Escándalos sexuales e ideología

Íñigo Errejón, diputado español y cofundador de Podemos, renunció recientemente a su escaño y a la vida política, en medio de denuncias en su contra por acoso sexual y maltratos. La noticia ha conmocionado a España por la enorme influencia del diputado en la izquierda de ese país, pero también resuena en Chile, donde su figura gozaba de ascendiente en el mundo frenteamplista y se lo proponía como referente. Esto, por encarnar un tipo de liderazgo más pragmático, por ejemplo, que el de su exaliado, Pablo Iglesias. Se agrega a ello el hecho de que el escándalo estallara en la península cuando también en nuestro país el oficialismo se encuentra complicado por el manejo del caso Monsalve, a lo que se ha sumado una reciente denuncia por abusos en contra de una diputada del Frente Amplio.
En España, conocida públicamente la situación de Errejón, el grupo político del que participa -Sumar, socio minoritario del gobierno de Pedro Sánchez- pidió disculpas porque sus mecanismos "fallaron" en detectar y prevenir las conductas machistas de su exportavoz parlamentario. Admitieron que ello ha "quebrado la confianza de mucha gente" y prometieron que trabajarán para "recoserla".
Con Errejón desaparece de escena el último de los fundadores de Podemos que sobrevivía en la primera línea política. Su caída vuelve a poner sobre la mesa la frustrante deriva de un movimiento que, surgido de las protestas de los "indignados", despertó la ilusión de millones y desafió a la centroizquierda representada por el PSOE. Luego de vivir su mejor momento en la década pasada, Podemos no solo perdió atractivo electoral, sino que sus dirigentes terminaron replicando criticadas prácticas de la política tradicional. Aun así, su influencia en el gobierno de Sánchez contaminó a este de una radicalizada versión del feminismo, cuestionada incluso por históricas dirigentas socialistas, y de una cierta deriva populista. Tras las elecciones de 2023, un disminuido Podemos se alejó del oficialismo, a diferencia de Errejón, que había roto con Iglesias en 2019 y que, ahora como parte de Sumar, se perfilaba como figura de alta proyección.
Como está ocurriendo en Chile a raíz del manejo gubernamental del caso Monsalve, lo sucedido con el político español echa por tierra cualquier pretensión de superioridad moral y confirma que enarbolar un discurso feminista no garantiza un efectivo compromiso con los derechos de la mujer. También da cuenta de cómo una aproximación ideológica radicalizada, que identifica las estructuras sociales con el abuso, termina sirviendo de coartada para eludir la responsabilidad de las personas por sus propias conductas. La declaración -plagada de victimismo- con que Errejón comunicó su renuncia y en la que culpa al "heteropatriarcado" y hasta habla de una "forma de vida neoliberal" para explicar sus comportamientos, constituye el más grotesco ejemplo de aquello.