Así estamos
Las generaciones que fueron a los últimos mundiales, las de 1998, 2010 y 2014, se formaron en clubes endeudados y quebrados, entre duchas frías, ropas usadas y pelotas gastadas, con poco dinero y navegando en la pobreza
Las generaciones que fueron a los últimos mundiales, las de 1998, 2010 y 2014, se formaron en clubes endeudados y quebrados, entre duchas frías, ropas usadas y pelotas gastadas, con poco dinero y navegando en la pobreza.
Llegaban como niños que venían con la pichanga y el barrio en el cuerpo, y en su familia le veían condiciones, el cabro no se podía perder y hacían fila para la prueba y los llevaba el papá, el abuelo o lo que tuvieran. Tantas veces el padrino.
A los 17, o por ahí, no veían por dónde, pero es lo que se ve a los 17, es normal. Es como dice la canción, lo de volver a ser de repente como musgo en la piedra. Se dormían con la frente y el sudor pegados al vidrio, si es que iban sentados, porque era largo y tanto tránsito y taco. ¿Dos horas? Por ahí. ¿Valdrá la pena? Quizás. Era en micros amarillas. Igual les daban almuerzo o colación, y a veces un dirigente se rajaba con algo. Suena mal, pero no es garabato: rajarse, romper la billetera, estirar el billete. Una completada para el equipo. Una caja de mercadería que nunca está de más. Zapatos de fútbol o camiseta. O un set de jabón y desodorante. Era un mundo de detalles. En general malo y tembleque, pero tenía sus cosas: alguna mano amiga, el buen dirigente o el entrenador que cobija y guía.
Entrenaron, aprendieron y se educaron como pudieron, sin grandes cuadros técnicos en las inferiores, pero sí con profesores y profes a los que se les fue la vida haciendo lo que sabían: descubriendo a cabros buenos, enderezando a tantos y ubicándolos en la cancha y en la vida, para que parezca bolero. Y pidiéndoles que no fueran tontos, porque ahí estaba su futuro, y tantas veces esa misma palabra: futuro.
¿Les gustaría tener representante? Sería ideal.
¿Argentino? Mejor sería.
El futuro en la pelotita, buen contrato en un club grande, a lo mejor partir para afuera, por ejemplo a México, y claro se sueña con Europa.
Esas generaciones brotaron desde suelos secos e irregulares con mucho mal trato en condiciones, sueldos y contratos. Demoras en los pagos, mínima previsión y las imposiciones pertenecían al universo del ni te he visto ni me acuerdo.
Era un mundo precario y subdesarrollado, una jungla de carestía y de marcha cuesta arriba, sin embargo, en esas factorías y clubes deficientes se forjaron los integrantes de las selecciones de Chile que fueron a los mundiales de 1998, 2010 y 2014.
Lo de ahora es muy distinto, es el nuevo mundo de las Sociedades Anónimas Deportivas, una instalación que culminó en 2011 con el control de la ANFP y luego con la propiedad total del canal del fútbol que transmite dos torneos anuales, y el deseo es crear un tercero, para que cada equipo juegue unos 75 partidos al año y así llenar el calendario y la programación.
Las Sociedades Anónimas Deportivas son productoras de equipos para torneos de TV. Eso es lo primordial y el resto son asuntos laterales y preocupaciones secundarias.
Así estamos.