La trastienda y las distintas hebras de la historia de la casa en Cachagua que Leonidas Vial compró en un remate
"Esperamos que el resultado de esta misiva sea la restitución del inmueble a la familia Struthers, recuperando usted su inversión y dándole a vuestra familia Vial Claro la posibilidad de resarcir noblemente el daño causado del cual seguramente no fueron conscientes"
"Esperamos que el resultado de esta misiva sea la restitución del inmueble a la familia Struthers, recuperando usted su inversión y dándole a vuestra familia Vial Claro la posibilidad de resarcir noblemente el daño causado del cual seguramente no fueron conscientes".
El mensaje es parte de la carta firmada por "comunidad de Cachagua y Zapallar", fechada el martes 8 de diciembre, dirigida al empresario Leonidas Vial Echeverría y su familia, en la que le piden devuelva la casa de 90 metros cuadrados construidos y 1.000 metros cuadrados de terreno, que adquirió en un remate en agosto del año pasado. Vial, a través de la sociedad La Viña, pagó por la propiedad $ 408 millones. Virginia Struthers (63) vivía en la casa de Cachagua que fue rematada por no pago de tres cuotas de contribuciones que, según Struthers, totalizaban unos $ 2,2 millones, y fue desalojada a fines de septiembre del presente año. Según ella, la valorización de la casa supera los $ 700 millones.
No obstante, el abogado que representa a Vial, Eugenio Guzmán, sostiene que "la propiedad fue adquirida legalmente en un remate, del cual mi cliente se enteró tras publicarse tres días distintos el aviso de Tesorería en un medio de comunicación. ¿Por qué se debería devolver la propiedad a una persona que la reclama y que ni siquiera es la dueña? (...) Las hermanas, las antiguas dueñas, quedaron conformes y aceptaron el pago. Hace un mes, aproximadamente, retiraron los fondos del tribunal".
La historia de la polémica subasta tiene otro trasfondo menos conocido y varias hebras que desenredar. La casa de Cachagua estaba a nombre de las hermanas Gillian y Jennifer Struthers, quienes tras el remate contrataron al abogado Max Vignaeux Ojeda. En uno de los alegatos del proceso, el abogado sostuvo que Virginia ocupaba la propiedad "sin autorización ni consentimiento de mis representadas".
En un escrito presentado al Juzgado de Letras de La Ligua, el mismo abogado asegura que las hermanas Jennifer (72) y Gillian (75) son las "únicas y exclusivas dueñas del inmueble", y detalla que "entre otros activos", Virginia Struthers es propietaria de un departamento en calle Los Militares, Las Condes, "muy bien ubicado, y de alto valor, el cual se encuentra inscrito a su nombre".
Frente a esas afirmaciones, Virginia dice que "muchas veces, los abogados hacen cosas que los clientes ni se enteran". Cuenta que la casa fue de sus padres y que antes de fallecer su mamá, el año 1995, por una situación familiar se decidió poner la propiedad a nombre de sus hermanas mayores que viven en Inglaterra. "Simultáneamente, mis hermanas mandaron una carta cada una, manuscritas y con la firma de sus respectivas familias, acreditando y reconociendo que yo soy un tercio dueña de la casa. Tengo esas cartas, de eso no hay duda alguna". Afirma que como sus hermanas viven fuera de Chile, "y nos tenemos plena confianza, nunca lo oficializamos en una notaría".
Virginia reconoce que sus hermanas se "enojaron muchísimo conmigo por no haber pagado las tres cuotas de contribuciones y que se haya rematado la casa. Eso generó problemas tremendos entre nosotras, se enfurecieron. Yo nunca las quise molestar, porque nunca pensé que estábamos al borde de perder la casa".
Cuenta que contrató al abogado Fernando Ugarte y que su intención era que defendiera la causa a nombre de las tres hermanas, pero que ellas optaron por cerrar el capítulo. "No lo conocían, son desconfiadas y quisieron seguir con su abogado y poner término al juicio. No quisieron dilatar la situación en el tiempo, no estábamos en la misma frecuencia y aceptaron el pago de la casa".
Virginia admite que tuvo un departamento a su nombre en Las Condes, en un edificio antiguo, "de 78 metros cuadrados, que arrendaba a Airbnb, pero que vendí este año, porque con la pandemia no lo pude arrendar más". Dice que al igual que con la casa de Cachagua, si bien el usufructo del departamento era de ella, tiene un acuerdo con sus hermanas de dividir en partes iguales la venta. "Del remate de la casa de Cachagua, ellas dijeron que me iban a pasar $100 millones y hasta ahora no hemos hecho el pago de lado y lado, porque estamos esperando qué pasa con la casa. Ellas no se han llevado la plata a Inglaterra, está en una corredora de Bolsa, porque si (Vial) decide devolver la casa, hay que devolverle sus $ 400 millones".
Teme que el empresario ponga la casa en venta y asegura que esta semana unos amigos vieron a unos corredores mostrando la propiedad. "Apelamos a su buena voluntad, él se defiende diciendo que soy una aparecida, pero soy tan dueña como mis hermanas", apunta.
Revela que hoy recibe de pensión $140 mil y que en dos años más recibirá una pensión de Suiza, porque trabajó e impuso en ese país. Hoy vive en una cabaña que arrienda a un amigo cerca de La Laguna, localidad cercana a Maitencillo.
"La propiedad fue adquirida legalmente en un remate. (...) ¿Por qué se debería devolver la propiedad a una persona que la reclama y que ni siquiera es la dueña?". EUGENIO GUZMÁN, ABOGADO DE VIAL.