Leonard Kleinrock, el primer hombre en el espacio (virtual)
Leonard Kleinrock junto a un IMP, el procesador de mensajes que servía para conectar dos computadoras en Arpanet; las siglas BBN son por Bolt, Beranek and Newman, la compañía que fabricaba los IMP
Alguien encendió Internet
Leonard Kleinrock junto a un IMP, el procesador de mensajes que servía para conectar dos computadoras en Arpanet; las siglas BBN son por Bolt, Beranek and Newman, la compañía que fabricaba los IMP
Alguien encendió Internet. Alguien en alguna parte estableció el primer enlace entre dos computadoras remotas. El primer enlace de los decenas de miles de millones que seguirían. Imagínense. Preguntarle a una persona qué ha logrado en su vida y te responda: "Ah, bueno, puse en marcha la Red".
Quien podría con entera justicia decir algo así es Leonard Kleinrock, que el 29 de octubre de 1969 a las diez y media de la noche estableció, junto con el estudiante graduado Charles Kline, la primera conexión remota entre dos computadoras (hay algunas sutilezas que dejaremos de lado aquí, por ahora). La suya estaba en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y la otra en el Stanford Research Institute (SRI), unos 500 kilómetros al noroeste. Cierto, unos segundos después todo el sistema se colgó -tal vez estableciendo un precedente irrompible-, pero una hora más tarde consiguieron completar la operación. Esa noche nacía algo llamado Arpanet, y aunque el enlace quedaría establecido de forma definitiva tres semanas después, esa noche iba a cambiar el mundo. Un buen año, 1969: la civilización conquistó primero el espacio exterior, luego del alunizaje en julio, y poco después empezaba a dar sus primeros pasos en el espacio virtual.
¿Arpanet? Me suena
La Guerra Fría tuvo muchas consecuencias imprevisibles. La carrera espacial, por ejemplo, empezó siendo una batalla técnica para conseguir el misil balístico que pondría en jaque a la potencia enemiga y terminó como una puja política para lograr lo imposible: llevar humanos a otro mundo . La primera etapa la ganó la Unión Soviética, pero eso estimuló trabajos muy disruptivos en Occidente, con lo que al final Estados Unidos se quedó con el premio mayor, la Luna.
Pero Internet fue por lejos el fruto menos esperado de la colisión de los dos modelos antagónicos de sociedad que se enfrentaron entre el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y el colapso de la Unión Soviética, en 1991. Empezó, sin embargo, con el mismo libreto que todo lo demás, un misil.
El 21 de agosto de 1957 los soviéticos habían probado con éxito el R7, el primer misil balístico de la historia. Fueron muy malas noticias para Washington. Pero lo peor estaba por venir. La siguiente ocasión sería el 4 de octubre de ese año, casi justo ocho años antes del nacimiento de Arpanet. Esta vez, el misil no llevaría una ojiva nuclear simulada, como en agosto. Esta vez llevaría el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la historia .
El Sputnik-1, el primer satélite artificial de la historia, fue puesto en órbita por un misil balístico diseñado para lanzar bombas atómicas
Aunque la frase carrera espacial aparecía por todas partes, la verdadera preocupación de Washington no era el satélite, más allá de su formidable potencia simbólica para sostener el relato de superioridad que intentaban instalar los soviéticos, sino el lanzador en sí, el R-7. Ese día de octubre de 1957, en Estados Unidos se pusieron en marcha una serie de eventos que derivarían, en febrero de 1958, en la creación de una agencia gubernamental destinada a desarrollar nuevas tecnologías para la defensa de Estados Unidos en medio de tensiones que podían derivar en una guerra apocalíptica.
El mismo año en que arrancó Arpanet, la predecesora de Internet, la misión Apollo 11 puso a los primeros humanos en la Luna
La agencia se llamó de dos formas, alternativamente, a lo largo de los años. Al principio era ARPA , por Advanced Research Projects Agency . Basta sumarle la palabra net , que en inglés significa red , para obtener Arpanet , un nombre raro, armónico, casi musical, que sin embargo se planteaba como una forma alternativa de comunicaciones. Luego el nombre de la agencia ganaría una D, por Defense , que volverían a perder y nuevamente a ganar, varias veces, hasta quedar como Darpa en la actualidad.
La agencia ARPA y la red que nació de sus entrañas, Arpanet, ambas fueron producto de la Guerra Fría. Las ideas que dieron origen a Arpanet y un número de avances que se produjeron vertiginosamente en esos años terminarían por dar origen Internet; la migración de Arpanet a Internet se completaría el 1° de enero de 1983 . Así que, en febrero de 1958 todavía faltaba mucho tiempo para eso. Casi exactamente un cuarto de siglo. Pero qué cuarto de siglo.
Te llegó un paquete
En aquellos tiempos -esto también ha cambiado debido a Internet y la digitalización- el hablar por teléfono suponía establecer entre los dos puntos una conexión física única, un cable. Se la conocía como conmutación de líneas o conmutación de circuitos y, en la práctica y ante la eventualidad de una guerra nuclear, tenía al menos dos problemas: esa línea quedaba secuestrada durante toda la conversación y, si se cortaba (por un ataque, pongamos), era casi imposible restablecerla . Las conexiones de red experimentales previas a Arpanet habían intentado algo llamado conmutación de mensajes , que demostró no ser lo suficientemente robusto.
Pero incluso sin la perspectiva de un enfrentamiento, la cada vez menos loca idea de conectar computadoras en red requería un nuevo paradigma de telecomunicaciones, y en la década del ‘60 varios científicos habían pensado en formas para resolver esto. Entre ellos, el estadounidense Paul Baran y el inglés Donald Davies , que acuñó el término conmutación de paquetes y cuyas ideas terminaron aterrizando en el diseño de Arpanet, vía Larry Roberts .
Pues bien, Kleinrock fue uno de los ingenieros que trabajó con la conmutación de paquetes, escribió un libro sobre la teoría matemática detrás de las colas de mensajes en 1964 y terminó siendo contratado por Larry Roberts, el creador de Arpanet, en mayo de 1967 . Roberts quería que Arpanet estrenara la idea de encapsular la información en fragmentos pequeños e independientes llamados paquetes (o datagramas, en otros casos; esto un tecnicismo que no viene al caso) en lugar de capturar una línea telefónica y verse obligado a mantenerla activa todo el tiempo hasta que se complete la transmisión o de recurrir a la conmutación de mensajes. Viceversa, en Arpanet (y hoy en Internet) la información podía viajar en paquetes independientes que tomaban las rutas más convenientes de forma dinámica. Hoy, si una línea se corta o está congestionada, los enrutadores pueden encontrar una alternativa .
Leonard Kleinrock junto a un IMP; se señala el reloj porque esos equipos tenían menos poder de cómputo que los primeros relojes electrónicos de pulsera
La conmutación de paquetes volvía mucho más versátil y sobre todo resistente a fallas esa futura, todavía inexistente infraestructura de conexiones de red. Así que ARPA mandó a fabricar los primeros conmutadores de paquetes, a los que llamaron Interface Message Processors (IMP). El primero llegó a la UCLA en septiembre de 1969 . Faltaba menos de un mes para el lanzamiento. Dato de color: los IMP eran fabricados por una compañía llamada Bolt, Beranek and Newman, en la que trabajaba Ray Tomlinson, el inventor del e-mail .
El primero
"En octubre de 1969, el Instituto de Investigaciones de Stanford (SRI), que estaba 500 kilómetros al Norte, en Palo Alto, California, recibió el segundo IMP -me contó Kleinrock en 2014, cuando lo entrevisté para LA NACION -, y hacia fines del mes lo conectaron a su propia computadora de tiempo compartido (una SDS 940). Ahora teníamos una red de dos nodos y, por lo tanto, podíamos ejecutar algunos experimentos simples en esta incipiente red. El que decidimos llevar adelante fue el de loguearnos en la computadora del SRI desde una terminal conectada a nuestra máquina en la UCLA. Era una tarea sencilla, pero probaría la capacidad de Arpanet para lograr su principal meta, es decir, permitir el logueo remoto de un sitio en otro por medio de la red."
Todo lo dicho pide, claro, una mínima explicación. En 1969 no había computadoras a montones y por todos lados, como ahora. Las universidades, institutos de investigación y algunos organismos estatales tal vez tenían una computadora . Eran grandes, lentas y costosas, para los estándares actuales. La de la UCLA, donde Roberts y Kleinrock estaban creando Arpanet, era una SDS Sigma-7 . SDS son las siglas de Scientific Data Systems, una compañía estadounidense que ya no existe, y la Sigma-7 ocupaba toda una habitación, aunque no era la más potente de la serie, ni la el modelo de entrada; eso sí, fue la primera de 32 bits de esa familia (la Sigma-2 era de 16 bits; hoy nuestros smartphones son computadoras de 64 bits ).
La Sigma-7 era además un equipo de tercera generación; es decir, empezaba reemplazar las válvulas de vacío por transistores y circuitos integrados . Pero como la tecnología de redes estaba aún en etapa experimental, el equipo carecía de la posibilidad de conectarse a nada, salvo sus periféricos locales y las terminales por medio de las que los miembros de la universidad la usaban.
Pues bien, los IMP que menciona Kleinrock iban a ser los encargados de intermediar entre la Sigma-7 y otra, también fabricada por Scientific Data Systems, en el SRI. En ese caso se trataba de una SDS-940 , una máquina también de 1966 (como la Sigma-7), pero orientada específicamente al tiempo compartido , que era el paradigma (lógico, inevitable) de una época en la que una sola computadora costaban una fortuna; la serie Sigma se anunciaban con precios de entre 26.000 y 1 millón de dólares . Eso es entre 200.000 y 10 millones de dólares de hoy. Dicho sea de paso, tiempo compartido significaba que esa sola máquina era usada por muchas personas mediante terminables "bobas" y era, por lo tanto, capaz de hacer multitarea y era multiusuario. Para el resto de nosotros faltaban más o menos 30 años antes de que algo así llegara a nuestras PC de forma más o menos confiable (con Windows 2000 y Linux, digamos).
Que no se corte
Visto desde hoy, el asunto es casi ingenuo. ¿Tantos dólares y tanto esfuerzo para conectar dos computadoras? Hoy hacemos estos miles de veces por día sin siquiera darnos cuenta. Claro, pero por entonces estos y muchos otros científicos en el mundo estaban creando las bases para que hoy las conexione sean instantáneas y transparentes, ubicuas y accesibles. La cosa es que para cuando llegó el segundo IMP (el del SRI) los planetas estaban alineados para establecer la primera conexión remota entre dos computadoras. Y esa tarea recayó sobre Leonard Kleinrock y un estudiante de programación, Charlie Kline . A las diez y media de la noche intentaron una operación muy sencilla: que la Sigma-7 se logueara (lo que hoy uno hace cuando pone nombre de usuario y contraseña en el banco, por ejemplo) en la SDS-940 del SRI. No parecía algo complicado, excepto porque nadie lo había intentado hasta entonces. Así me narraba los hechos de esa noche Kleinrock en 2014:
"Con prácticamente nadie presente, nos preparamos para loguearnos desde una terminal en la UCLA con la computadora del SRI. Resulta que ese sistema usaba un lenguaje de comandos basado en caracteres que hacía eco de cada carácter tipeado por el operador, uno a la vez. La SDS 940 también ofrecía el autocompletado de comandos. Es decir, una vez que tipeabas ‘log’, la 940 agregaría ‘in’ para completar el comando ‘login’. La computadora, naturalmente, daba por sentado que todos los usuarios estaban ubicados localmente, y no a cientos de kilómetros de distancia, como lo estábamos nosotros. Así que Charlie tipeó la ‘l’ y le preguntó a Bill si había recibido la ‘l’. Bill contestó ‘Sip, recibí la l’, y entonces la ‘l’ se repitió en nuestra pantalla. Charlie tipeó la ‘o’ y volvió a preguntar si había llegado. Bill dijo ‘Sip, recibí la o’, y la ‘o’ se repitió también en nuestra pantalla. Charlie tipeó la ‘g’ y le preguntó a Bill si había recibido la ‘g’, pero esta vez no hubo respuesta. ¡El sistema del SRI se había colgado!"
El cuaderno de bitácora donde el estudiante de Kleinrock anotó el primer mensaje enviado por Arpanet; la entrada es elocuente: a las 22,30 hablamos con el SRI, host a host
Una hora más tarde consiguieron loguearse correctamente a la SDS-940, y el 21 de noviembre ese enlace quedó establecido de forma permanente. Nacía así, silenciosa y discretamente, adelantada a todo lo que vendría y sin que ninguno de los protagonistas supieran la enormidad de lo que habían puesto en marcha, Arpanet, la antecesora de Internet. Dato no menor: la SDS-940 estaba nada menos que en el Augmentation Research Center (ARC) de Douglas Engelbart , en el SRI. Dato curioso: como los astronautas que viajaron a la Luna ese mismo año, también en este caso fueron tres individuos: Kleinrock, Kline y Duvall.
Kleinrock siempre quiso ver en este prematuro blooper online un signo auspicioso. Ya que el primer mensaje enviado por Arpanet fue LO (la palabra completa debería haber sido LOGIN ), Kleinrock sostiene que puede leerse en inglés como "Lo and behold!" , una frase que denota sorpresa al señalar algo admirable y en parte inesperado; algo así como "¡Ahí tienen!".
¿Y qué pasó con Arpanet?
La red que Kleinrock, Kline (en la UCLA) y Bill Duvall (en el SRI) pusieron en marcha esa noche, Arpanet, conectaba computadoras entre sí . En el caso del primer nodo (de los cuatro originales que se conectaron ese año) fueron la Sigma-7 de la UCLA y la SDS-940 del ARC, en el Stanford Research Institute.
Una Sigma-7, de SDS
Pero en esos tiempos las cosas estaban cambiando muy rápidamente. En rigor, mucho más rápidamente que hoy, cuando nos parece que los avances parecen imposibles de seguir. Acá van unas fechas. En 1968 (o sea un año antes del nacimiento de Arpanet) se había fundado Intel. Fabricaban memorias, pero en 1971 lanzarían el primer microprocesador . En 1975 se fundaba Microsoft. En 1976, Apple. Los costos de la electrónica empezaban a desplomarse, lo mismo que el de las computadoras, con lo que el paradigma del tiempo compartido, que parecía inamovible, empezó a mutar hacia uno en el que había muchas computadoras económicas conectadas en redes locales, en lugar de un solo gran equipo muy caro al que los usuarios se conectaban por medio de terminales .
Steve Jobs, John Sculley y Steve Wozniak en 1984, con una Apple IIc, uno de los principales equipos que contribuyó a cambiar el paradigma de una gran computadora central costosa por muchas computadoras económicas independientes
Así, a principios de la siguiente década, con cada vez más universidades y organismos conectándose a Arpanet, terminó de decantar la idea de que en breve ya no serviría esto de conectar computadoras; habría que conectar redes, y esa conexión debería ser independiente de su topología, hardware y software . Para referirse a eso se usaban la palabra internetworking , conectar redes entre sí. De allí nació la palabra Internet. Me lo contó en 2007 Vinton Cerf, uno de los dos inventores de Internet. Pero esa es otra historia.
El asunto es que Arpanet, que se terminó de apagar en 1990, era como Internet (salvando una montaña de detalles técnicos), excepto que conectaba computadoras, no redes. Internet, en cambio, conecta redes. Cuando usás tu teléfono para mandar un audio de WhatsApp caminando por la calle, en realidad tu smartphone está conectado a la red de tu proveedor de telefonía celular, y esa red está vinculada a todas las demás redes gracias a los protocolos TCP/IP; es decir, Internet . Entre esas redes está la que le provee conexión a tu destinatario, que un segundo después recibe tu mensaje de audio.
En 2009, Charley Kline (izq.), el programador que le envió el mensaje a Brian Duvall (der.) con el que nació Arpanet. Detrás, el equipamiento que usaron; sí, es el mismo que se ve en la foto de Kleinrock más arriba
Kleinrock fue prístino, cuando lo entrevisté, respecto de que aunque el experimento los llenaba de entusiasmo y habían gastado un montón de dinero y de tiempo en conseguir esa primera conexión, no tenían ni idea del impacto histórico que estaban a punto de causar . "No sabíamos que estábamos a punto de realizar algo que tendría impacto global. En cuanto a lo que nos concernía, estábamos simplemente llevando adelante un experimento útil para verificar el funcionamiento de nuestra recién nacida red." Eso es, precisamente, un pionero inesperado, y así concluye la tercera entrega de esta serie. Lo and behold!