Miércoles, 04 de Junio de 2025

Pasolini, un artista en eterno desacuerdo

ChileEl Mercurio, Chile 15 de mayo de 2022

En el centenario de su nacimiento, se multiplican muestras y publicaciones en torno a uno de los creadores más heterogéneos, incisivos, controvertidos e incómodos del siglo XX. Un hombre provocador y contradictorio que indagó en una variedad tal de lenguajes y asociaciones culturales que obliga a analizar cada uno de sus trabajos prescindiendo de toda perspectiva formal, semántica y política.

Desestimado por algunos en vida, Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 5 de marzo de 1922 - Ostia, 2 de noviembre de 1975) hoy es celebrado como un poeta que exploró muchos lenguajes; como un escritor poderoso que observó de manera incisiva y cruda a Roma y también la apariencia de los paisajes italianos en los que habitó; un director de cine que dio forma a una expresividad realista y a la vez onírica, presagiando a través de ella la destrucción de todas las convenciones y de los sistemas que gobiernan la tierra. Pasolini plantó y vio germinar la semilla de una visión de mundo que a nadie gustó completamente.
Los números son sorprendentes: en sus 53 años de vida, fue autor de 1.269 poemas, 140 textos narrativos, 17 obras de teatro y 22 películas; además pintó naturalezas muertas, paisajes y retratos. No dejó nada por hacer; su obra comprende ensayos, periodismo (incluida crónica de deportes), traducciones, cine, teatro y pintura. Tullio De Mauro, el gran lingüista italiano, lo definió como "el primer gran artista multimedial moderno", un creador heterogéneo en lo técnico, en lo formal e incluso en lo geográfico, que a través de sus variados medios escrutó sin contemplaciones al hombre de su tiempo.
En el centenario de su nacimiento, las conmemoraciones se multiplican (ver recuadro). Por supuesto partiendo por Bolonia, ciudad que lo vio nacer y que le proporcionó una formación intelectual sólida, esa que luego expandió en Roma, fascinándose más tarde por el carácter del sur italiano. París, Madrid, Londres, Nueva York, todos tienen hoy algo que decir acerca de él. Incluso es recordado y homenajeado por sectores cercanos al Vaticano, aunque en su hora fuera considerado un artista incómodo para la Iglesia.
La revista La Civiltà Cattolica le tributó en marzo una edición completa. Dirigida por el jesuita Antonio Spadaro y cuyos contenidos son revisados por la secretaría de Estado de la Santa Sede, la publicación compiló todos los artículos acerca del artista aparecidos en la revista desde la década del 60. El punto de encuentro de varios de ellos es la versión de "El Evangelio según Mateo" (1964), película dedicada al Papa Juan XXIII y que fue bien considerada por la Iglesia, aunque causó escozor en algunos sectores católicos, ya que Pasolini era comunista y homosexual.
Spadaro refiere una anécdota sobre el punto: "En 1963, Pasolini realizó un viaje a Tierra Santa para preparar la realización del filme, que era inminente. Y la conclusión es contradictoria y paradójica: el paisaje decepciona al director del 'Evangelio según Mateo': esta es la revelación estética. Tres veces usa el adverbio 'terriblemente' para describir la mirada de sus ojos en la tierra de Jesús, todo le parece quemado en la materia y en el espíritu".
Declaraba no creer en Dios; sin embargo, fue absolutamente fiel a Mateo, lo que comenta su honestidad. El escritor Virgilio Fantuzzi en La Civiltà Cattolica dice que "la búsqueda de Pasolini de la sinceridad, inseparable de la poesía, le llevó a ver la película de forma subjetiva, a través de los ojos de un hipotético creyente distinto a él".
La muerte y el último refugio
Pasolini fue también un observador y un crítico lúcido, frío e incendiario, lo que se puede encontrar en libros como "Escritos corsarios", y en las revistas y periódicos en los que escribió, como Il Reporter, Vic Nuove, Cinema Nuovo, Playboy y, por cierto, Corriere della Sera.
En esas columnas y artículos resplandece su "no medida", algo que también reina en su cine, desde "Accatone" (1961) hasta "Saló o los 120 días de Sodoma" (estreno póstumo en 1975), pasando por las imprescindibles "Mamma Roma" (con Anna Magnani, 1962), "Teorema" (1968) y "El Decamerón" (1970). Filmes que son un concentrado de polémica creativa, tanto como polémica hubo en su existencia, pues vivió más de treinta juicios en su contra, con cargos por inmoralidad, ofensa a la Iglesia, robo y otros.
En "Empirismo herético" (1972) se refirió a un punto central en su quehacer: la muerte, pues solo la muerte "ayuda a resumir una vida". Así escribe: "(en vida) somos un caos de posibilidades, una búsqueda de relaciones y de significados sin solución de continuidad (....) la muerte ayuda a ordenar, a convertir el pasado en algo claro, estable, cierto".
Es esa mirada la que plasma en su película "Medea" (1969), protagonizada por Maria Callas. Según la visión de Pasolini, "lo que impulsa a matar a Medea no es la venganza ni el odio ni la pasión. Sus acciones quieren significar la evasión de un mundo que no es el suyo y en el cual no puede seguir viviendo. Para los que son como Medea, la muerte no es un fin sino el preludio de un renacer en otro mundo. Y es esta fe la que la hace matar a sus hijos para que puedan volver regenerados. Jasón, que lucha por conseguir la riqueza y el poder, se queda con los valores de un mundo caótico".
Ese era, si podemos aventurarlo, su marco teórico más seguro, mucho más que, por ejemplo, el comunismo. De hecho, lo expulsaron del PC por ser homosexual y contrario al aborto. Tampoco les gustó su forma de mirar al proletariado, porque denunció que, apenas pueden, los proletarios se vuelven consumistas y devienen en burgueses. Así, su lucha no fue por oponer a pobres contra ricos sino contra el aburguesamiento general.
Es a los burgueses de cualquier procedencia a los que fustiga en "Saló", película que es la transposición de un texto de Sade a un enclave fascista, muy distinto al supuesto goce del sexo que se quiere ver en la célebre "Trilogía de la vida" ("El Decamerón", "Los cuentos de Canterbury" y "Las mil y una noches"), donde, según sus palabras, lo que pretendió fue "exaltar el sexo como último refugio".
Pasolini-padre: "Llegan tarde, niños"
Uno de los textos más atractivos de entre los que se han publicado este año es el ensayo "Pasolini, el fantasma del origen" ("Pasolini il fantasma dell'Origine", Feltrinelli, 2022), escrito por Massimo Recalcati, psicoanalista, director del Instituto de Investigación en Psicoanálisis Aplicado y colaborador habitual del diario La Repubblica.
Recalcati (1959) escribe que "para mi generación, Pasolini fue sinónimo de inconformismo, libertad intelectual, pensamiento crítico. El personaje público, la estrella, el intelectual, el poeta, el homosexual, aparecían fuera de la caja, introvertidos e inasimilables al pensamiento dominante. Eso bastó para provocar la simpatía y la admiración espontáneas de las nuevas generaciones, que muchas veces, sin embargo, desconocieron su obra".
"Era una empatía física, emocional, visceral. Por eso, su muerte -Pasolini murió brutalmente asesinado, en circunstancias que todavía se discuten- apareció ante nuestros ojos como un ataque a nuestra propia libertad, a la libertad sin trabas de nuestra juventud. El cuerpo destrozado de Pasolini fue un shock para nosotros".
Recalcati aborda la personalidad artística de Pasolini con todas sus contradicciones: mira al individualista que testimonia con valentía el compromiso cívico y colectivo del intelectual; al anticlerical que se opone resueltamente al aborto; al militante comunista que sufre la expulsión del PC, tienda con la que entablará "una relación conflictiva cada vez más amarga"; al ateo y marxista que permanece cristiano en espíritu; al inconformista que odia el inconformismo; al experimentador del lenguaje y de sus gramáticas más refinadas que sigue siendo un crítico irreductible de todas las vanguardias; al homosexual y rebelde "que en el fondo es un conservador de los valores de la tradición y del mundo campesino"; al crítico despiadado de la burguesía y sus códigos de conducta que escribe en el Corriere della Sera y otros periódicos que son la expresión más típica de ese mundo.
Para Recalcati, "razón y pasión, historia y naturaleza, pensamiento crítico e impulso nunca encuentran en Pasolini una reconciliación estable, sino que permanecen en un estado de perenne desacuerdo, sin síntesis posible. A mis ojos, esa es una de las razones, no secundaria, de su formidable tamaño. Su propia psicología individual aparece dividida entre la bondad y la capacidad de provocación, el altruismo y la rapacidad instintiva, el estrellato y la humildad, la mundanalidad y la soledad, el exhibicionismo y la introversión".
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de este ensayo es el foco que Recalcati ha puesto en el hecho de que Pasolini, "el vigoroso crítico del sistema imperante", estuvo en contra de los jóvenes manifestantes de mayo de 1968: "Llegan tarde, niños", les dice en su célebre carta en forma de poesía titulada "Il PCI ai Giovani", donde les espeta que son demasiado parecidos a sus padres como para poder desencadenar un auténtico proceso revolucionario. Pasolini, lejos de fomentar populistamente el empuje antiinstitucional, la quimera fácil del antiparlamentarismo o la antipolítica, levanta la voz para que "los niños" asuman sus responsabilidades en el gobierno de la vida de la ciudad. "Esta es, quizás, la voz de Pasolini-padre que más hemos olvidado", termina Recalcati.
"Todo es santo". En torno al aniversarioSi se quiere estudiar la obra de Pasolini, no se puede prescindir del Centro de Estudios y Archivo Pier Paolo Pasolini de la Fundación Cineteca de Bolonia, donde se encuentra el mayor acopio sobre su legado. Allí se abrió una muestra que explora las obras de arte que inspiraron su cine y una retrospectiva completa de sus filmes; además, se lanzarán dos publicaciones y sus películas más aclamadas serán distribuidas a toda Italia.
Roma abrió la muestra triple "Pier Paolo Pasolini. Todo es Santo", que se desarrollará al mismo tiempo en tres de las sedes más importantes de la escena local: el Palacio de las Exposiciones, el Palacio Barberini y el Museo MAXXI. El título está inspirado en la frase pronunciada por el centauro Quirón en la película "Medea" (1969), que evoca la misteriosa sacralidad del mundo: "Todo es santo, pero la santidad es una maldición. Los dioses que aman al mismo tiempo odian". Ligado a eso, la Opera de Roma presentará el espectáculo "Maria Callas y Pier Paolo Pasolini", acerca de la relación entre el intelectual y la soprano griega.
Destaca también "Ostia / Pier Paolo Pasolini", abierta el 13 de abril y hasta el 12 de junio, concebida por el artista ítalo-estadounidense Nicola Verlato, inspirado en el asesinato de Pasolini cerca de las playas de Ostia. Su obra pictórica se podrá conocer desde el 14 de octubre al 16 de abril de 2023, en la Galería Municipal de Arte Moderno de Roma. Se suman el lanzamiento de varios libros; entre ellos, "Petrolio", a cargo de Walter Siti, considerado el mayor experto en el cineasta, y "Las cartas" ("Le lettere"), un compendio de 1.500 páginas de su epistolario.
La obra poéticaEntre los poemarios de Pasolini son considerados fundamentales "Las lágrimas " (1946), "La mejor juventud" (1954), "Las cenizas de Gramsci" (1957), "El ruiseñor de la Iglesia Católica" (1958), "La religión de mi tiempo" (1961) y "Poesía en forma de rosa" (1961-1964). Aquí, uno de sus poemas de "La religión de mi tiempo":
Al príncipe
Si vuelve el sol, si desciende la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras,
si una tarde de lluvia parece volver
de tiempos tan amados y nunca del todo poseídos,
ya no soy feliz de gozarlos o sufrirlos:
no siento ya, frente a mí, toda la vida...
Para ser poetas se necesita mucho tiempo:
horas y horas de soledad son necesarias
para formar algo que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para darle forma al caos.
Poco tiempo me queda: por culpa de la muerte
que me viene al encuentro en mi marchita juventud.
Mas por culpa también de nuestro mundo humano
que quita el pan a los hombres, y a los poetas, la paz.
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