Lunes, 05 de Mayo de 2025

¿Cómo es "La chica salvaje", la adaptación al cine del best seller literario de Delia Owen?

UruguayEl País, Uruguay 2 de septiembre de 2022

Es de esperar que el best seller de Delia Owen que está detrás, sea mejor que La chica salvaje, la película que pasa como un resumen de Matar a un ruiseñor contado en un episodio de La ley y el orden

Es de esperar que el best seller de Delia Owen que está detrás, sea mejor que La chica salvaje, la película que pasa como un resumen de Matar a un ruiseñor contado en un episodio de La ley y el orden. Es un incomprensible thriller de tribunales con un drama humano superficial y un romance de telenovela. La chica salvaje cumple los requisitos del cine actual: proviene de un libro exitosísimo, está producido por una estrella de Hollywood (Reese Whiterspoon, quien además lo convirtió en un best seller desde su club de lectura) y tiene un mensaje liberal en el que el bien y el amor triunfan sobre lo feo. Tiene además la factura televisiva que algunos confunden con cine y que se ha vuelto un standard patentado por Netflix. Se la ve como un upgrade a la categoría de película de lo que antes hubiera sido una mera película para televisión, denominación que se dice con tono displicente. La dirige Olivia Newman, quien principalmente ha estado vinculada a capítulos de series que incluso se ven en canales abiertos locales (FBI, Chicago Fire) y que por lo tanto conoce los protocolos. La salvaje del título la intepreta Daisy Edgar-Jones, una estrella del streaming haciendo su salto a la gran pantalla. Ella es Kya Clark, una chiquilina que vive por las de ella en una recóndita zona pantanosa de una de las Carolinas, la del Norte. Fue quedando allí a medida que su vida familiar se desintegró ante la violencia de un padre que es puro stress postraumático agresivo después de pelear una guerra. La acción transcurre en la segunda mitad de la década de 1960. Bueno, Kya quedó sola y ya de muchacha es acusada del homicidio de un quaterback del equipo universitario. Aunque no hay evidencia, ni testigos y ella es un encanto que descubrió una carrera como naturalista que le consiguió un contrato editorial, va a juicio. En el pueblo la ven, básicamente, como la loca del pantano, aunque nada en ella hace pensar algo así. La defiende un abogado veterano (David Strathairn), quien viene a ser el Atticus Finch del pueblo, traje de lino incluido. Su labor es menos complicado porque es el caso menos sólido que haya presentado un fiscal en la historia de alguna de las dos Carolinas. Paralelamente y en flashbacks caprichosos, se cuentan dos historias de amor que explicarían algunos vínculos con el homicidio. Una es con Tate ( Taylor John Smith), el muchacho que es lindo y además tan bueno que hasta le enseña a leer. Viven un apasionado celibato hasta que él decide seguir su vocación e ir a estudiar a la universidad. Los dos lloran mucho. Para superar la angustia, la buena de Kay se deja seducir por Chase (Harris Dickinson), el bravucón del pueblo que no tiene intenciones tan célibes con ella y que, justo, es el asesinado que la va a llevar a la horca. Pasan algunas cosas más que entran en la categoría de spoilers y hay paisajes filmados con precisión de fondo de pantalla. Pero los méritos no pasan por ahí. Porque en todo caso, aquellos que leyeron La chica salvaje tendrán la última palabra. Esto es para ellos.
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