Miércoles, 08 de Enero de 2025

Definiciones en Brasil

ChileEl Mercurio, Chile 7 de junio de 2021

Los brasileños se preparan para recibir una controvertida Copa América, la que ha desatado la rebelión de su propia Selección ante una situación sanitaria compleja, con millones de contagiados de coronavirus, una pandemia que divide al país y que ha traído desempleo y pobreza.

Con manifestaciones en contra y a favor del gobierno de Jair Bolsonaro, por su manejo de la crisis, el panorama callejero de numerosas ciudades en Brasil ha estado agitado. También el Congreso, donde hay decenas de pedidos de impeachment contra el Presidente, y una comisión de senadores estudia el desempeño del gobierno en pandemia, con un desfile de testigos que incluye a funcionarios y varios exministros.
Brasil fue epicentro mundial del covid-19 en abril y aunque ha bajado la propagación, las cifras siguen alarmando. Si Bolsonaro ha sido reacio a los confinamientos y las vacunas, los alcaldes y gobernadores, que tienen las atribuciones para hacerlo, implantaron medidas más estrictas. Aun así, son 17 millones los contagiados, con más de dos mil muertos diarios y 480 mil fallecidos en total, mientras el país todavía espera que la vacunación masiva pueda mitigar la crisis.
Varios laboratorios están habilitados para producir vacunas. Sin embargo, por escasez de componentes activos, no han podido cumplir las metas, y así, apenas el 10,6 por ciento de la población está inmunizada, con 66 millones que han recibido al menos una dosis. Bolsonaro ha prometido vacunas para todos los que la requieran antes de fin de año.
La economía ha sido el foco del gobierno y recibe muchas críticas por eso. Brasil creció 1,2 por ciento el primer trimestre, más de lo esperado, después de una recesión en 2020 que hizo caer el PIB 4,1 por ciento. Esta contracción, menor a la del promedio de la región (-7,4%, según el BID), en parte se debió a la generosa ayuda social que entregó el gobierno el año pasado: cerca de 55 mil millones de dólares a 68 millones de personas, un tercio de la población. Estos beneficios se suspendieron en diciembre y se repusieron en abril, pero con montos menores. La pobreza (12,8%) y el desempleo (14%) han crecido y disparado el malestar que Bolsonaro quiere compensar, quizás, con el espectáculo deportivo.
Como la misma Copa, no se ve claro el futuro del mandatario. Si bien es improbable que el Congreso lo enjuicie, su aspiración a reelegirse -que aún no anuncia- aparece altamente complicada. Lula da Silva asoma como candidato y recibió el inesperado apoyo del expresidente Fernando Cardoso, quien dijo que su partido presentará postulante en 2022, pero si hay una segunda vuelta, hasta votaría por Lula para evitar que Bolsonaro siga al mando.
Una "coalición caleidoscopio" para IsraelEl punto de unión es despedir a Benjamin Netanyahu. Esa fue la gran motivación para que ocho partidos muy distintos, desde la derecha nacionalista hasta el laborismo y los árabes israelíes, acordaran crear una coalición para gobernar Israel. El desafío será mantenerse unidos y contener los ataques del líder del Likud.
Después de 12 años consecutivos, más un mandato anterior de un trienio, "Bibi" se resiste a pasar a la oposición. Presionar sobre los legisladores de derecha para que no voten por un "peligroso gobierno de izquierda" es su primer movimiento, y no se sabrá si tiene éxito hasta la votación en la Knesset o Parlamento.
Varios dirigentes de la nueva coalición han sido ministros de sucesivos gabinetes de Netanyahu, pero se alejaron de él, principalmente, por su estilo rudo y por los casos de corrupción que lo tienen en tribunales. Preocupados por la inestabilidad política, ninguno quiere ir a una quinta elección que, eventualmente, volvería a ganar el Likud, repitiéndose el estancamiento para formar gobierno. La incorporación del partido árabe Raam se señala como hito histórico, pues es primera vez que participarán en el gobierno. Lo hacen a cambio de ayudas económicas para mejorar la calidad de vida de los palestinos israelíes. Hamas y otros palestinos de los territorios ocupados repudian esta participación.
En el fragmentado Parlamento, el partido mayoritario es el Likud (con 30 legisladores, de 120), pero hay otros 12 representados con pocos escaños cada uno; de hecho, el partido más grande de la nueva alianza, dirigido por Yair Lapid, tiene solo 17 parlamentarios y el de quien será el próximo Premier, apenas siete. Es habitual que los partidos minoritarios tengan la llave para formar las coaliciones y exijan a cambio una cuota de poder mayor a sus votos.
Armar la coalición no fue fácil y mantenerla, si gana el voto de confianza, será más difícil aún, ya que apenas reúne 61 escaños y bastaría una sola deserción para hacerla caer. Lapid, un político de centro a quien le hubiera correspondido ser el Primer Ministro, cedió el cargo para convencer a Naftali Bennett, líder de un partido nacionalista de derecha, de encabezar el gabinete los dos primeros años. Bennett rehusó antes aliarse con Netanyahu, aun cuando este también le ofreció el cargo. Excomando y millonario del área tecnológica, es férreo defensor de los asentamientos y de la anexión de Cisjordania, y opositor tenaz a la creación de un Estado palestino. Su relación con sectores más proclives al entendimiento con los palestinos, como los laboristas, pondrá a prueba la fortaleza de la coalición, que de antemano se prepara para evitar en el gobierno los temas conflictivos o ideológicos, como un proceso de paz, y concentrarse en la recuperación económica pospandemia y en restablecer la convivencia en una sociedad muy dividida.
Eso, si Netanyahu no acierta con alguna maniobra para impedir el voto de confianza en la Knesset.
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