El fin de año en Islandia incluye tradiciones cada 31 de diciembre cuyo acento está en incineraciones de todo tipo
Cada 31 de diciembre, Islandia se transforma en escenario de fogatas comunitarias y tradiciones únicas que marcan la despedida del año. En esa noche, sin embargo, la leña no es lo único que arde por tradición.
Carlos Cardoza Ramírez, costarricense residente en Islandia desde hace 25 años, describe la víspera de Año Nuevo en este país como una experiencia profundamente arraigada en las tradiciones invernales del norte; con énfasis en quemar algo.
Según cuenta, la festividad combina enormes hogueras en los barrios, un espectáculo desmedido de fuegos artificiales y un programa televisivo que congrega a casi todos los islandeses frente a sus pantallas.
Una de las tradiciones más llamativas de la noche son unas gigantescas fogatas comunitarias que forman parte del áramótabrennur (hogueras de Nochevieja). Simbolizan una purificación cultural y comunitaria.
Los islandeses queman grandes cantidades de leña en un ritual en el cual se dejan atrás las dificultades, la negatividad y la mala suerte del año que termina, preparándose así para un nuevo comienzo.
"Cada vecindario organiza una quema pública. Se acumulan tarimas de madera y se encienden hogueras gigantescas. La gente asiste para socializar y contemplar las llamas en un ambiente familiar y amistoso", explicó Cardoza.
Oriundo de Heredia, ahora vive en la localidad de Seltjarnarnes (en las afueras de la capital Reikiavik) con su esposa Eyrún Einarsdóttir y su hijo Einar.
El fuego, que históricamente ha marcado transiciones y festividades en diversas culturas, arde por horas. Sin embargo, a las 10:30 p.m., las calles quedan desiertas, ya que en ese momento inicia otra tradición: el programa de comedia satírica Áramótaskaupið.
Áramótaskaupið ("La sátira de Año Nuevo") es un especial emitido cada Nochevieja por la cadena estatal RÚV.
Este programa, emitido por primera vez en la radio en 1948 y en televisión desde 1966, se ha convertido en una cita obligatoria para los islandeses. En sus 60 minutos de duración, los comediantes se burlan sin piedad de políticos, artistas, deportistas, empresarios y otras figuras públicas que marcaron el año.
"La sátira es feroz. Critican a todos: políticos, celebridades y deportistas. Incluso, algunos de los mismos políticos se prestan para las parodias. Nadie se lo pierde. Es algo religioso y muy esperado", detalló Cardoza.
Durante la transmisión, las calles quedan vacías. La audiencia es tan alta que los espacios publicitarios durante el programa son los más costosos del año en la televisión islandesa.
El espacio combina grabaciones en estudio, exteriores y dramatizaciones que incluyen baile, música y efectos especiales.
Algunos episodios se han vuelto icónicos, como el de "Skattmann" ("Recaudador de impuestos"), una parodia del exministro de Finanzas Ólafur Ragnar Grímsson, presentada como una versión humorística de Batman.
Otro momento destacado ocurrió en 2009, tras la crisis financiera de 2008, cuando el comediante y político Jón Gnarr interpretó a un manifestante exaltado gritando Helvítis fokking fokk! (¡Maldito infierno!), una frase que se popularizó en Islandia para hacer referencia a aquella coyuntura financiera.
Al día siguiente, una de las conversaciones más comunes entre los islandeses gira en torno a qué tan bueno fue el Áramótaskaupið de la noche anterior, explicó Cardoza quien labora en administración en el desarrollo de sistemas informáticos, específicamente para el sector financiero.
Un cielo que estalla en luces y ruido
Después del programa, otra tradición toma el protagonismo: los juegos de pólvora. Desde el 28 de diciembre hasta el 6 de enero, la Asociación Islandesa de Búsqueda y Rescate (ICE-SAR) vende pólvora para financiar sus operaciones de rescate en tierra y mar. La mayoría de los islandeses compra fuegos artificiales a esta organización como una forma de apoyo.
"La cantidad de pólvora que se consume es industrial. Es exagerado. Los niños llevan bombetas enormes y cohetes, pero lo sorprendente es que es una pirotecnia increíblemente segura", comentó Cardoza.
Aunque los fuegos artificiales comienzan a lanzarse desde días antes, la noche del 31 de diciembre alcanza su clímax.
"El ruido y el olor a pólvora quemada son impresionantes. Los fuegos artificiales inician temprano, pero a la medianoche se intensifican y pueden durar más de una hora", relató.
Es con esta explosión de risas, luces e incineraciones de todo tipo como Islandia despide el año cultivando el buen humor y la crítica como fórmula para darle la bienvenida a una nueva vuelta alrededor del sol.