Fallece Ximena Cristi, la artista del color y la luz
Con casi 102 años, la pintora formó parte de la generación del 40, destacándose por su particular mirada. Sus funerales serán el sábado.
"Pero estoy en una gran pieza con dos ventanales que dan al cerro y me conecto con el paisaje. Es la mejor vista. Sigo muy relacionada con la pintura. Siempre hay algo que mirar, que revisar. La pintura es como mi hermana, !estamos aquí juntas¡", le contaba Ximena Cristi a la periodista Cecilia Valdés hace casi dos años, sobre la vista desde su dormitorio, días antes de cumplir 100. Ayer, en esa misma casa en calle Los Tolomiros, a los pies del cerro San Cristóbal, donde vivió gran parte de su vida y donde estaba su taller, falleció la artista, a meses de alcanzar los 102.
Destacada miembro de la generación del 40 y del Grupo de los 5, famosa por el colorido, la luminosidad e intimidad de su obra, Cristi consolidó su espacio único en el escenario de las artes visuales chilenas a través de su trayectoria de décadas. Hasta este último tiempo siguió de la mano con su "hermana", autorretratándose, porque decía que "el retrato es el modelo incondicional", recuerda su hijo, también artista, Elías Freifeld, quien la cuidó estos últimos años.
Mañana sus restos serán velados en la capilla de la iglesia Santa Filomena, Recoleta, desde las 11:00 horas, y el sábado habrá una misa en esta misma iglesia, al mediodía.
Optimista siempre
"Mi madre fue una persona que celebró la vida todos los días, la celebró a través de su pintura y también a través de todos sus amigos. Muy optimista, muy sencilla, una gran artista", agrega su hijo Elías, fruto, con David, agricultor, de su matrimonio con el escultor Abraham Freifeld.
Ese recuerdo cariñoso de la madre también es de admiración hacia la artista: "Estoy influenciado por los conceptos que ella transmitía, y eso era la libertad. Lejos podría haberme sentido enmarcado, todo lo contrario", dice Elías, desde el jardín de la casa donde Cristi "construyó su pequeño micromundo".
Nacida en Rancagua, en diciembre de 1920, Cristi entró a la Escuela de Bellas Artes en 1939, desde donde se recibió en 1945. "Mi generación estaba en guerra contra la academia y estábamos abriendo una puerta a una pintura más libre... En esos años había estallado la Segunda Guerra Mundial y llegaron también muchos artistas huyendo de la guerra. Había armenios, alemanes, que realizaron grandes aportes", recordaba en la entrevista con Artes y Letras.
En 1948 partió a estudiar a Roma, gracias a una beca del gobierno italiano, y en Europa estuvo hasta 1951, cuando regresó al país e ingresó como docente a la U. de Chile. Acá enseñó a generaciones de artistas.
Su pintura destacó por temas intimistas y cotidianos, con predilección por su jardín, el paisaje y las sillas y sillones que, explicaba, eran objetos donde estaba la huella de las personas que se habían sentado allí, y eran los seres humanos el centro de su pintura. Desde la técnica, destacó por ser una colorista sobresaliente. "El color es esencial y ello responde a un don natural. El color tiene su dinámica al igual que la música: puede destrozar o exaltar un dibujo. No tengo una gama preferida. Cada tema es un desarrollo y no puede tener predeterminaciones. El descubrimiento es constante y diferente", explicó en aquel artículo por sus 100 años.
Opiniones"Nosotros le hicimos la última retrospectiva, en 2010, que se inauguró a pesar del terremoto, con todas las ruinas de nuestro pórtico en el suelo. La hicimos porque cumplía 90 años. Fue muy bonito, además, seleccionar la obra con ella presente. Fuimos a su taller. Estamos ante una creadora muy original. Fue alumna de Augusto Eguiluz. Ella tuvo la marca de Eguiluz: los colores fuertes, un trazo muy decidido y gran síntesis. La Ximena tenía una mirada muy abstracta sobre su obra y resolvió su arte con una facilidad que Eguiluz no tuvo y, en ese sentido, lo superó. Oírla hablar a sus alumnos era una cosa asombrosa. Había un goce en su trabajo, con sus colores. La silla de playa que tenemos en el MAC, !no hay cosa más linda¡ Dan ganas de sentarse e ir a tomar sol, sobre todo, por su luz. La apoyé en más de una oportunidad al Premio Nacional de Arte. Este ha sido bien esquivo con varias de nuestras más grandes figuras".
Francisco Brugnoli,
exdirector del MAC
"Primero, su amor al arte que la hizo vivir más de 100 años. Su obsesión por la luz, por las transparencias del mundo y de las cosas y, al mismo tiempo, su capacidad de generar atmósferas íntimas y personales. Tanto así que nunca le importó lo que estábamos viviendo: el impresionismo, el fauvismo, el arte conceptual o la performance . A ella todo le resbaló y eso me parece impactante".
Gaspar Galaz,
académico y escultor