Presionadas por cierres, deudas y las plataformas digitales, el difícil momento que viven las librerías
La carta "Las librerías van a morir" de Valentina Insulza, dueña de Tripantu, puso la lupa en el difícil escenario que vive este sector. Con más de 10 cierres en el último año, también hay nuevas aperturas y cifras esperanzadoras: el porcentaje de chilenos que lee al menos un libro al año aumentó del 46% al 52% en la última década.
Las librerías han sido espacios esenciales para la cultura, pero podrían estar enfrentando un escenario difícil. La Feria Chilena del Libro, una de las cadenas más reconocidas del país, ha visto reducir significativamente su presencia en los últimos años. De los 20 locales que tenía, hoy solo le quedan seis -tres solamente en Santiago- y su emblemática tienda de Isidora Goyenechea debió cerrar sus puertas y cederle el espacio a una farmacia.
Según el director de la Asociación de Librerías Interdependientes de Chile, Rodrigo Moren, de las 78 librerías independientes afiliadas, 8 han cerrado sus puertas desde fines de 2023. Asimismo, más del 59% de los libreros asociados menciona tener hoy menos ventas que hace dos años. "Es importante que, además de buscar soluciones, entendamos las causas", señala, destacando que, aunque existe un cierto "romance" en tener una librería, las capacidades administrativas necesarias son un desafío. Según datos que maneja la asociación, más del 40% de las librerías hoy enfrenta deudas.
Moren subraya especialmente el aumento en el cierre de librerías en Valparaíso y Viña del Mar, ciudades con una larga trayectoria cultural y cobijo de numerosas librerías de barrio. Este año, más de cuatro han cerrado sus puertas, entre ellas, En el Blanco, que ahora opera exclusivamente a través de su página web.
Lo confirma Juan Torrejón, dueño de las librerías Segundo Sol, que han funcionado por casi 14 años y que en julio pasado se vio obligado a cerrar su sucursal en Reñaca. El local, que operó durante 12 años, dejó de ser sostenible debido a las bajas ventas y la escasa afluencia de público. "Es una tragedia que se cierren librerías, que los libreros se ganan muy a pulso", lamenta.
La expansión de grandes vendedores de libros en el comercio electrónico y en el retail ha sido un arma de doble filo para el sector. Valentina Insulza, dueña de la librería Tripantu y autora de la carta "Las librerías van a morir" -enviada hace algunos días a "El Mercurio"-, pide legislar al respecto con una ley de precio único o generar incentivos para los libreros. Si bien también cuenta con una tienda online , admite que competir con gigantes como Buscalibre es una contienda imposible. "Nunca podremos competir con ellos. Tienen descuentos y un margen que no podemos igualar", confiesa.
Fundada en Chile en 2007, Buscalibre se ha convertido en una de las plataformas líderes en la región. Su modelo de negocio, basado en una amplia oferta y envíos internacionales, ha sido clave para su éxito. Según sus cifras, en 2023 vendieron US$ 11 millones en libros en Colombia y 250.000 libros en Argentina.
Al mismo tiempo, según datos de la Asociación Nacional de Avisadores, las ventas de plataformas como Mercado Libre han crecido, entre abril de este año y el mismo del 2023, el 16% y las búsquedas se incrementaron en 33% anual. Y su colaboración con editoriales como Antártica, Santillana, Zig-Zag, entre otras, le ha permitido aumentar su oferta, por lo que hoy ofrece más de 1,7 millones de libros.
Para Insulza, el panorama es desalentador. "Este 2024 ha sido mi peor año en comparación a los últimos cuatro. Por ejemplo, si comparo septiembre de 2023 con septiembre de 2024, he tenido un 32% menos de ventas", detalla. La situación no es aislada: otros colegas en el rubro han reportado caídas similares, atribuidas a factores como arriendos caros, competencia online y distintos márgenes que ofrecen las editoriales.
Expresidente de asociación: "Se puede producir un efecto dominó muy duro"
En este sentido, Fabio Costa, expresidente de la Asociación de Librerías de Chile y dueño de Librerías BROS, hace una advertencia: "Si empezaran a morir las librerías, se puede producir un efecto dominó muy duro. En los países culturalmente desarrollados se protege mucho a las librerías, porque entienden su importancia. Son mucho más que un espacio transaccional".
En Francia, por ejemplo, se aprobó una ley que fija un precio único para los libros, para proteger a las librerías frente a empresas de comercio electrónico como Amazon. Según el Sindicato Nacional de la Edición (SNE), en 2023 las ventas de libros en puntos de venta físicos representaron el 78,4% del total.
En Argentina, la Ley 25.542 establece un precio fijo para los libros, protegiendo a las librerías independientes. Sin embargo, en diciembre de 2023, el Presidente Javier Milei propuso su derogación a través de una "ley ómnibus", argumentando que la desregulación beneficiaría a los lectores con precios más bajos. La iniciativa preocupa al sector editorial, que teme el cierre de pequeñas librerías, como ocurrió en el Reino Unido tras la eliminación del Net Book Agreement en 1997. El proyecto generó un amplio debate en el sector editorial y cultural, con opiniones divididas sobre sus posibles efectos. Sin embargo, al ser sometida a votación en el Congreso, no obtuvo el respaldo necesario para su aprobación.
En ese sentido, Chile es uno de los pocos países de América Latina que mantiene un impuesto al valor agregado (IVA) del 19% sobre los libros, situándose como una de las tasas más altas del mundo. Esto contrasta con naciones como Alemania, donde se aplica una tasa reducida del 7%.
Dueño de Segundo Sol: "Crear una experiencia de librería"
A pesar de los desafíos, el panorama librero en Chile muestra algunas señales alentadoras. Según la Encuesta Nacional de Lectura 2022, el porcentaje de chilenos que leen al menos un libro al año aumentó del 46% al 52% en la última década.
Además, el estudio "Leer en Chile 2022" realizado por Ipsos y la Fundación La Fuente, revela que el 76% de los chilenos lee algún tipo de material semanalmente, incluyendo libros, redes sociales y páginas web. Aproximadamente la mitad de los chilenos dice leer libros por gusto, y un tercio asegura que es por necesidad u obligación.
Las librerías en Chile se enfrentan a una realidad complicada, pero lejos de ser crítica. Así lo afirma Costa, quien ve con optimismo el futuro del sector. "Las librerías no van a morir nunca", asevera, destacando la capacidad de adaptación de estos espacios culturales frente a retos económicos y tecnológicos.
Desde su mirada, como dueño de Librerías BROS, menciona que, a pesar de llevar años complicados con situaciones adversas, han tenido que buscar soluciones para salir adelante y evitar el cierre de sucursales. "Hemos sido muy inquietos en buscar nuevos canales y formas de llegar a la gente, fuimos los primeros en Cornershop, Rappi y Pedidos Ya", explica. Y recalca la importancia de facilitarles la información a los clientes de forma fácil: eventos, firmas, lanzamientos, entre otros. "Buscamos la innovación constante", enfatiza.
Aunque Juan Torrejón, dueño de las librerías Segundo Sol, no pudo salvar la sucursal en Reñaca, logró mejorar las ventas y aumentar el flujo de clientes en su tienda ubicada en Viña del Mar. "La única forma de competir con las grandes tiendas o plataformas web es crear una experiencia de librería, lograr que la gente se pierda entre los libros (...); siempre decimos 'nunca dejes que un algoritmo te diga qué leer'". Además, Torrejón ha implementado iniciativas como la apertura de una cafetería dentro de la librería, sumando un atractivo adicional para los visitantes. También destaca el uso de campañas en redes sociales enfocadas en la recomendación de libros y en promover la visita presencial.
Según datos de la Asociación de Librerías Interdependientes, más del 30% de las librerías vende más de 1.000 libros al mes. Costa explica que lo que las personas más valoran es que sigan manteniendo sus tradiciones. "Lo que ofrece una librería, lo que es muy distinto de comprar libros por internet, es una experiencia, es un lugar, es un momento, es un encuentro, eso es lo que nosotros protegemos y eso es lo que nosotros desarrollamos", detalla.
Y agrega: "Hay librerías que han cerrado porque no dieron abasto, pero también han surgido nuevas. Es un rubro lleno de pasión y romanticismo; siempre hay gente dispuesta a abrir librerías".
A pesar de los cierres, también han nacido nuevas iniciativas. Ejemplos de esto son la nueva sede de la librería Antártica y Libro Verde, que abrieron en el nuevo Mercado Urbano Tobalaba (MUT), y la nueva Librería Amanda Labarca, del Fondo de Cultura Económica Chile (FCE), inaugurada en las dependencias de la Biblioteca Nacional.
"Nunca podremos competir con ellos (las plataformas digitales). Tienen descuentos y margen que no podemos igualar".
VALENTINA INSULZA, DUEÑA LIBRERÍA TRIPANTU
"Es importante que además de buscar soluciones, entendamos las causas".
RODRIGO MOREN, DIRECTOR ASOC. LIBRERÍAS INTERDEPENDIENTES
"Las librerías no van a morir nunca (...). Hemos sido muy inquietos en buscar nuevos canales y formas de llegar a la gente".
FABIO COSTA, EXPRESIDENTE ASOC. DE LIBRERÍAS Y DUEÑO DE BROS