Sábado, 02 de Agosto de 2025

Ruidos molestos en Montevideo

UruguayEl País, Uruguay 23 de mayo de 2022


La iniciativa fue planteada por el edil nacionalista Diego Rodríguez y es muy pertinente


La iniciativa fue planteada por el edil nacionalista Diego Rodríguez y es muy pertinente. Se trata de aprobar un decreto municipal para controlar los ruidos molestos que generan algunos vehículos: prohibir que se conduzca con escapes libres o abiertos, y además reducir un 20% los máximos decibeles establecidos. Las sanciones son de tres tipos, llegando las más graves a la quita del vehículo y la libreta de conducir.> > Cualquiera que viva en Montevideo sabe del terrible ruido cotidiano que abruma a sus vecinos. Con relación al de los vehículos en particular, es evidente que hay un enjambre de motocicletas que, muchas veces trabajando en la entrega de productos, generan un enorme ruido a cualquier hora del día y de la noche.> > Seguramente no se trate solamente de una moda de tal o cual modelo de motocicleta, sino que lo que esté detrás de ese espantoso ruido es la forma en la que los conductores de esos birrodados llaman la atención en el tránsito. En efecto, es tal el estruendo que hacen, que los choferes de automóviles no pueden no advertir pues por dónde vienen. En un contexto de mala señalización de las calles y de poca luz por la noche, el ruido ensordecedor se transforma así en una especie de alarma permanente que oficia de reaseguro para el motociclista.> > Como siempre, el problema será hacer cumplir la normativa. ¿Acaso saldrán inspectores de tránsito a medir los decibeles de las motocicletas y sancionar así a la inmensa mayoría de los que están trabajando en la entrega de paquetes y productos, y que, por cierto, todo el mundo constata que en muchas ocasiones violan además otras disposiciones de tránsito (circular por la vereda, a contramano, con luz roja, etc.)? ¿Van a salir escuadrones a sancionar las motocicletas que hacen picadas por las noches y enloquecen el descanso de tantos vecinos?> > El problema del ruido no es solamente el de las motocicletas. ¿Cuándo alguien vio a algún inspector de la intendencia sancionar los motores ruidosos de los ómnibus de transporte colectivo? Y si de ruidos vinculados a vehículos se trata, ¿cuándo la intendencia sancionó a esas alarmas de automóviles que quedan encendidas por horas porque algo las activó, y terminan haciendo un daño gigantesco a la convivencia en los barrios sin que nadie se haga responsable ni sufra consecuencias pecuniarias por ello?> > Pero hay más. Si realmente hay voluntad de ocuparse de los ruidos molestos, ¿cómo se van a seguir permitiendo esos motores de aire estridentes que juntan hojas otoñales esparcidas por las veredas? Y cuidado que no son solamente empresas de limpieza privadas que hacen semejantes ruidos, sino los mismos empleados municipales que se empeñan en pasar horas en algunos parques, como el de Villa Biarritz por ejemplo, generando un alboroto ensordecedor.> > ¿Cuándo van a multar y hacer callar a las decenas de tamborileros que creen que en tal o cual barrio pueden salir a candombear a partir de las nueve de la noche entre semana, por ejemplo? ¿Por qué no se sanciona a los feriantes, que no son todos pero son demasiados, que a las cinco de la mañana arrancan con sus gritos y su música a armar sus puestos de trabajo, dañando así el sueño y el reposo de tantos otros trabajadores del barrio que sufren calladamente esa falta de respeto periódica?> > El edil Rodríguez señala que en muchos casos las motos no dejan descansar ni estudiar, y que incluso alteran el comportamiento de niños con problemas de atención. Alarmas sin límites, caños de escape libres que deambulan con total impunidad, motores de ómnibus fuertemente ruidosos, motores de aire que hacen escándalo: ese es el panorama cotidiano de cualquier montevideano en cualquier barrio de una ciudad que ya no respeta un mínimo de sentido de urbanidad.> > Claramente, hay déficits más grandes que este de los ruidos molestos por doquier. Pero, sin duda también, la acumulación de estas situaciones termina dañando la convivencia y haciendo de esta Montevideo sucia, maloliente, y con un tránsito pésimamente ordenado, una ciudad muy inhóspita para vivir. Ojalá entonces que la iniciativa del edil tenga éxito y que, sobre todo, el ejecutivo departamental pase luego a controlar y a sancionar a los motociclistas que con sus estruendosos motores dañan la vida de los montevideanos.
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