Salida de Ricardo Bonilla en medio de polémica; llega Diego Guevara
Una tormenta política y momentos de incertidumbre para los agentes económicos presenció ayer el país por cuenta de los hechos que rodearon la salida del ministro de Hacienda y Crédito Público, Ricardo Bonilla, por solicitud del presidente Gustavo Petro, y la posterior designación de su sucesor, Diego Guevara
Una tormenta política y momentos de incertidumbre para los agentes económicos presenció ayer el país por cuenta de los hechos que rodearon la salida del ministro de Hacienda y Crédito Público, Ricardo Bonilla, por solicitud del presidente Gustavo Petro, y la posterior designación de su sucesor, Diego Guevara. Después de la petición que le hizo Petro en su cuenta de la red social X desde Montevideo, Uruguay, de renunciar como ministro de Hacienda, Bonilla le respondió al mandatario y aceptó dejar el cargo. Tras el pronunciamiento del Jefe de Estados, en una carta que hizo pública, Ricardo Bonilla le presentó su "renuncia irrevocable al cargo de Ministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia" y sostuvo que siempre dijo "que respeto el trabajo de la Fiscalía y que no usaría mi cargo en el gabinete para defenderme". "Considero que ha llegado la hora de asumir, junto con mi equipo jurídico, mi defensa como ciudadano, desprovisto de mi condición como funcionario público, para concentrarme en el proceso y evitar cualquier daño al devenir del Gobierno en su agenda pública", agregó. Dijo que los señalamientos en su contra, sobre su supuesta participación en el entramado de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) dejan lecciones sobre "el diseño institucional de la Comisión Interpalamentaria de crédito público" y que "las permanentes dilaciones al otorgamiento de conceptos no vinculantes se prestan a maniobras que dejan al ministro en turno en aprietos". Aseguró que deja el Ministerio de Hacienda con la "frente en alto", y que confía en convencer a sus investigadores que no compró silencios ni votos de congresistas "ni cupos indicativos ni cometí delito alguno en provecho personal". Según su primer y corto balance de gestión, deja las finanzas de Colombia con "buena salud" y la estabilidad fiscal se mantiene "a pesar de circunstancias externas e internas que nos correspondió afrontar". Finalmente, le deseó a Gustavo Petro que su gobierno "consolide el inicio de una Colombia nueva, con más inclusión y menos desigualdad". El pedido de renuncia En su mensaje en X, de más de 25 párrafos, Petro dejó claro que no cree que Bonilla sea culpable de supuesta corrupción en el caso de la UNGRD - Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres- y que le pidió la renuncia porque no quiere que lo 'despedacen' por ser leal a las ideas de su gobierno. "No voy a permitir que se acorrale al pueblo con extorsiones y usaré la constitución si el Congreso se deja llevar de quienes extorsionan y buscan el golpe inconstitucional, porque mi deber es ayudar con todo a la gente que trabaja y estudia, y no arrodillarme ante quienes sirven los más poderosos intereses de la codicia y la insensibilidad con los humildes. Espero su renuncia (La de Bonilla) porque ahora debe dedicarse a su defensa sin mancha de usar el poder en su defensa", afirmó el presidente Gustavo Petro en su extenso mensaje. Describió a su ahora exfuncionario como un gran compañero y profesor honesto, al tiempo que manifestó que durante su paso por la secretaria de Hacienda de Bogotá (en la alcaldía Petro), "el doctor Ricardo Bonilla la dejó (a la capital) en su mejor momento financiero", y como ministro Hacienda "sacó a Colombia de la recesión por el sobre endeudamiento que dejó Duque". EL RECORRIDO Uno de los capítulos más importantes de la historia de Ricardo Bonilla en el Ministerio de Hacienda y la tormenta política que rodea a este funcionario, finalmente acabó con la solicitud de dimisión que le hizo el presidente Petro a uno de sus más fieles escuderos y la respectiva presentación de la carta de renuncia irrevocable por parte de éste. Pese a que cuenta con el respaldo y afecto de la Casa de Nariño, Bonilla González, quien duró 19 meses en el cargo, sale del Minhacienda en medio de acusaciones en contra por la presunta compra de votos en el Congreso para apoyar los proyectos del Gobierno y lo que algunos sectores políticos han calificado como la crisis de ‘fuego amigo’ que hay al interior de esta administración. Las últimas semanas de este funcionario no fueron tal vez las mejores, dado que sus relaciones con el Legislativo estaban en su peor momento y los congresistas no acudían a los llamados, ni para el proyecto de ley de financiamiento, ni en la Comisión de Crédito Público, organismo con el que nunca logró ponerse de acuerdo para usar el cupo de endeudamiento. Si bien en su momento fue la primera persona en la que pensó el presidente Gustavo Petro para dirigir la cartera de Hacienda, dado que es uno de sus amigos más cercanos y leales coequiperos, que incluso lo acompañó como Secretario de Hacienda cuando fue alcalde de Bogotá, no pudo ser nombrado por inhabilidades vigentes. El capítulo de Ricardo Bonilla en el Ministerio comenzó tras la salida de José Antonio Ocampo, quien tuvo varias diferencias con el jefe de Estado por resaltar los impactos fiscales que tendrían las reformas sociales, especialmente la de salud. En su gestión se caracterizó por defender la línea del Presidente, lo que para Petro Urrego, terminó costándole su salida. Tormentas económicas En el poco más de año y medio que fue Ministro de Hacienda, Bonilla González fue cuestionado por casos como los líos del Presupuesto General de la Nación para el 2024, que casi embolata $13 billones de pesos para obras de alto impacto como el metro de Bogotá o varias vías 4G, así como las proyecciones económicas sobreestimadas, que acabaron con recortes presupuestales. El hecho de que se tuvieran que bajar los gastos de funcionamiento, primero en $28 billones y finalmente en $33 billones, tampoco le jugó a favor y aunque al final logró recomponer la senda de crecimiento en el recaudo tributario junto a la Dian, en la era de Orlando Villabona, deja este indicador en rojo. Por otra parte, Ricardo Bonilla también destacó por la falta de un plan de reactivación económica concreto y un ritmo de crecimiento muy lento y, según algunos centros de estudio económico, por debajo del potencial que realmente tuvo la economía, que habría crecido por inercia y ritmo, más que por acciones de gobierno. En la recta final de su paso por el Ministerio, estaba liderando el trámite de la ley de financiamiento, que no fue recibida con buenos ojos por los diversos sectores económicos y políticos, y el trámite del Presupuesto General de la Nación para 2025, que se irá por decreto, debido a que no se llegó a un acuerdo entre el Legislativo y el Ejecutivo, frente a los recursos necesarios. Cabe destacar que uno de los llamados más frecuentes que el sector económico le hizo a este personaje, que ahora se dedicará a atender los requerimientos que le lleguen desde la justicia, fue a que gastara menos y redujera frentes del gasto público como la nómina o los gastos en logística y operaciones del Gobierno. Ricardo Bonilla también se va en un momento en el que el mercado tiene alta incertidumbre respecto a la estabilidad fiscal, ya que la caída de recaudo llevó a que la Nación se tuviera que endeudar y, por ejemplo, en el Presupuesto del próximo año no hay certeza sobre $12 billones que no tienen una fuente de ingreso firme, sin contar con que la gestión de la Dian estaría nuevamente sobreestimada. Por último, hay que decir que actualmente trabajaba en un plan de subejecución presupuestaria para aliviar los apretones de caja que tiene la Nación y llegar a la meta de recorte, por encima de $50 billones, que sugieren los expertos, con el fin de cuidar la regla fiscal, tarea que ahora quedará en manos del próximo Ministro de Hacienda. Pese a todo esto, el saliente ministro de Hacienda, se va diciendo, según su carta de renuncia, que "las finanzas del país gozan de buena salud y la estabilidad fiscal se mantiene a pesar de las circunstancias internas y externas que nos correspondió afrontar", al tiempo que desea que el presidente Petro cumpla con el sueño de consolidar el "inicio de una nueva Colombia".
Reacciones de diversos sectores