Discutir del pasado
Hace unos días, los tupamaros reivindicaron el ataque en Pando de 1969
Hace unos días, los tupamaros reivindicaron el ataque en Pando de 1969. Luego, algunos dirigentes del Frente Amplio (FA) repudiaron unos carteles que decían que la JUP estaba de vuelta y criticaban a los comunistas. Antes, cuando el planteo de desafuero al senador Manini Ríos, volvió al primer plano el asunto de cómo llegó la dictadura, de quién pactó con quién, y de quiénes y cómo torturaron hace más de 35 años. También, se discutió sobre si el tribunal del honor contra tal o cual cumplió su tarea por denuncias de hechos de hace cuatro décadas, o si se está ante una campaña de calumnias en torno a la condición de desaparecidos de algunos compatriotas. > > Si se repasa bien, ejemplos de este tipo hay al menos uno por mes. ¿Por qué es que periódicamente aparecen estos temas y ocupan el centro de la agenda política? Hay al menos tres motivos. Primero, porque somos un país envejecido y estos temas forman parte de las prioridades de las viejas generaciones que conservan fuerte protagonismo. Si los referentes de la izquierda, por ejemplo, tienen todos más de ochenta años y hasta fueron actores principales hace medio siglo de parte de estos asuntos, discutir del pasado es en realidad, para ellos, volver a conversar sobre las vicisitudes de sus vidas.> > Segundo, porque siempre es más fácil discutir sobre lo que más o menos ya se sabe, y acerca de temas en los que las posiciones ya son más o menos conocidas. El esfuerzo de volver a tratarlos pasará simplemente por ratificar las ideas que uno ya se hizo sobre estos asuntos hace años, y evitará entonces tener que ponerse a pensar de verdad sobre problemas nuevos que requieran atención, cierto estudio, y una reflexión que obligue a salir de los trillos conocidos. Si se es de izquierda, será más fácil ratificarse en la idea de que los militares violaron los derechos humanos, por ejemplo, que formarse una opinión crítica del desastre del legado de la educación popular que dejaron los 15 años del FA, y sus trágicas consecuencias para el futuro nacional.> > Tercero, porque esos temas del pasado dan sentido de pertenencia colectivo y unen a los militantes, sobre todo en circunstancias como las actuales en las que los resultados electorales y políticos son malos. > > En el comité de base es más fácil caer de acuerdo en que la JUP son fascistas y que Manini Ríos es la encarnación del Maligno, que decidir si se apoya un referéndum contra una ley de urgente consideración, que obviamente también es supermala porque es neoliberal, pero cuya mitad de artículos fue votada por el FA.> > Una de las grandes virtudes de haber votado una renovación radical de partidos y de elencos en el poder es que la nueva generación que ahora gobierna no se deja arrastrar por esta discusión del pasado. El país sabe que tiene temas sustanciales que reformar y que resolver, y que ninguno está vinculado a estos entretenimientos zurdos, que son mirados en el mejor de los casos con respeto, y en el peor de los casos generan desidia y hastío.> > Hoy, la política no es discutir del pasado. Bienvenido ese aire fresco.>