La otra mirada: cigüeñas a orillas del Danubio, un banco fortificado en Beirut y el hombre araña niño en Buenos Aires
Buenos Aires, septiembre 2022
Buenos Aires, septiembre 2022.
Beijing, septiembre 2022.
PARADOJAS. No solo es el vértice de especulaciones geopolíticas en todo el planeta; tampoco es apenas esa región opaca para un Occidente que ha venido oscilando entre el temor, la fascinación, a veces el desprecio. En Shanzhai. El arte de la falsificación y la deconstrucción en China, libro de Byung-Chul Han, asoma un hilo, apenitas uno, de donde tirar. Porque si algo deslumbra, perturba, exaspera y desorienta en la cuestión china, es la paradoja. Ni qué hablar en un mundo hambriento de certezas como el nuestro. Pues no, aquella civilización milenaria que hoy es potencia no parece dispuesta a hacérnoslo fácil. Allí están el partido único, Xi Jinping, la amedrentadora marcialidad de ciertos desfiles. Y, sin solución de continuidad, los brillos, el glamour, el diseño de avanzada: se celebró la China Fashion Week, y a seguir devanándonos los sesos por entender qué ocurre realmente allí. (Texto Diana Fernández Irusta)
San Petersburgo, septiembre 2022.
EL CUERVO Y LA PALOMA.
Dos inundaciones míticas, dos sobrevivientes destinados a restaurar la vida en la Tierra - Utnapishtim y Noé-, dos aves protagónicas. En la Biblia, fue una paloma la que, al portar una rama de olivo en el pico, anunció que las aguas se habían retirado. En el Poema de Gilgamesh, el encargado de hacerlo era un cuervo. Las dos aves, parece, acompañan desde muy temprano la extraña aventura de la humanidad. Occidente identificó con la paz a una y con las oscuridades ominosas al otro; las ciudades vienen alternando entre convivir o hartarse de la presencia a veces omnipresente de una o ambas especies. En esta foto tomada en San Petersburgo, un cuervo y una paloma parecen dos transeúntes más de la Plaza del Palacio. A prudente distancia de los humanos, quizá sepan que los tiempos de Gilgamesh y Noé pasaron hace rato, tanto como aquel breve -y alado- momento de gloria. (Texto Diana Fernández Irusta)
Karachi, septiembre 2022.
DERTÁS DE LA LLUVIA. No sería nada la espera en la parada del bus bajo una lluvia torrencial, con casi treinta grados y un sari colorido, si no supieran que detrás de la cortina de esta escena aparentemente cotidiana lo que apremia es una tormenta francamente descomunal . Una "masacre climática" de magnitudes inéditas, según la ONU, que es consecuencia del cambio climático acelerado por los países industrializados, está mostrando en Pakistán una escala desconocida para esta clase de siniestros. La información oficial dice que cerca de 1400 personas murieron desde junio en las crecidas, causadas por monzones, y que el agua ya cubrió un tercio del país -una superficie equivalente a la del Reino Unido-, destruyendo viviendas, negocios, rutas, puentes y cultivos. Unos 33 millones de personas se quedaron sin casa. No sería nada la espera si solo fuera una lluvia más. (Texto Constanza Bertolini)
Lisboa, septiembre 2022.
LUZ DE LUNA. Dicen los que saben que hay doce lunas llenas por año y que cada una recibe un nombre distinto. En la antigüedad, ese tiempo sin tiempo que precede a todo, se usaban a modo de guía. La gente miraba el cielo para saber cuándo sembrar determinados cultivos, cuándo salir de caza, qué estación se estaba atravesando. La de septiembre, entonces, era la "luna del maíz", bautizada así por los pueblos nativos de América del Norte, que sabían que su forma redonda y amarilla inauguraba la temporada de cosecha. Hoy, en pleno siglo XXI, su luz nos sigue alumbrando: en las puertas del Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología, en Lisboa, una chica se recorta contra su silueta. El ojo experto se detendrá, tal vez, en el tono dorado que irradia: un efecto óptico por su cercanía con el horizonte. Un resabio de la magia de otra época. (Texto Violeta Gorodischer)
Marsella, septiembre 2022.
PATAS ARRIBA. A caballo, un oficial de la policía antidisturbios francesa se refleja en un pabellón de espejos del Puerto Viejo de Marsella, en el sur de Francia, mientras escolta a los hinchas del club Eintracht Frankfurt antes del partido de la Champions League con el equipo local, el Olympique, en el estadio Velodrome. Las autoridades del municipio ordenaron una prohibición parcial de la venta de alcohol e impidieron que los hinchas del Frankfurt viajaran solos antes del partido, considerado -literalmente- "de alto riesgo". Esta es la descripción fría, informativa, detrás de la foto. Pero la imagen constituye también un símbolo de un mundo que está patas arriba. Un mundo en el que los asistentes a un simple, supuestamente entretenido, deportivo, sano y edificante partido de fútbol deben ser custodiados por la policía antidisturbios y es considerado de alto riesgo. (Texto Ariel Torres)
Laatzen, Alemania, septiembre 2022.
PEQUEÑA LUZ. Una gota de luz -artificial- en el instante no tan preciso -minuto antes, minuto después- en que comienza el amanecer. Deben ser los momentos más lindos de las ciudades, del cielo, de cualquier rincón allá afuera: la "hora azul", minutos apenas antes de que se ponga el sol; apenas antes de que amanezca. Como todo lo que merece la pena, es efímera y depende de que se esté allí, los ojos y el alma dispuestos. Instante fugaz, sí, pero no mezquino: cada 24 horas, cíclica y puntualmente, la oportunidad de asistir a la magia se renueva. "Ventanas buscan ojos/ que las miren", escribe en urbana la poeta Liliana Corredera. Sin embargo, la ventana de la imagen parece más replegada que expuesta; no busca la mirada del fotógrafo, que, en estado de gracia, la captura justo cuando la ciudad comienza a desperezarse. La hora azul: ese instante en que una pequeña luz puede más que mil estridencias. (Texto diana Fernández Irusta)
Baden-Wuerttemberg, septiembre 2022. EQUINOCCIO. A orillas del Danubio, en el sudoeste de Alemania, el pueblo de Riedlingen se caracteriza por su centro urbano, que conserva la antigua muralla de la ciudad, con casas y edificios históricos. Y por las cigüeñas, que en esta época del año (entre finales del verano y comienzos del otoño, en el hemisferio norte) despegan de los prados en medio de la niebla matutina de una reserva natural. "Y entonces abren sus alas y se vuelven otra vez parte de las nubes, inalcanzables", escribe Mary Oliver en el poema "Ahí estabas y era como la primavera", de El pájaro rojo, un libro con alusiones a decenas de especies aladas. Representante de los buenos augurios, la cigüeña -popularmente empleada como símbolo de la fertilidad y los nacimientos- abandona su zona de anidación en Europa en septiembre. Regresará cuando el sol vuelva a calentar. (Texto Constanza Bertolini)
Rangún, septiembre 2022.
EVACIÓN.
"¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?", se pregunta Jorge Luis Borges en el poema "El sueño", publicado en el libro El otro, el mismo. Ahí donde muchos ansían descanso otros anhelan un poco más: un escape a otros mundos. En un paréntesis de la realidad, buscan conjugar la pausa del cuerpo con la posibilidad de evadirse de algo, tal vez de alguien. En el embarcadero de Yangon de Myanmar (antigua Birmania), este trabajador del mercado no pudo esperar a la noche, seguramente porque la sombra constante del espacio desdibuja los límites de la vigilia. Cuando nadie lo ve se recuesta, entonces, agotado. Los rayos del sol crean una atmósfera de luz tenue. Una sábana imaginaria que huele a fruta. Un colchón rústico de cocos que amortigua cuando quedan, por delante, demasiadas horas del día. (Texto Violeta Gorodischer)
Baikonur, septiembre 2022.
JUEGOS DE AVIÓN. Algo así como el sueño del avión propio. Jugar en la puerta de tu casa y que el tobogán sea una rampa con ganas de cielo. Lo que deben querer los chicos de este barrio de Baikonur, en Kazajistán, a esa maqueta de avión convertida en juguete. ¿Sabrán ellos que el nombre de su ciudad es también el de un enorme -casi mítico- cosmódromo ubicado junto al pueblo de Tiuratam, a kilómetros de allí? Sus padres sin duda lo saben: Baikonur, originalmente una población minera, se convirtió a mediados de los cincuenta en la ciudad que albergaría al personal del cosmódromo, hoy a cargo de la Federación Rusa. ¿Qué pensará la mujer de la foto sobre las noticias escuchadas ayer por la noche, hoy por la mañana? La geopolítica se recalienta y en esa región, tierra endurecida que vio partir a Gagarin rumbo al espacio, los temores andarán desafiando hasta a las pieles más curtidas. (Texto Diana Fernández Irusta)
Munich, septiembre 2022.
EN SUS MARCAS. Dos años llevan esperando. Dos años de contención, retiro, tapabocas, a veces miedo, otras fastidio. El Oktoberfest estuvo en gateras hasta que este año, en Múnich, se desató. Cerveza, atuendos tradicionales, música, más cerveza. Y atracciones de feria. Y juegos como el que se avista en esta foto, uno de esos dispositivos solo aptos para vísceras resistentes y espíritus templados (o, en todo caso, audaces). Allá están los participantes, chicos y chicas con ganas de desafiar el vértigo: en segundos habrá movimiento, gritos, esas carcajadas en las que el miedo es parte del asunto. Se supone que la risa es una de esas pocas, definitivas, cuestiones que nos separan del mundo natural. Risa, lenguaje, cultura. Y sus derivados, que a veces descienden en las tinieblas de la crueldad, el homicidio, la guerra. Y otras ascienden, en versión sagrada o profana, a esa cita imprescindible: la fiesta. (Texto Diana Fernández Irusta)
Sinjai, Indonesia, septiembre 2022.
LAS MANOS. Están las hileras de pescado, desde ya: la postal de una jornada como tantas en un mercado de Sinjai, Indonesia. Pero si hubiera que definir el eje alrededor del cual gira toda esta imagen, habría que concentrarse en una mano. La mano del vendedor -no sabemos si, además, en otras horas del día, también oficia de pescador- carga uno de los bienes a ofrecerse y se intuye -simple observación de quien alguna vez fue a una pescadería- lo hinchado, curtido, trabajado, incluso lastimado, de las manos de quienes trabajan entre el hielo y la aspereza del alimento que aún no lo es. "La grasa de la puerca tierra", escribió John Berger en un poema que aludía al trabajo campesino, ese territorio cuyo eje también son las manos. Herramientas callosas, desmedidas, que se abisman en la tarea de verter "sopa para nuestros días/sueño para la noche/años para mis hijos". (Texto Diana Fernández Irusta)
Nueva York, septiembre 2022.
METAS INCLUMPIDAS. Imposible que ella no se destaque. Los distintos tonos de colorado de su vestimenta y pelo resaltan en medio del azul tenue de las butacas que la rodean. También sobresale por su soledad en un ámbito en el que la compañía es lo habitual. Pero a no desesperar, porque es muy probable que en breve esté rodeada de asistentes a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que hace unos días se celebró en Nueva York. La joven mientras tanto observa su celular, a la espera de sus compañeros, quienes, al igual que ella, como lo indica el cartel sobre los respaldos, son defensores de los Objetivos del Desarrollo Sostenible. En total, son diecisiete los preceptos. Los principales, hambre y pobreza cero. Setenta y siete años hace que se celebra esta Asamblea y ninguna de las dos han desaparecido. ¿Cuántas cumbres más de dirigentes mundiales se necesitarán para que al menos esos objetivos desaparezcan del listado? (Texto María José Rodríguez Murguiondo)
Beirut, septiembre 2022.
A PRESIÓN.
Detrás de los barrotes, desaforados, escuchan como pueden lo que el empleado tiene para decirles. No están en una cárcel, ni en un recital, ni en un evento político. Se cuelgan de las rejas de un banco fortificado en Beirut. Hace una semana, hordas de ahorristas irrumpieron en varias sucursales y retiraron su dinero a la fuerza, frustrados por las múltiples trabas que el sistema financiero les puso para acceder a su propia plata. Ahora que los bancos de todo el Líbano abrieron parcialmente, tampoco es fácil. Por el momento, les explica el hombre con el índice en alto, solo podrán retirar efectivo a través de cajeros automáticos. Se percibe en el aire el descontento como el burbujeo del agua dentro de una olla a presión. Una economía en ruinas, falta de respuestas y una población desesperada. Cualquier semejanza con la propia historia no es pura coincidencia. (Texto Violeta Gorodischer)
Adís Abeba, septiembre 2022.
VERA CRUZ. De suyo los fotógrafos tienen al mismo tiempo mirada de pintor y reflejos gatunos. Hay muchas clases de grandes imágenes, pero con todas nos pasa lo mismo. Nos dejan preguntándonos cómo lograron capturar esa rodaja infinitesimal de tiempo a la que llamamos foto. En la toma de arriba ese instante único e irrepetible ocurre cuando dos de los feligreses giran sus cabezas hacia la izquierda y de este modo rompen la impecable textura de las caperuzas verdes, en la víspera de la celebración de Meskel o Conmemoración del Hallazgo de la Verdadera Santa Cruz de Cristo. El 26 de septiembre la Iglesia Ortodoxa de Etiopía conmemora el descubrimiento por parte de la emperatriz Helena de Constantinopla (luego Santa Helena) de la Verdadera Cruz (o Vera Cruz) en la que fue crucificado Cristo. Cuando cae la noche, arde en Adís Abeba una gran hoguera de forma cónica. Pero esa es otra foto. (Texto Ariel Torres)
Buenos Aires, septiembre 2022.
SPIDER MAN ESTÁ AQUÍ.
Peter Parker, parece, anda de gira por Villa Crespo. Él sabrá cuándo poner en práctica aquello de que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Peter Parker niño, más no adolescente; máscara de Spider Man -que el fotógrafo, sabiamente, dejó roja bien roja en medio del blanco y negro de la imagen-, musculosa y zapatillas. Quién pudiera volar tan alto con tan poca cosa: exprimir el jugo del día (o del minuto) así, como lo hace este niño; puro caminar tranquilo, veredas y ochavas de barrio, una máscara en la cabeza y a su disposición mucho más que Marvel y la larga saga iniciada en Amazing Fantasy en 1962. Spider Man habla la jerga teenager suspendido entre rascacielos neoyorquinos; el Hombre Araña marcha con paso infantil entre calles de acento porteño. Quién tuviera ese juego, descomunal y secreto, prendido en la piel, ese diamante que se intuye en los ojos. (Texto Diana Fernández Irusta)