquería Fusión".
En junio de 1995, Andrés Tupper recibió un llamado. "Estaba en Buenos Aires y mi mamá me dice 'por favor, regresa, Raimundo nos contó que tiene depresión'. Viajé y estuve todo el día conversando con él, pero no entendí muy bien qué le pasaba. No se pudo explicar. A los días nos fuimos todos los hermanos a la plaza, a Zapallar. Lo pasamos bien, comimos rico, conversamos, nos reímos, pero tampoco logramos entrarle. No pudimos. De vuelta a Santiago hablamos con un siquiatra que sugirió internarlo. 'Ni cagando', me dijo el 'Mumo', porque me tienen que medicar y no podría jugar por eso del dóping'", le dijo.
Por esos días, la UC jugaba con Coquimbo. Relata Tupper: "Pellegrini le dice que lo lleva siempre y cuando recupere el peso, porque estaba muy flaco. Y el 'Mumo' se puso muy contento, comía, comía y comía. Poco antes, la gira se cayó. Lo llamé y se había bajoneado. Me llamó mi mamá. Hablamos. Finalmente se hizo el viaje, y le volvió a subir el ánimo. Quedó de pasar a mi casa un domingo por la noche, porque yo viajaba a Lima por trabajo... Nunca fue".
Con los pasajes en mano, el 'Mumo' empezó las despedidas: antes de partir fue a Reebok, su auspiciador, y retiró productos como nunca: dejó bolsos con poleras, buzos y zapatillas en las casas de sus hermanos.
Ya en Costa Rica se mostró alegre y cambiado, apostando fichas de 100 dólares en el casino. Raro en él, siempre cuidadoso con su dinero.
Así fue, así sería
"Pellegrini me dice 'voy a poner al 'Mumo' con vos'", rememora Sergio Fabián Vázquez. Juntos compartieron la habitación 621 del Hotel Centro Colón. El defensa argentino fue la última persona que conversó con Tupper.
"Hablamos desde las 22:30 hasta las siete de la mañana. Tenía un conflicto con él mismo, al punto de no poder mirarse al espejo... Cuando le dije 'es hora de dormir que en un rato jugamos y no nos vamos a poder mover...'. Descansé 20 minutos, porque vi que el 'Mumo' se iba. 'Voy a desayunar', dice. Me apuro, lavo los dientes, pero ya había bajado. Llego al comedor, pregunto por él y me dicen que había subido. No pasa mucho rato cuando dicen que alguien había tenido un accidente... De inmediato supe, por lo que habíamos conversado, que había sido él".
"Pasaron las horas, viene Manuel y me dice 'Juvenal, vístalo usted'. Le respondí que no podía hacerlo solo. Me ayudó Parraguez, nadie más quería. Y yo tampoco, el tema me había alterado, pero nadie más quería... Pensé en su familia que estaba en Santiago", narra Olmos.
El dolor recién comenzaba: Gómez reunió al grupo de amigos y fueron hasta donde Natacha Rovira, la polola del 'Mumo', en tanto Andrés Tupper llegó directo al departamento de sus padres. "Terrible... Después fui al aeropuerto, Vázquez me vio y me dijo 'no lo pude salvar, perdóname... Anoche hablamos de vos, de tus hermanos...", rememora. Olmos seguía cuestionándose cosas: "¿Por qué no nos dijo de esa enfermedad a todos, quizás lo hubiéramos ayudado mejor? Supe que había dejado sus medicamentos, que los había suspendido".
A 25 años, las reflexiones aclaran, quizás, muchas interrogantes. "Raimundo se cuestionaba que tenía todo, pero la cabeza no le permitía ser feliz. Tenía plata, amigos, y no lograba ser feliz", explica Gómez. "Su patología era de niño, no adquirida por burlas o bullying . No sé qué pudo gatillarlo, pero sí que lo planificó, porque fue al lugar más alto", piensa Olmos. "Decía que todo le había llegado muy fácil, que no se lo merecía. Jugaba en la UC, tenía plata, era seleccionado. Nunca dijo que se sentía deprimido, solo lo veíamos como un chico tímido", añade Andrés Tupper. Y, enseguida, aborda el tema más duro: "Al tiempo hablamos con un siquiatra y nos dijo que cuando un depresivo toma la decisión de suicidarse se mejora, porque ya sabe cuándo se le acabarán los problemas... Y nunca pensó hacerlo en Chile, porque mi mamá y mi papá lo hubiesen visto. Costa Rica era su oportunidad".
El funeral emocionó a todo el país. "Me di cuenta que el tema había escapado a la familia y a la UC. Era impresionante la cantidad de gente, jamás lo hubiese imaginado", reflexiona su hermano.
¿Cómo sería Tupper hoy? "Cuesta imaginarlo", responde Olmos. "Entre salir o leer un libro prefería leer; entre el ruido y la tranquilidad, la tranquilidad. Era muy parecido a Parraguez. Una librería sería lo suyo", sostiene. El 'Piri' no duda: "En familia, en una casa con una buena biblioteca y un buen equipo de música, en una actividad relacionada con el deporte o en algún emprendimiento comercial... Viajando y manteniendo a sus amigos de siempre". Gómez también tiene la película clara: "En una onda muy familiar. Lo pienso dueño de una librería", asegura.
"Sí, socio de una librería. Y como era querendón de los niños, hubiera sido padre de varios", certifica su hermano. "¿Sabe? Ya no me bajoneo, pero se echa de menos: tengo una foto suya en el velador. Sí me entristece cuando mi papá se acuerda de él: hace poco dieron los partidos del Mundial Juvenil del '87 y le dio pena. Ver a mi papá sufrir de dolor me caga, porque él no lo va a superar nunca. Era su razón de vivir...".
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