Sábado, 03 de Mayo de 2025

En Carrara, el mármol busca urgente una extracción sostenible

ChileEl Mercurio, Chile 25 de junio de 2024

Esta roca es adorada porque permite que la luz penetre unos milímetros por debajo de la superficie, creando un suave resplandor. Bien lo supo Miguel Ángel Buonarroti, quien hizo de esta piedra su más fiel materia prima.

Descubierto por los romanos en los Alpes Apuanos del norte de Italia, el mármol de Carrara llegó a su apogeo durante el Renacimiento, como valioso recurso para crear las estatuas blancas más sorprendentes del mundo. Carrara es el nombre de un pequeño pueblo y significa cantera, y la palabra mármol viene del griego marmaros : piedra que reluce. Es precisamente su suave efecto resplandeciente el que permite que el paisaje de las canteras de mármol blanco pueda verse incluso desde el espacio.
Esta actividad extractiva es considerada una de las más antiguas del orbe, pero sus críticos le atribuyen una huella devastadora en el medio ambiente, cuyos efectos han llegado a los cursos de agua y generado conflictos centenarios en torno a las concesiones.
Buscando limpiar la reputación de esta actividad, las autoridades locales abogan hoy por promover procesos más sostenibles y controlados, pero sin que Carrara pierda su principal fuente de ingresos.
El edicto de la duquesa
Desde la época de Julio César (años 40 a.C.), bloques de este mármol blanco fueron utilizados para las construcciones públicas de Roma y muchas casas de los patricios. En el siglo III, la extracción se detuvo por las invasiones bárbaras. Luego, con el desarrollo del cristianismo, el mármol fue demandado para la construcción de edificios religiosos.
En la Edad Media, las canteras pasaron a ser propiedad del marqués Malaspina, quien las arrendaba a familias de maestros, que se encargaban de la extracción y el transporte del material. En el siglo XVI, renacentistas italianos como Miguel Ángel, autor del David, se acercaban a las canteras para seleccionar bloques de mármol para sus obras.
En 1751, un edicto de María Teresa Cybo Malaspina, duquesa de Massa Carrara, concedió a los propietarios de las canteras un presunto derecho perpetuo de extracción y propiedad. Se trata de un controversial punto con consecuencias hasta hoy, ya que aún existen empresarios que poseen el 30% de las canteras de Carrara y no pagan concesiones, provocando un perjuicio de 4 millones de euros al año, según una investigación del periodista italiano Bernardo Iovene.
El reportaje informa que recientemente los empresarios que gestionan el 70% restante de las canteras firmaron un acuerdo con el municipio, obligados por la ley regional de 2015, que prevé licitaciones públicas cada 25 años, pero a partir de 2042. Pero al día siguiente de la firma, los mismos iniciaron acciones legales para reivindicar el supuesto derecho perpetuo de 1751. Una historia de nunca acabar, sostiene la investigación.
Impacto ambiental
El último censo del Centro Geotecnológico de la Universidad de Siena contó 165 canteras activas y 510 abandonadas en los Alpes Apuanos. Carrara es el municipio con el mayor número de canteras activas: 73.
Las canteras han reducido el tamaño de las montañas y en su interior se han excavado largos túneles. En algunas zonas, los Alpes Apuanos incluso han bajado; un ejemplo es el desaparecido pico de Falcovaia, una montaña cuya cima fue rebajada a causa de la extracción.
Otro efecto de las canteras son los residuos, polvo de mármol (carbonato cálcico) que deriva de la extracción de la piedra y del aserrado. Con cada lluvia, este polvo se filtra en las aguas de los arroyos y ríos, que se vuelven blancos como la leche y llegan al mar. También contamina el agua potable.
Se estima que solo una quinta parte de las toneladas anuales extraídas se saca en bloques para ser usada en esculturas y edificios. El resto es transformado en carbonato cálcico, que se utiliza para sustituir el plomo en pinturas y el amianto en tejados, cosméticos, pastillas de vitaminas y pasta de dientes. Esto, pese a que la ley regional establece que las canteras no pueden usarse solo para extraer escombros, que es precisamente lo que más se hace.
Como dispone la Agencia Regional para la Protección del Medio Ambiente de Toscana, cada cantera debería disponer de este polvo, recogerlo y tratarlo como residuo de transformación y residuo especial, y llevarlo a plantas adecuadas.
Nueva norma
Esta semana, Carrara aprobó el reglamento sobre la trazabilidad del mármol, que considera como ejes clave la seguridad, el medio ambiente y una redistribución más justa de la riqueza, dijo la alcaldesa de Carrara, Serena Arrighi.
Aseguró que la norma contempla el uso de un software que seguirá todo el recorrido de un bloque en sus dos etapas: desde la cantera hasta la báscula puente (pesa) y desde ahí hasta la fábrica de procesamiento.
En marzo pasado, Arrighi informó que para Carrara "el plan fija una producción sostenible de 32 millones de m {+3} en 20 años" y que el municipio fijó un límite adicional de 16 millones de m {+3} a empresas con un vencimiento a diez años, "con el fin de redistribuir la segunda mitad".
A su vez, aseguró que la producción de las canteras ha disminuido en los últimos años: en 2023 se contabilizaron 656.000 toneladas de bloques, la cifra más baja registrada, la mitad de lo que ocurría a principios de siglo, con casi 1,2 millones extraídas en 2001.
Además, aseguró que la región prevé un aumento del 5% en cuanto a producción sostenible.
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