Apuesta por
la armonía social
Aún no hemos aprendido a enraizarnos en comunión y en comunidad; y, así, no lograremos restaurar vínculos ni rehacernos como familia
Aún no hemos aprendido a enraizarnos en comunión y en comunidad; y, así, no lograremos restaurar vínculos ni rehacernos como familia. Este es el instante preciso para el cambio, tenemos la oportunidad de modificar las percepciones denunciando el discurso del odio, corrigiendo la información errónea y contrarrestando la desinformación. Considero prioritario revitalizar un movimiento global por los derechos humanos. Sin embargo, tenemos tantos frentes abiertos que si no comenzamos por cuidarnos entre sí, tampoco podremos restablecer el mundo. El horizonte de los hogares es una necesidad. No hay mejor habitar que el donarse, desterrando los dominios de la visión viviente y fortaleciendo la capacidad de servicio. Nadie está para dominar a nadie, sino para socorrer y no quedarnos indiferentes, ante nada ni ante nadie. Estoy convencido de que los derechos humanos pueden empoderar a la ciudadanía y a las comunidades para forjar un mañana más habitable y sistémico. Trágicamente, continúan agravándose las desigualdades en todo el planeta. Esto acarrea que se intensifiquen los conflictos. Por si fuera poco el desacople, hay un desprecio deliberado por el derecho internacional. Avanza el ordeno y mando, mientras se reduce el espacio cívico del Estado democrático y social de derecho. Pongámonos en guardia a defender todos los derechos con sus obligaciones, en todas las ocasiones y en todos los espacios mundanos. No hay mejor ejercicio que sanar las divisiones y consolidar la paz. El espíritu solidario generado en lo más hondo de nuestro interior nos llama a extender los brazos para sobrellevar las necesidades de los otros, que también son las nuestras, lo que nos demanda luchar contra los flagelos de la pobreza y el hambre. Quizás necesitemos tomar la brújula creativa para un renovado rumbo común. Desde luego, esta contemplación tiene que traducirse en acciones concretas, empezando por defender a los defensores de los derechos humanos en el desempeño de su labor vital y terminando por hacer realidad el Pacto para el Futuro, aprobado recientemente, que refuerza el compromiso de esta tierra globalizada, pero aún no fraternizada, con la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por ello, trabajemos todos juntos para avanzar y no retroceder, con un abecedario de apoyo mutuo y acogida real. corcoba@telefonica.net
Algo más que palabras
Víctor Corcoba Herrero