Más vale tarde que nunca
Roque Gallego Curbelo | Montevideo
@|Despedimos el año con declaraciones de la señora Topolansky asegurando que testigos mintieron ante la justicia para obtener condenas a militares, confirmadas por el expresidente José Mujica, que sin menospreciar el valor de las mismas, eran "voz populi" y harto comprobado a través de procesos aviesamente tramitados con falsos testimonios y en desconocimiento de una ley dos veces ratificada por la ciudadanía
Roque Gallego Curbelo | Montevideo
@|Despedimos el año con declaraciones de la señora Topolansky asegurando que testigos mintieron ante la justicia para obtener condenas a militares, confirmadas por el expresidente José Mujica, que sin menospreciar el valor de las mismas, eran "voz populi" y harto comprobado a través de procesos aviesamente tramitados con falsos testimonios y en desconocimiento de una ley dos veces ratificada por la ciudadanía.
Y ya en una fecha tan sentida por los orientales por su espíritu humanitario, independientemente de creencias religiosas como es la Navidad, se procesa con prisión a un militar retirado de 87 años de edad, ordenándose su traslado inmediato desde la ciudad de Minas al establecimiento de reclusión de Domingo Arenas en Montevideo; a pesar de no ser auto válido y adolecer de múltiples afecciones como consecuencia de su avanzada edad.
Lo anterior es repetitivo del caso similar ocurrido hacía poco tiempo atrás con el Cnel. Agosto, y aunque no son casos únicos de sevicia en la actuación de la justicia, comprueban con su ensañamiento la aplicación del derecho penal del enemigo.
Basados en las declaraciones de Topolansky las defensas de militares, policías y civiles procesados se han presentado ante la Suprema Corte de Justicia pidiendo la revisión de las causas. Aún en el caso que se accediera al pedido de reiniciar todos los procesos, la duración que ello llevaría, teniendo en cuenta las edades avanzadas de los encausados y la lentitud del sistema, lleva a pensar en una solución más expedita.
Con el comienzo del nuevo año se presenta la oportunidad de subsanar en parte el mal cometido por una justicia hemipléjica; aunque el dolor sufrido por las familias de los damnificados sea irreparable.
Informalmente se ha hablado de una ley que ponga fin al rosario de irregularidades que comienzan con el desconocimiento de la voluntad popular, seguido de procesos que al decir de connotados personajes políticos hiede a venganza, y que el solo hecho de haber pasado casi medio siglo, a veces más, hace que recuerdos y probanzas sean cada vez de más difícil y dudosa verosimilitud. El propio Senador Javier García en una columna de opinión en El País, el pasado 28 de diciembre, alude a una supuesta ley que denomina de pacificación, agregando "nosotros estamos dispuestos a compartir el camino, por debatido que sea. Porque esto no es tarea de un partido o un gobierno sino de un gran acuerdo nacional por la paz, que incluya todo lo que tiene que incluir".
La mesa está servida, el menú pronto, solo falta que los comensales se sienten a la mesa.
"Es preferible que cien personas culpables puedan escapar a que un solo inocente sufra", Benjamin Franklin.