El bautizo populista
Jorge Restrepo
Rudiger Dornbusch definió el populismo económico como "una aproximación a la economía que enfatiza el crecimiento y la redistribución del ingreso y le resta importancia a los riesgos de inflación y de financiamiento del déficit, a las restricciones externas y a la reacción de los agentes económicos a políticas agresivamente contrarias al mercado"
Jorge Restrepo
Rudiger Dornbusch definió el populismo económico como "una aproximación a la economía que enfatiza el crecimiento y la redistribución del ingreso y le resta importancia a los riesgos de inflación y de financiamiento del déficit, a las restricciones externas y a la reacción de los agentes económicos a políticas agresivamente contrarias al mercado". Dornbusch decía que "el populismo económico fracasa y cuando lo hace, tiene un costo alarmante para los mismos grupos que supuestamente busca favorecer." La reforma constitucional que aumenta las transferencias a los municipios y departamentos de los impuestos que recauda la Nación, hasta 8,2% del PIB, requerirá nuevos recursos de 1,7% del PIB, según el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf). Una vez se haga la reforma constitucional municipios y departamentos podrán exigir esos recursos, por lo que es un aumento de gasto irreversible. Como la reforma no consigue nuevas fuentes (digamos, más impuestos a la propiedad rural), no hay disposición a vender activos (digamos, la barata Ecopetrol), y la tributación está ya en niveles intolerables (después de la mega reforma tributaria de 2022) no habrá otra alternativa diferente a más endeudamiento: la presidenta del Carf, Astrid Martínez, lo advirtió: "el proyecto genera una presión de gasto ‘insostenible’ para el Gobierno lo que aumentaría su déficit y elevaría la deuda neta; ya no solo el nivel del ancla de la deuda, compatible con la regla fiscal, sino sobre su nivel límite." Los resultados de ese mayor gasto serán contrarios a los que espera el Gobierno. Según el Ministro del Interior, la reforma busca "acabar este centralismo que tanto daño le ha hecho a Colombia" pues "tenemos un Estado obeso a nivel nacional donde menos lo necesitan los ciudadanos, y raquítico en los territorios, donde más lo necesitan los afectados por la violencia, la pobreza y la exclusión". Es improbable que al aumentar esas transferencias, el SGP que hoy gastan municipios y departamentos mejoren los resultados de ese gasto. El profesor Fabio Sánchez ha demostrado que a mayor gasto regional en educación no hay mejores resultados. En salud el gasto regional (estatal) no ha logrado compensar la falla que tiene el sistema para mejorar la salud de la población rural. En agua potable la baja cobertura muestra que no se necesita más plata sino gastar bien: evitar la corrupción (como en la alimentación escolar) y mejorar el cobro por el servicio, para reducir el desperdicio y la desviación del agua potable a usos agrícolas. Más gasto público local puede ser necesario pero no es suficiente para construir paz: como ha mostrado la Secretaría Técnica de Verificación, lo poco que se asigna del SGP a cumplir con el Acuerdo, casi no se ejecuta, y sin desmantelar las organizaciones criminales no hay proyectos de desarrollo sostenibles. Romper las restricciones para poder endeudarse y gastar mal solo traerá mayor riesgo país, mayores tasas de interés para todos y menos inversión: el capital, nacional y extranjero, se irá a otra parte. El bautizo populista lo pagaremos todos.
Profesor de economía, Pontificia Universidad Javeriana. X: @jorgearestrepo