Adeline Dieudonné: "Siento que soy una intérprete de mis personajes"
Ganadora de tres premios literarios, la escritora belga habla de "La vida verdadera", una cruda novela que conquistó a los lectores europeos y que ahora llega a Chile.
La actriz y escritora belga Adeline Dieudonné (Bruselas, 1982) ha dado que hablar con su primera novela, "La vida verdadera" (Salamandra, $14.000): ganadora de los premios Fnac y Renaudot 2018 y del Gran Premio de las Lectoras de Elle 2019, se ha convertido en una de las ficciones más leídas en Europa en los últimos años. Y ya se encuentra en Chile.
Niños y violencia
El libro relata la vida de una niña de once años que crece en un ambiente triste, marcado por la violencia de su padre y el abandono afectivo de su madre. La protagonista intentará evitar que la hostilidad y crueldad de su padre se impregnen en la mente de su hermano pequeño y hará todo lo posible por protegerlo y escapar a un mundo mejor.
-¿De dónde provino la inspiración para esta novela?
"Tuve la imagen de estos dos niños presenciando el accidente que ocurre al principio de la novela y quería saber qué les pasaría, cómo podrían seguir viviendo después de eso. Esto ocurrió justo después de los ataques terroristas en Francia y en Bélgica. Me pregunté cómo la violencia afecta nuestras vidas. Estoy segura de que hay muchas respuestas, pero quería explorar algunas de ellas".
-En la narración combina la violencia y la soledad con lo cómico y lo infantil. ¿Cómo trabajó estas emociones?
"Simplemente me planteé escribir esta historia a través de los ojos de una niña que usa el humor para escapar de la dureza del diario vivir. Era importante que tuviera una distancia para no convertirla en un personaje quejumbroso. Y también fue una forma de hacer la novela más llevadera para el lector. El accidente que ocurre al inicio es tan horrible que era necesario relatarlo de manera burlona, usar el prisma del humor y del cuento de hadas para crear una distancia que fuese respirable".
-A pesar de los terribles hechos que viven los hermanos, la lealtad se mantiene muy presente en la novela. ¿Es la única luz de esperanza para la protagonista?
"Por sobre todo, es el amor que siente por su hermano pequeño, pero más el que tiene por ella misma. Se niega a convertirse en víctima porque no se ve así y respeta quién es. Una frase célebre de Mark Twain creo que le queda muy bien: 'No sabía que era imposible, así que lo hizo'".
-En la novela pareciera que nada bueno puede ocurrir. ¿Cómo le afectó sumergirse en un mundo tan oscuro?
"Es difícil. Hay algo místico en escribir, como si los personajes existieran en una dimensión paralela y nos utilizaran a nosotros, los autores, como vectores para contar su historia. A veces siento que solo soy una intérprete, lo que me obliga a sentir las emociones de los personajes, como una actriz en el escenario. Sufro con ellos y los acompaño hasta que terminan de contar su historia. Es muy triste".
-¿Cree que la violencia intrafamiliar es un tema recurrente en todas las sociedades, incluyendo la suya?
"Sí, por supuesto. Hoy existe mayor libertad de expresión y conciencia de que la violencia doméstica no es un hecho aislado provocado por unos pocos individuos desequilibrados, sino un problema sistémico real, que requiere repensar en profundidad el funcionamiento de nuestra sociedad. Se está produciendo una revolución, al menos en el mundo occidental, y espero que no se detenga".
-¿Cómo cree que esta historia afecta o podría afectar a personas que se han enfrentado a hechos violentos como el narrado?
"He tenido muchos testimonios en este sentido, lo que me ha conmovido mucho, sobre todo porque no me había imaginado que mi libro pudiera producir ese efecto. Muchos se sentían identificados con mi pequeña heroína".