Martes, 16 de Abril de 2024

Así es un safari por el desierto y la playa catarí

ColombiaEl Tiempo, Colombia 5 de diciembre de 2022

José ORlando Ascencio - enviado especial* - doha @josasc
Cuando a uno le hablan de un safari, inmediatamente se vienen a la mente África y animales

José ORlando Ascencio - enviado especial* - doha @josasc
Cuando a uno le hablan de un safari, inmediatamente se vienen a la mente África y animales. ¿Qué tiene que ver eso con Catar? Pues que allí también existe la oportunidad de hacer uno. En medio del desierto. En una zona en la que parecería que no hay nada, pero que en realidad es un mundo nuevo por explorar. EL TIEMPO realizó este recorrido, de unas dos horas y media, junto a un grupo de seis colombianos que obtuvo este viaje como premio en una promoción de la marca Vivo. Sus reacciones pasaron por la sorpresa, la admiración y uno que otro susto. "Lo que uno siente cuando le proponen un plan de estos, inicialmente, era como los que uno ha visto por televisión, pero la sensación acá es completamente distinta", dijo Manuel Fernando Botero, de Medellín. Aunque safari y África parecen íntimamente relacionadas y no darían, en teoría, espacio a otras interpretaciones, etimológicamente la primera palabra tiene un significado muy amplio. En suajili, la lengua del centro-oriente de ese continente, safari significa viaje. El viaje comenzó a las afueras de Doha. Hay dos vías para hacer el recorrido: una, en camello, mucho más calmada. La otra, en unas camionetas Toyota 4x4, esta última, llena de vértigo. El camino empieza con una línea recta, por una carretera asfaltada, en la que las camionetas empiezan a tomar velocidad para luego cambiar el pavimento por arena. El panorama, cuando uno va a bordo del vehículo, es como adentrarse en medio de la nada. Las camionetas no tienen un mapa, al menos visible. La única guía que tiene el piloto es un pequeño tablero instalado en el espejo interior, similar a algunos taxímetros que se usan en Colombia. Este va mostrando el punto cardinal y la dirección hacia donde se debe seguir. Incluso, el conductor no era catarí, sino nacido en Pakistán. Édison Ávila, un comerciante de Piendamó, Cauca, era otro de los colombianos que iba a bordo de esa camioneta. "Por cuestiones de trabajo viajo mucho en estas camionetas 4x4 por trochas. El terreno es muy diferente: en Colombia hay mucho camino quebrado y se podría practicar como atracción turística. Acá es distinto, hay mucha arena y es necesario tener la tracción para avanzar", explicó. El recorrido tiene dos paradas. Para llegar a la primera, las camionetas tienen que atravesar las dunas de Messaied y subir una pendiente de más de 20 grados, con la dificultad que supone la arena para la tracción. En esa primera parada, la vista es de unas pequeñas aldeas en las que a veces descansan los trabajadores de las industrias que funcionan en la zona, principalmente, petróleo y gas. Pero también funcionan como alojamiento. La bajada desde esa primera colina es brusca y vertiginosa. La huella de las llantas de las camionetas es profunda. Y allí, en medio de la nada y después de varios minutos, está la otra sorpresa: en medio de la nada, aparece una espectacular playa. Se trata de Khor Al Adaid, que hace parte del golfo Pérsico, y que es una zona fronteriza en la que se encuentran tres países: Catar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes. En muy pocos lugares del mundo el mar se adentra en el desierto. La Unesco reconoce esta zona como una reserva natural. A la hora que este grupo visitó la zona comenzaba a caer la tarde y los paisajes eran espectaculares. "La sensación de tranquilidad es total. El mar estaba muy tranquilo, de un color azul oscuro muy bello. Uno ha leído y le han enseñado del golfo Pérsico y la sensación es impresionante", explicó Luis David Pinto, un contador que vive en Los Patios, Norte de Santander, y que, además, era la primera vez que montaba en avión. El recorrido terminó ya en medio de la oscuridad, y mientras las dos camionetas emprendían el viaje de regreso, otros vehículos tomaban tumbo hacia las aldeas donde varios turistas iban a pasar la noche. Para muchos, en el desierto no hay nada. Pero en realidad, se pueden encontrar muchas experiencias y muchas sensaciones. * Invitado por Vivo Colombia
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