Enigmas médicos: la hipótesis genética no parece explicar por qué Enrique VIII, el rey inglés de las 6 esposas, tuvo tantos problemas para ser padre y terminó siendo un tirano
Pocas personalidades de la historia han sido tan controvertidas como la de Enrique VIII, rey de Inglaterra desde 1509 a 1547
Pocas personalidades de la historia han sido tan controvertidas como la de Enrique VIII, rey de Inglaterra desde 1509 a 1547 . Después de una juventud sana, de ser deportista, un hombre amable, políglota y bailarín, entre los 35 y 40 años su físico entró en franco deterioro y su manera de conducirse cambió abruptamente.
Enrique tuvo seis esposas -como bien rezaba ese disco de Rick Wakeman-, de las cuales mató a dos: a Ana Bolena y Catalina Howard. Pero se le atribuyen también brutales ejecuciones, entre estas a antiguos amigos que luego fueron adversarios políticos, como Tomás Moro y Thomas Cromwell. Las víctimas más afortunadas -que, parece, fueron varias miles- eran decapitadas de un solo golpe, pero otros morían después de ser colgados, castrados y eviscerados.
En 1534, siempre en busca de de un heredero varón -en esa Corte era impensada aún una reina mujer- cuando quiso divorciarse y volverse a casar no le tembló la mano para desobedecer la autoridad papal de la Iglesia Católica y crear la Anglicana , que todavía hoy es la iglesia oficial de Inglaterra.
David Starkey, el reconocido historiador de los Tudor, lo ha sintetizado bastante bien: " Hubo dos Enrique VIII: uno viejo y otro joven . Y son muy, muy diferentes".
Ana Bolena y Enrique VIII
En 2010, la bioarqueóloga Catrina Banks Whitley y la antropóloga Kira Kramer propusieron una nueva teoría sobre la conflictiva vida del rey en un paper publicado en The Historical Journal de la Cambridge University Press .
Decían ahí que las dificultades reproductivas del rey, que había engendrado a decenas de hijos con embarazos a menudo terminados en abortos y solo a dos varones, ambos muertos cuando eran adolescentes, se debían a una alteración genética, el Síndrome Mc Leod . Este síndrome está asociado al sistema sanguíneo Kell, el tercero más conocido después del ABO y el RH.
Es una enfermedad muy poco frecuente: no hay más de 200 casos descriptos en todo el mundo. Lo caracterizó por primera vez en 1961 un estudiante de odontología, que lo padecía y en su reconocimiento el síndrome lleva su nombre.
Según estas investigadoras, el rey Enrique VIII era Kell positivo y la incompatibilidad con el tipo de sangre de sus esposas podía convertirse en una hipótesis para entender por qué al menos una decena de embarazos habían resultado en abortos, bebés nacidos muertos o a las pocas horas de venir al mundo y, en especial, su dificultad para "producir" varones.
Matrimonios a granel
"Enrique quería un heredero varón para asegurar el destino del linaje de los Tudor -escriben Whitley y Kramer-, pero era Kell positivo y su legado genético podría haber sido mejor proporcionado por una hija".
De su matrimonio con Catalina de Aragón nació una primera hija muerta, un segundo hijo que murió a los pocos días, luego hubo dos nacimientos prematuros y recién en el quinto embarazo llegó una hija viva, María Tudor, que sería apodada como reina "Bloody Mary" , por su despiadado carácter. Ana Bolena, la segunda esposa, dio a luz a Isabel I, pero luego tuvo varios abortos o niños nacidos muertos.
Jane Seymour, la tercera esposa, tuvo a Eduardo VI en su primer embarazo, pero el joven murió a los 16 años. Con Anne de Cleves, cuarta esposa, no consumó la unión. Con las dos restantes, Catalina Howard y Catalina Parr, no tuvo descendencia. Con Elizabeth Blount, una de sus numerosas amantes, tuvo a un niño, Enrique Fitzroy, que murió a los 15 años.
La hipótesis de suponer una enfermedad genética para explicar sus desventuras a la hora de gestar prole iba más allá de considerar las dificultades reproductivas, sino que también abarcaba el abanico de dolencias que se presentaron en Enrique VIII , especialmente después de sus 35 años y hasta el final de su vida, a los 55.
Enrique VIII fue rey de Inglaterra desde 1509 a 1547
Como las proteínas alteradas que ponen en marcha el Síndrome McLeod se expresan en los glóbulos rojos, el músculo y el cerebro, además de anemias y deterioro del músculo cardíaco, se sufren también daños musculares y neurológicos. Enrique VIII, por ejemplo, llegó a lucir un abultado vientre de 137 cm de diámetro , motivado por la flojedad de los músculos de su abdomen y sus costumbres alimenticias, ya que se asegura que era muy glotón.
Distintos biógrafos describen que además tenía gota (acumulación de ácido úrico en articulaciones y dedos, muy dolorosa), diabetes (por eso sus lesiones incurables y malolientes en las piernas) sífilis avanzada (que causa problemas neurológicos, impotencia e infertilidad) y posiblemente también Cushing , una enfermedad de origen endocrino que habría dañado su glándula pituitaria y podría explicar, en parte, su híper obesidad.
Los muchos registros históricos que existen sobre este particular monarca dan cuenta de sus ataques de ira y su violencia, sus depresiones, su paranoia y sus alteraciones emocionales . También se le han descripto tics y movimientos anormales, que podrían corresponder a la figura de la corea, movimientos conocidos como "Baile de San Vito", por las convulsiones que produce, una alteración presente en otra enfermedad poco frecuente, el Mal de Huntington, una "pariente" genética del McLeod.
Una teoría basada ¿en un error?
"Whitley y Kramer postularon que Enrique VIII de Inglaterra tuvo síndrome de McLeod , como explicación del aparente cambio en su personalidad en la edad adulta, además de sus dificultades para engendrar hijos varones -explica Pablo Young, médico clínico y director del Centro Integral de Enfermedades Poco Frecuentes del hospital Británico-. Sin embargo, en un trabajo de los australianos Stride y López Floro de 2013 se refuta a las investigadoras británicas. Allí dicen, en cambio, que el Síndrome McLeod está causado por mutaciones del gen XK, ubicado en el cromosoma X, lo que resulta en una proteína XK ausente o disfuncional y que el problema no afecta la fertilidad ni provocaría muertes uterinas ni la de lactantes varones".
"El antígeno Kell es una proteína que se encuentra en la superficie de los glóbulos rojos. La terminología correcta es que las personas pueden tener sangre Kell positiva o Kell negativa en función de si tienen o no este antígeno. En el síndrome de McLeod, los pacientes tienen Kell negativo o una disminución en la expresión de los antígenos Kell en sus glóbulos rojos debido a mutaciones en el gen XK. Es una de las características clave del síndrome de McLeod, que se da casi exclusivamente en varones. Por eso, la afirmación de que Enrique VIII era Kell positivo y tenía el síndrome de McLeod es en realidad contradictoria ", dice Alejandro Andersson, director médico del Instituto de Neurología de Buenos Aires (INBA), al tiempo que señala que es una enfermedad que manifiestan generalmente los varones.
Marcelo Miranda, un neurólogo chileno especialista en Parkinson, trastornos del movimiento, demencias y diagnóstico genético, responde de manera muy escueta el mail de LA NACION . El especialista publicó en un trabajo en el que describe este síndrome en dos hermanos chilenos , uno ellos diagnosticado inicial y equivocadamente como portador del Mal de Huntington. Según sus conocimientos sobre el tema, se le preguntó si creía que Enrique VIII había sufrido McLeod.
"Imposible aseverarlo -escribe Miranda-. Lo que sé de su historia es que era un psicópata. Ninguno de los pacientes con McLeod que he visto tiene esas conductas. En el artículo de Whitley y Kramer hay un error: en McLeod hay ausencia de antígenos Kell y XK. Eso es lo anormal, no su presencia. Y las mujeres que se casan con alguien portador del Síndrome no tienen más abortos. Yo sigo a una familia del sur de Chile en la que varios han tenido descendencia sin ningún problema: no es causa de esterilidad, ni masculina ni femenina."
Tampoco parece vivir con dificultades reproductivas Miguel Angel Echelta, un español residente en Rioja que preside la Asociación Riojana de Enfermedades Raras (ARER). Él y sus tres hermanos sufren McLeod. Su hija también porta el gen: "Sabemos que no existen casos de desarrollo de esta enfermedad en mujeres porque afecta principalmente al cromosoma X, y ellas solo son portadoras".
Los Echelta, cuenta Miguel Ángel, comenzaron a tener manifestaciones a partir de los 45 años y la evolución es muy distinta en los cuatro hermanos. "El médico que nos trata en Barcelona no se lo explica. Nuestro hermano mayor está grave y se va a quedar en silla de ruedas dentro de poco, yo continúo con mi vida, aunque he tenido que dejar el trabajo porque no tengo fuerza muscular; pero mis otros hermanos hacen una vida más o menos normal y siguen con sus trabajos".
Según la investigación de las británicas, la falla reproductiva podría partir de Jacquetta de Luxemburgo, bisabuela materna de Enrique VIII, cuya descendencia masculina habría tenido problemas para reproducirse.
Young, que es docente titular de Historia de la Medicina en la UCA, concluye que "si bien la hipótesis es atractiva y no deja de ser un desafío intelectual fascinante, es muy poco probable que Enrique VIII haya padecido este síndrome . Las causas propuestas sobre sus padecimientos son múltiples: enfermedad granulomatosa crónica, diabetes, sífilis, intoxicación por plomo, trauma de cráneo, síndrome de Cushing, esquizofrenia… Por el momento el diagnóstico se mantiene esquivo: los estudios genéticos de sus restos, como se hizo con Ricardo III, podrían aclarar su situación, pero esas pruebas requerirían su desentierro. Y eso parece muy poco probable".