Lo público y su apropiación
Desde que tengo noticias (antes decíamos "uso de razón", pero la razón ha caído en desuso) hay personas inclinadas a apoderarse de lo público
Desde que tengo noticias (antes decíamos "uso de razón", pero la razón ha caído en desuso) hay personas inclinadas a apoderarse de lo público. Aunque difícil de precisar, lo público se refiere a lo que se manifiesta para todos, no pertenece en rigor a nadie y se identifica con el bien común (cuando hay algo bueno, por cierto). Y nunca faltan iluminados y mesías que se arrogan la "vocería" de lo público, saben qué es lo mejor y pontifican sobre cómo deben vivir las gentes comunes.
Los dinosaurios ideológicos (incluyendo también a las dinosaurias, según las prácticas en uso) suelen emplear la fea voz "pueblo", pero Critilo advierte que, aparte de vaga, simplemente no está de moda.
El punto es que lo público, como el aire, no es apropiable ni patentable. Las instituciones de propiedad del Estado suelen ser apropiadas (cuando no expropiadas) por el grupo que logra poder y gobierna. En cierto sentido, privatiza ideológicamente lo público.
Los filántropos y políticos, los industriales y los intelectuales, todos son parte de lo público considerando que aparte de sus fines privados también contribuyen al bien común.
En tiempos en que algunos creen ser más públicos que otros, bueno será recordar la metáfora: lo público es como el aire. Se lo nota solo cuando se ensucia o cuando alguien se lo apropia.