Martes, 30 de Abril de 2024

Un expresidente en el banquillo

ColombiaEl Tiempo, Colombia 17 de abril de 2024

La circunstancia de que un expresidente vaya a un juicio ordinario, a pesar de que les produzca indignación a muchas personas, es una muestra de la madurez de una sociedad, y no un golpe contra la democracia, como otros aducen

La circunstancia de que un expresidente vaya a un juicio ordinario, a pesar de que les produzca indignación a muchas personas, es una muestra de la madurez de una sociedad, y no un golpe contra la democracia, como otros aducen. Es más: el hecho de que alguien que ocupó el cargo más importante de su país tenga que presentarse ante un tribunal, a responder por delitos comunes en los que pudo haber participado, habla muy bien del funcionamiento de la institucionalidad y de la separación de poderes. Sin embargo, aunque la imagen de un exmandatario en el banquillo les cause piquiña a sus simpatizantes, debería ser tranquilizante saber que la ley no es solo para los ciudadanos de a pie, sino que es de obligatorio cumplimiento para cualquier individuo, por muy importante que sea. Por otra parte, hablando del primer expresidente que enfrenta un proceso penal, hay un protagonista del que poco se habla: el juez. Si para cualquier togado la tarea de administrar justicia es una responsabilidad de alto calibre, en un caso de gran impacto como este, que acapara toda la atención de los medios y despierta tanto interés en la opinión pública, la misión es mucho más exigente, debido a las implicaciones políticas y sociales que su veredicto conlleva, y que al tiempo que ayuda a cerrar algunas heridas, puede abrir otras; pues, como es apenas obvio, es imposible que deje satisfechas a todas las partes. En resumidas cuentas, no debe ser nada fácil estar en los zapatos de un juez colombiano que tiene en sus manos la suerte de uno de los expresidentes más populares de la historia, pero que también está en la obligación de cumplir con su deber a ojo cerrado, sin dejarse arrastrar por prejuicios de ninguna índole y sin pensar que tiene que darle gusto a determinado sector de la galería. En otras palabras, en medio de la polarización actual, es indudable que, tratándose de alguien tan célebre, una decisión judicial en cualquier sentido puede exacerbar los ánimos -ya bastante alterados por cierto, debido al agite de las redes sociales-, lo cual debería poner a reflexionar no solo a sus seguidores sino a sus detractores acerca de la forma de asumir el fallo de la justicia, dejando de lado las consideraciones estrictamente políticas. A su vez, el expresidente -que desde luego debe contar con todas las garantías que establece la ley para alguien en su situación- también debería observar una conducta ejemplar, dadas la alta investidura que ostentó y la gran influencia que sigue ejerciendo en buena parte de la población. De hecho, no le queda nada bien descalificar a sus jueces ni seguir insistiendo en que todo es producto de una cacería de brujas o que es víctima de una persecución política. En resumen, el juicio a Donald Trump no solo es una prueba de fuego para él y sus copartidarios, sino que representa un gran desafío para la justicia y el pueblo de Estados Unidos. * * * * Colofón. Diez años después de la partida de Gabriel García Márquez, desempolvo una anécdota ocurrida en 1995, y que retrata de cuerpo entero al genio de Aracataca. Una mañana, estaba desayunando en la cafetería del Hotel Hilton, en Cartagena, cuando de repente apareció el escritor, solo, mirando para todos lados. Al verme, se dirigió hasta donde me encontraba y me contó que tenía una cita con alguien que aún no llegaba; de modo que lo invité a quedarse en mi mesa, mientras esperaba a ese Fulano, que nunca apareció. Al terminar el desayuno, levanté la mano para pedir la cuenta, pero Gabo me interrumpió. "Déjame, yo pido la cuenta, que a mí no me cobran", dijo con su habitual desparpajo. En efecto, no nos cobraron, detalle que me causó mucha gracia, mientras en el rostro del Nobel asomaba una sonrisa traviesa, que su bigote no alcanzaba disimular. puntoyaparte@vladdo.com
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