El vicecanciller destacó que Rubio "conoce la región" y que "ha sido bastante claro en marcar la importancia de nuestro país para defender valores compartidos con Estados Unidos".
El presidente electo de Estados Unidos,
Donald Trump, piensa en
Marco Rubio, un senador por el estado de Florida, hijo de inmigrantes cubanos, para que sea el nuevo
secretario de Estado, lo que implica encargarse de las relaciones exteriores de la futura administración. Este abogado de 53 años sería el primer político de ascendencia latina -habla con perfecta fluidez el español- en tener esa responsabilidad. Está considerado de línea conservadora dura y en 2016 fue precandidato presidencial por el Partido Republicano.
En la
cancillería uruguaya la designación cayó bien dado el conocimiento que tiene de la región y los pronunciamientos que ha hecho sobre la importancia que Estados Unidos debe darle a la relación con Uruguay.
El subsecretario de Relaciones Exteriores,
Nicolás Albertoni, dijo a El País que ve "con buenos ojos la designación". "Conoce la región y en diferentes oportunidades ha mencionado y ha sido bastante claro en marcar la importancia de nuestro país en la región para defender valores compartidos con Estados Unidos", insistió Albertoni, quien ha coincidido en Estados Unidos en algunos eventos académicos con el designado.
Su visión de Uruguay
En 2022 Rubio escribió una columna en la que señaló que "mientras el 35% de los
productos uruguayos van actualmente a China, y mientras el Partido Comunista de China -el mayor adversario geopolítico de Estados Unidos- corteja al gobierno uruguayo con un
potencial acuerdo de libre comercio, Uruguay permanece accesible a equilibrar su comercio realizando más exportaciones hacia Europa y Estados Unidos". "El fortalecimiento de nuestra relación bilateral con Uruguay no solo fortalecería a la coalición democrática en el hemisferio occidental, sino que también minimizaría la influencia antiestadounidense de Pekín en nuestra región", agregó.
En la columna Rubio planteó también que la Corporación Financiera de Desarrollo de Estados Unidos (DFC por sus siglas en inglés) amplíe su rol para facilitar la canalización de inversiones hacia Uruguay. Tras destacar la performance en los últimos 20 años de la economía uruguaya advirtió que la DFC tiene prohibido prestar a países con "altos ingresos" y el Banco Mundial clasifica a Uruguay como tal, aunque enfrenta desafíos tanto sociales como económicos así como dificultades para atraer más inversión privada". Luego agregó en la columna que "Estados Unidos debe
ampliar la cooperación con Uruguay en temas de seguridad, espaciales y en la lucha antidrogas".
Rubio, nacido en
Miami, intentó en 2016 ser candidato presidencial republicano pero en las internas se impuso Trump al que luego se acercó. Antes lo había llamado "estafador" y el magnate que reasumirá la Presidencia también se burlaba de él, y le aplicaba el apodo de "pequeño Marco".
Rubio es fuertemente crítico de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Está preocupado por la influencia china en la región latinoamericana, apoya fervientemente a Israel y si bien criticó la invasión rusa a Ucrania entiende que este país debe acceder a entablar conversaciones de paz. Respecto a la inmigración ha endurecido su postura ya que considera que se ha vuelto "masiva" y es partidario de poner límites. Y calificó al
Partido Demócrata de tener posturas de "extrema izquierda". "Creo que el futuro del
siglo XXI va a estar en gran medida definido por lo que suceda en el Indo-Pacífico", afirmó.