Con optimismo y fe
A Dios gracias, con renovados bríos y juvenil entusiasmo, escribo esta primera columna de 2025
A Dios gracias, con renovados bríos y juvenil entusiasmo, escribo esta primera columna de 2025. Optimismo que quiero compartir con quienes leen y desearles un año venturoso.
Me invade la esperanza de ver días mejores al leer: "Reabre tradicional restaurante destruido en el estallido".
Agrega la información que "más de cinco años debieron esperar Lucio Torres (84) y familia para volver a tener en funcionamiento la Hacienda Gaucha". Este sitio gastronómico se halla en Vicuña Mackenna, a cincuenta pasos de la Plaza Baquedano, epicentro del nefasto suceso social.
Lucio Torres es un asturiano alto, de carácter fuerte, tesonero, va de frente y a por todas. Lo conozco desde hace tiempo y hoy me atrevo a contar una anécdota muy bien guardada. Ocurrió que, durante una gran celebración en el Estadio Español, le pidieron a Germán -español con cargo policial en la embajada hispana en Chile- que solo dejara entrar a los estacionamientos a altos dignatarios. Firme, Germán cumplía su deber cuando le avisaron que Lucio quería entrar.
"!No¡ -dijo enérgico-, muy amigo será, pero el Lucio !no entra¡". Fue un grave error. Casi crea un conflicto internacional. Sus superiores increparon a Germán porque no fue al Lucio a quien le negó la entrada, fue al !Nuncio¡ del Papa.
Alegra saber que reabre el mentado restaurante. Ojalá que sea el anuncio de días mejores y de que la cordura nacional está a la vista.
!Feliz 2025¡