Viernes, 26 de Abril de 2024

Un árbol fósil ayuda a recrear el Perú prehistórico

PerúEl Comercio, Perú 18 de septiembre de 2020

Paleontología ? Expediciones científicas a Espinar permitieron identificar muestras botánicas de unos cinco millones y diez millones de años de antigüedad.

Fue en el 2014 cuando la colombiana Camila Martínez y sus colegas viajaron a la provincia de Espinar (Cusco) en busca de registros fósiles botánicos. ?No sabíamos qué íbamos a encontrar. A veces se pueden hallar muchas cosas y otras nada?, le dijo a El Comercio esta paleobotánica e investigadora posdoctoral del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. Sin embargo, la suerte estuvo a su favor. En el centro poblado San Miguel, ubicado en el distrito de Pichigua, conocieron a Florentino Tunquipa, quien ?sin saberlo? había desenterrado justo al lado de su casa un árbol fósil de unos seis metros de largo.





?Estábamos impactados. No esperábamos encontrar un árbol tan grande como ese en medio de la puna, donde hay pastizales y uno que otro arbusto?, cuenta Martínez. Pero la sorpresa no acabó ahí. Los especialistas realizaron más expediciones a Espinar e identificaron cientos de muestras de madera, hojas y polen fósiles. Los datos obtenidos ?presentados en la revista ?Science Advances?? dan nuevas luces respecto a los cambios medioambientales que experimentó la meseta andina.





?Dos ventanas?





De acuerdo con Martínez ?gracias a los hallazgos en Espinar?, se identificaron dos ventanas de tiempo para la zona, una corresponde a aproximadamente diez millones de años atrás y la otra a unos cinco millones de años.





La primera ventana es a la cual perteneció el árbol fósil, que ?según los análisis de su diámetro? pudo haber tenido alrededor de treinta metros de largo.





?El árbol fósil identificado pertenece a la familia de las leguminosas, una de las más importantes de los trópicos. Al estudiar las condiciones actuales en las que vive este tipo de plantas y a qué elevación, pudimos crear modelos estadísticos que nos permiten encontrar rangos en los cuales el árbol fósil debió haber vivido?, explica Martínez.





Usando esos datos, se estimó que hace unos diez millones de años la altitud en la zona era de 2.000 metros sobre el nivel del mar, incluso menor; es decir, la mitad de lo que es hoy. También se encontró que llovía casi tres veces más de lo que llueve actualmente y la temperatura era mayor. Se habría tratado de un ecosistema de bosque de montaña; sin embargo ?subraya la experta?, no tiene un análogo moderno como tal.





En la segunda ventana, el ambiente ya se parecía al de la puna actual, incluida la altitud, pero aun así existían más helechos y otros grupos que indican que la puna era quizá más húmeda de lo que es hoy.





Para Martínez, es sorprendente que en un hueco temporal de unos cinco millones o cuatro millones ?que separa a las dos ventanas? la zona sufrió aquel cambio tan dramático. Uno de los factores asociados sería la elevación.





?Conforme la montaña se levanta, la precipitación disminuye y, por supuesto, la temperatura; entonces cambia completamente el ecosistema?, detalla.





?La megafauna?





Así como se ha encontrado un importante registro fósil botánico en Espinar, se han identificado restos de especies de megafauna, como megaterios (perezosos gigantes), gliptodontes (armadillos de gran tamaño) y toxodontes (mamíferos parecidos a los rinocerontes).





?Desde que comenzamos las expediciones en Espinar para estudiar su registro fósil de vertebrados, a inicios del 2000, hasta el año pasado, hemos encontrado 20 especímenes?, comenta Rodolfo Salas-Gismondi, investigador del Laboratorio de Biogeociencias de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. ?Los fósiles de vertebrados hallados corresponden a diversas fechas?, agrega.





Cercanos al tronco ?entre 10 millones y 11 millones de años atrás? se tienen unos tres huesos que pertenecían a un tipo de megaterio. Los demás registros son de especies que datan de entre cinco millones y siete millones atrás.





Los trabajos sobre los vertebrados en Espinar son desarrollados por Salas-Gismondi junto a la doctora Diana Ochoa, Jorge Gamarra y el tesista Thomas Mercado. Este último prepara un estudio respecto al tipo de alimentación que tenía esta megafauna.

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