Miércoles, 09 de Octubre de 2024

La política se regionaliza

UruguayEl País, Uruguay 3 de octubre de 2023

Con la creación del nuevo grupo Libertad y Democracia, en contraste al Foro de San Pablo, se acentúa el proceso de regionalización de la política latinoamericana. ¿Le conviene eso a Uruguay?

En Uruguay no hay grieta. Todos hablamos con todos. Tenemos partidos políticos de los más antiguos del mundo, y eso es un cortafuego contra el populismo". Esas fueron palabras del secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, en el foro del grupo Libertad y Democracia, realizado en Buenos hace algunos días. Delgado puso así el dedo en la llaga de un proceso que afecta a la política uruguaya a corto plazo, y que puede marcar los debates en nuestro país a futuro.



Todo empezó cuando Lula da Silva y Fidel Castro decidieron crear el llamado Foro de San Pablo. La idea era generar un ámbito en que los distintos partidos "de izquierda" del continente pudieran intercambiar coordinar esfuerzos, para así dejar de lado las diferencias ideológicas que los habían atomizado, haciéndoles muy difícil llegar al poder por las urnas. Coincidió este proceso, de manera trascendental, con el derrumbe de la Unión Soviética, el Muro de Berlín, y los poderes foráneos que habían digitado las estrategias de esta izquierda regional durante cuatro décadas. Este plan coincidió también con la llegada de Chávez al poder en Venezuela, quien tras tomar control de la riqueza petrolera de su país, aprovechó la misma para ser el gran "sponsor" de los partidos vinculados al Foro de San Pablo. Lula ponía el cerebro, Fidel la mística, y Chávez los petrodólares.



El propio Lula ha dicho que ese foro fue clave para que distintas fuerzas socialistas, marxistas, "de izquierda", alcanzaran el poder en varios países de la región. Entre ellos Uruguay, donde en particular el Partido Comunista, y el MPP con Mujica a la cabeza, fueron la conexión local de esta multinacional ideológica.



Este proceso que de forma irregular lleva casi dos décadas de funcionamiento, nunca encontró una contraparte que lo enfrentara. A diferencia de "la izquierda", que tiene una clara mirada internacionalista en sus propuestas, del otro lado había partidos y fuerzas muy diferentes, mucho más enfocados en las realidades nacionales de cada uno de sus países. Y, por lo tanto, sin una mirada que permitiera generar estrategias para enfrentar a ese rival común.



A ese desafío viene a atender este nuevo foro que tuvo su primera edición ampliada y potente en Buenos Aires. Con el empuje de dos expresidentes como el chileno Sebastián Piñera, o el argentino Mauricio Macri, pero con el apoyo de otros como los colombianos Iván Duque o Andrés Pastrana, o los mexicanos Vicente Fox y Felipe Calderón, entre muchos otros, lo que busca Libertad y Democracia es ser una instancia de diálogo y coordinación entre fuerzas y partidos que enfrentan la ideología marxista del Foro de San Pablo. Conformando la génesis de un proceso de regionalización de la política partidaria, muy similar al que se ve en Europa, donde hay un Partido Popular Europeo, un Socialismo europeo, y así con otro grupos.



Este proceso regionalista que parece inexorable por los avances en comunicación y la sintonía de las demandas sociales, es un gran desafío para un país como Uruguay. Un país con una historia política muy particular, y un sistema de partidos que, francamente, es la envidia del resto del continente. Más allá de la mirada hipercrítica que solemos tener sobre lo nuestro, el sistema político uruguayo ha sabido crear en estos casi 200 años de vida independiente una sociedad que es la más igualitaria y de las más estables y prósperas de la región.



Para decirlo claramente, ¿nos conviene sumarnos de manera absoluta a este proceso de regionalización partidaria en curso?



La primera respuesta sería que sí. Que de lo contrario, en particular los partidos que hoy están en el gobierno en Uruguay, cederían una ventaja enorme al Frente Amplio, que desde el día uno se ha sumado a la corriente del Foro de San Pablo.



Pero también hay cosas que hacen ruido. Escuchar los discursos de Macri, de Piñera, por más que pueda haber sintonías a la hora de criticar al socialismo y al marxismo, claramente no "pegan" mucho ni con la historia ni con la sensibilidad política del arco no frentista uruguayo. Ni que hablar cuando se escucha a líderes mexicanos o bolivianos, cuyas realidades sociales y políticas son tan pero tan distintas a las nuestras.



Hizo bien Álvaro Delgado en estar presente en Argentina, y en participar de estas instancias. Pero a la hora de sumarse a estos esfuerzos (muy elogiables) hay que tener cuidado. Si el Frente Amplio cree que tiene tanto en común con gente como Evo Morales, Rafael Correa, Petro o Maduro, allá ellos. Del otro lado, hay que respetar la historia, y un sistema de partidos históricos que han sido el gran motivo de nuestra historia de éxito en la región.

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