Viernes, 16 de Mayo de 2025

Fingiendo demencia

UruguayEl País, Uruguay 27 de octubre de 2023

¿Alguien duda que Massa representa la continuidad de su estilo de gobierno, de ese populismo demagógico y económicamente irresponsable que tanto daño hizo a Argentina?

Es una expresión que se ha puesto de moda últimamente. "Fingir demencia" es lo que hacemos cuando negamos una realidad evidente o nos comportamos como si esta no existiera; cuando nos refugiamos en una especie de narcosis idealizada, con la que no conseguimos otra cosa que agravar aquello que no nos atrevemos a asumir y enfrentar.



Es exactamente lo que está pasando hoy con algunos dirigentes opositores argentinos.



Si Patricia Bullrich estuvo bien o mal en adelantar su respaldo a Javier Milei sin un aparente sondeo previo a la Unión Cívica Radical (UCR), es un tema opinable. Tiene que ver con las potestades de conducción que se habrá dado Juntos por el Cambio (JxC) en su organización interna.



Lo que no se puede discutir es que en el espectro opositor argentino, promover neutralidad ante el balotaje es lisa y llanamente hacer el caldo gordo al oficialismo.



JxC pagó el precio de una mala campaña con su tercer puesto en la elección del domingo, pero es indudable que la declaración divulgada anteayer por su candidata es de una claridad meridiana. Uno a uno, detalla los objetivos políticos que ha defendido, algunos de los cuales la separan del candidato libertario. Pero esa enumeración debe leerse también como el conjunto de condiciones que formula para apoyarlo.



Los votos de JxC estarán para erradicar al kirchnerismo del gobierno, pero no para que en un eventual ejercicio de la presidencia, Milei imponga algunas de sus ideas radicales. Por eso aparecen en la declaración, entre otros temas, el mantenimiento del marco legal vigente en materias polémicas en que la gente de Milei pedía cambios, como la venta de órganos y la asunción de paternidad, por ejemplo.



Bullrich propone un respaldo crítico, tras el superior objetivo de cambiar el rumbo político y económico que llevó a su país al desastre. Pero no un cheque en blanco para que el libertario dé rienda suelta a sus propuestas polémicas.



En comparación con esa declaración realista y responsable, la de Horacio Rodríguez Larreta puede compararse a la del niño a quien, como no lo dejan jugar, se lleva la pelota para la casa.



Su principismo maximalista luce muy políticamente correcto pero desconoce lo esencial: que la corriente que integra salió tercera y no tiene otra alternativa que incidir en un balotaje del que quedó excluida, por decisión de la soberanía popular.



En lugar de llevarse la pelota y aumentar con su neutralidad la chance electoral de Sergio Massa, debería puntualizar sus discrepancias con Milei y reclamarle una flexibilización que acerque posiciones. Salvo que en el fondo le resulte más simpático el candidato oficialista, con su vaga retórica que culpa al FMI de todos los males infligidos por su propio desgobierno.



Muchos critican la institución del balotaje pero, mal que les pese, existe, y no para lamentarlo ni para aplanar disensos sino, al contrario, para habilitar alianzas y zonas de consenso que den respaldo mayoritario a sus conductores.



No es una negociación por cargos: es una instancia para complementar esfuerzos en procura de acuerdos políticos que aventen un mal mayor: el de la entronización de un populismo liberticida y empobrecedor. Massa sacó de encima del escenario a sus mandantes políticos (Alberto Fernández, Cristina Fernández, la Cámpora) de quienes toma una aséptica distancia. ¿Pero alguien duda que representa la continuidad de su estilo de gobierno, de ese populismo demagógico y económicamente irresponsable que tanto daño hizo a Argentina?



Es cierto que Milei, con su retórica también populista y con ribetes extravagantes, no lo ha hecho fácil. Una caricatura que él mismo compartió en redes, de un león abrazando paternalmente a un pato, frivoliza de manera insólita un acuerdo que el candidato debería ser el primero en manejar con sobriedad y respeto.



Pero guste o no a Rodríguez Larreta, Loustau y los principistas de la UCR, fue el candidato desafiante que prefirió la mayoría.



No reconocerlo es cuestionar la voluntad popular y el sistema electoral que se dieron los argentinos... o simplemente estar jugando en forma subrepticia para el adversario.



Frente a la dudosa actuación de sus líderes, queda en la conciencia de los ciudadanos de a pie elegir entre seguir "fingiendo demencia" o votar a Javier Milei, para desactivar de una vez por todas la máquina de imprimir billetes, frenar la embestida hiperinflacionaria y retomar un camino de crecimiento que Argentina está pidiendo a gritos.
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela