Estudio del Inciensa exploró cómo estilos de paternidad influyen en la alimentación de adolescentes en Costa Rica y sus riesgos de desarrollar obesidad.
Una de las recomendaciones de los nutricionistas para mejorar los hábitos alimentarios en los adolescentes es comer en familia. Es así como las personas comparten, comen más despacio y tienden a un menú más balanceado. También se ha dicho que la forma en la que comen los adultos de una familia tiene influencia sobre los más jóvenes.
Pero la situación podría ir más allá, y la forma de crianza que se le da a los jóvenes en otros aspectos influye en lo que comen y en el riesgo para desarrollar sobrepeso y obesidad. Un estudio del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) analizó esta situación.
Se exploraron diferentes estilos de paternidad: autoritario, autoritativo y permisivo.
En el estilo autoritario se demanda mucho de los jóvenes, con poca respuesta a cambio por parte de los padres. Se exige obediencia y cumplimiento de reglas sin explicaciones.
En el estilo autoritativo se demanda mucho de los jóvenes, pero también se les da el mismo nivel de respuesta a cambio. Al hijo se le demanda, pero se le escucha y su opinión es valorada y tomada en cuenta.
Finalmente, en el estilo permisivo se demanda poco y se les responde mucho.
Los estilos de paternidad fueron abordados en dos publicaciones, una de ellas, divulgada en Appetite, tomó en cuenta 818 participantes entre los 13 y los 18 años. La otra, de la revista Nutrients, se hizo con la participación de 65 muchachos de las mismas edades.
En aspectos no relacionados directamente con la comida, los investigadores determinaron que los adolescentes tienen mejor comunicación con el padre de su mismo sexo, independientemente del estilo de crianza. Esto sí puede ser utilizado para mejorar la alimentación de los jóvenes, porque el ejemplo que dé el padre del mismo sexo o las conversaciones que tengan con el joven pueden ser más efectivas.
Los estilos tanto autoritario como permisivo estuvieron más relacionados con obesidad que el estilo autoritativo.
"Para unas cosas, el estilo autoritario puede funcionar, pero para otras no. Un padre muy, muy autoritario no funciona", mencionó Monge.
El estilo autoritativo está más relacionado con consumo de frutas y verduras, halló el estudio. Esto se ve principalmente en las zonas rurales y en los hombres.
El estilo autoritario en los padres está más vinculado a una menor ingesta de bebidas azucaradas en hombres.
"En este caso, el estilo autoritario funciona porque en el momento en el que está vigilado el muchacho ‘se porta bien’, pero cuando no lo vigilan no y pueden comerse todo lo que quieran. En esto también hay que tener cuidado", afirmó el investigador.
Mientras que un estilo autoritario en las madres baja la ingesta en las mujeres, pero lo sube en los hombres.
Finalmente, el consumo de otro alimento importante, los frijoles, no estuvo particularmente vinculado a ningún tipo de crianza.
Padres, los mayores influenciadores en alimentación de adolescentes
Rafael Monge Rojas, coordinador de la investigación, señaló el estilo de crianza también puede variar mucho de una zona rural a una urbana, por las formas de ver el mundo de los padres, y por el género, ya que tradicionalmente los hombres tienen más libertades que las mujeres durante la adolescencia.
"Hay interseccionalidad en los efectos de la interacción de los padres con sus hijos, pero depende del sexo del hijo y del padre, el contexto geográfico y cultural y los patrones de alimentación de la familia", señala una de las publicaciones en la revista Appetite.
No obstante, el estudio concluye que los padres siguen siendo los mayores influenciadores en la alimentación de los adolescentes; ellos compran la comida del hogar y son los que ponen las reglas en casa, incluidas las relacionadas con los tiempos de comida. La forma en la que comen los padres y su ejemplo son decisivos.
"El padre y la madre deben verificar y mejorar sus hábitos alimentarios, porque sí hay influencia. No hay que perder de vista al padre. Normalmente se le achaca a la madre toda la responsabilidad del cuido, pero el padre es responsable. Nosotros evidenciamos que el padre tiene un rol importante en la adopción de hábitos alimentarios en los adolescentes", afirmó Monge.
Estas pesquisas parten de una investigación mayor que desde 1996 explora las características de la alimentación en colegiales de áreas urbanas y rurales de la provincia de San José. En total, participaron 1.227 jóvenes entre los 12 y los 19 años, que cursaban entre sétimo y duodécimo año.
Dentro del estudio, los jóvenes debían reportar lo que comían tres veces por semana, llenar una encuesta de hábitos de alimentación y de su relación con los padres y otros adultos en el hogar. Además, se les midió y se les pesó.
Hábitos y costumbres de padres y su rol en la alimentación de los hijos
Otra publicación en la revista Nutrients en la que hubo participación de 686 jóvenes entre los 12 y 19 años señaló que la forma en la que comen los padres y la dinámica familiar sí determina su alimentación y la forma en la que los jóvenes comen. Esto aumenta o disminuye su riesgo de obesidad y de otras enfermedades crónicas a futuro.
Igualmente, se demostró la mayor influencia del padre del mismo sexo. Especialmente las muchachas tendían a comer de forma similar a sus madres.
"Para enseñarles a comer, necesitamos aprender nosotros a comer, también es necesario educarnos", recomendó Rommy Reñazco Martínez, vocera del Colegio de Profesionales en Nutrición.
Esta publicación también abarca la forma en que los conflictos familiares moldean la alimentación. Por ejemplo, los conflictos entre padres e hijos pueden motivar el hambre emocional y, en ocasiones específicas, los atracones. Los episodios de mayor ingesta de comida estaban relacionados con reglas muy estrictas o pleitos con los padres.
"El hambre es muy emocional. Si el ambiente no es bueno en la casa, algunas personas van a canalizar la frustración con comida. Y si a eso sumamos que lo que se encuentran en la alacena son ‘paquetitos’ y ultraprocesados, pues peor", dijo Reñazco, quien no participó de la investigación.
Otro artículo, en la revista Public Health Nutrition, que tomó en cuenta a 813 participantes, vio que cuanto más interactúen los padres con sus hijos adolescentes durante las comidas, mayor será su influencia en ganancia de peso, calidad de la alimentación y cómo influyen los estereotipos de género. Además, el ambiente familiar agradable a la hora de comer estuvo relacionado con mayor consumo de frijoles, especialmente en mujeres y zonas rurales.
Cómo influye el lugar dónde viven los jóvenes en lo que comen
Otra de las publicaciones del estudio exploró si influye la zona donde los adolescentes viven, si es urbana o rural. Este artículo en la revista Nutrients se hizo con 818 participantes entre los 12 y los 18 años y vio que la zona de residencia sí puede ser decisiva.
"Las probabilidades de tener una dieta saludable y variada fue 62% más probable en las zonas rurales", cita el texto.
De acuerdo con los científicos, esto está determinado porque en áreas rurales hay más ingesta de alimentos como frutas, verduras y leguminosas que tienen en siembras de autoconsumo o cerca de su hogar.
Además, en las zonas rurales hay más comidas en familia, y hay menos acceso a comidas rápidas y chatarra.
Para los investigadores, es determinante estudiar la alimentación en los adolescentes, porque todavía se encuentran en crecimiento. Una mala alimentación los expone a varias formas de malnutrición y mayores enfermedades crónicas a mediano y largo plazo.