Minería ilegal y derrumbe de la democracia

Ricardo Arquez Benavides
Un dialogo social bajo una justicia alrededor de la verdad para lograr la restauración, porque los fines de la lucha armada es un cuento chimbo del pasado que se debe acabar, fue el mensaje del presidente, Gustavo Petro, al Clan el Golfo, definida como una ‘estructura organizada de crimen de alto impacto’. El mundo complejo, al interior de las causas del conflicto y de las tácticas que se han utilizado para alcanzarlo; ante el entramado de la función social del Estado, que se desarrolla dificultosamente; y ante el costo de la Democracia, que se han constituido en circunstancias y condiciones muy adversas a cualquier lógica sobre el pensar y lograr la prosperidad. Han existido mezclas de actitudes y de sentimientos colectivos, o, de un tipo de mentalidad arraigada históricamente de un tejido social asfixiante que ha permanecido vivo en el tiempo, como una cohesión de la paranoia, imbuida y aislada, que esta esparcida en las capas sociales de la geografía. Decir que, la patología enquistada causa o incide al conflicto armado, que emerge de las mezclas de mentalidades por el marginamiento y la pobreza, porque a los clanes les gusta aislarse del mundo exterior, creando una burbuja de creencias y valores distorsionados, no es absoluto. La delincuencia como fenómeno es el resultado de una interacción difusa con múltiples factores y no es una cuestión de educación formal o lo contrario, esta esparcida en diferentes formas. La delincuencia que se viste de cuello blanco, y la que se fabrica haciendo de la minería una gangrena, o en cualquier otra dimensión. Es un desmadre, y contradictoria. En el cono sur de Bolívar, la minería ilegal es la nueva coca del territorio, en cabeza de grupos armados como el Eln (subestructura Darío Ramírez C.), que ejerce control en los municipios de San Pablo, Simití, Cantagallo, y Santa Rosa del Sur, las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo (subestructura Erlin Pino D.), han incrementado el desplazamiento forzado. Según el informe InSight Crime, (12-7-2023) en las zonas de explotación como Antioquia y Bolívar, hay fuerte presencia de estos grupos armados ilegales: autodefensas Agc, Eln, y ex-Farc-mafia, grupos disidentes que se deslindaron del acuerdo de paz. En el sur de Bolívar, las disputas entre estos por el control de la minería ilegal han generado crisis humanitaria, según alertó la Defensoría del Pueblo (octubre - 2023). Desvelar la estructura mental a estos clanes tiene connotaciones históricas: el aislamiento, el mundo exterior que han vivido, paranoias entre los miembros, su cohesión social por fuertes lazos de parentesco, mitos y creencias, la actitud dominante y controladora, el culto rendido a si mismo por el impacto del armamento y la vestimenta, la atmósfera de sospecha y desconfianza, que causan profunda deshumanización (Icsa). Corresponde a la mentalidad del conflicto nuestro. Aunque cueste escribirlo sigue enquistado como una huella imborrable.
Analista de Política Pública/arquezbasesores@gmail.com