Miopía voluntaria
Carlos Téllez
En estrategia empresarial, cada decisión de enfoque que tomamos conlleva un costo implícito: ver bien de cerca, pero arriesgarnos a perder de vista lo que está más allá
Carlos Téllez
En estrategia empresarial, cada decisión de enfoque que tomamos conlleva un costo implícito: ver bien de cerca, pero arriesgarnos a perder de vista lo que está más allá. El direccionamiento estratégico de una empresa, por lo tanto, podría asimilarse a una especie de miopía voluntaria. Quienes practicamos la estrategia, y la entendemos como un conjunto de escogencias, promovemos que las empresas elijan deliberadamente limitar su campo visual a fin de concentrarse en aquello que les resulte esencial para convertirse en la versión que desean. Si bien estas escogencias permiten que los equipos se alineen y privilegien esfuerzos hacia objetivos comunes, también perpetúan el riesgo latente de perder la perspectiva de largo plazo y desconocer cambios relevantes en el entorno. La miopía voluntaria no es un problema en sí misma, siempre y cuando la consideremos como un estado transitorio y consciente. El verdadero peligro surge cuando es capturada por la inercia no gestionada para convertirse en un hábito inconsciente. En ese punto, la estrategia deja de ser una herramienta dinámica para enfrentar la realidad y se convierte en un conjunto rígido de dogmas incoherentes con el entorno. El antídoto para evitar que esta miopía quede estática, y perdamos la perspectiva, son las conversaciones estratégicas, espacios en los que desafiamos de manera constructiva e intencional esa hipótesis de futuro que guía la cotidianidad de la organización. En estos espacios, tres preguntas son útiles para mantener la estrategia en sintonía con la realidad, es decir, asegurar una miopía consciente y pertinente: - ¿Qué incoherencias percibimos entre nuestra estrategia actual y las circunstancias vigentes? Identificar desalineaciones con el entorno, o con realidades internas de la empresa, nos ayuda a detectar cuándo la miopía voluntaria necesita refrescarse para proteger su lógica y utilidad. - ¿Qué ajustes hemos hecho en la estrategia que necesitamos volver explícitos y conscientes para todos? La estrategia no es estática, y a menudo las empresas reactivamente realizan cambios rápidos e informales sobre la marcha. Hacer estos ajustes visibles para todos es clave si queremos mantener una miopía vigente y compartida. - ¿Qué vacíos percibimos en nuestra estrategia actual? Hay asuntos borrosos, a los cuales necesitamos acercarnos para ganar claridad y escoger, por ejemplo, abordarlos o ignorarlos. Incorporarlos a la miopía voluntaria asegura que actuemos con intención y confianza. Si bien suena contraintuitivo, incluso incómodo, esa miopía voluntaria no es un defecto. La estrategia nos permite avanzar con claridad, aun cuando el horizonte distante sea borroso. La clave está en reconocer que su verdadera fortaleza radica en nuestra capacidad de desafiarla constantemente, evitando que se vuelva una limitación, para mantenerla pertinente hoy y coherente con posibles futuros distantes.
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