Invertidos ya cerca de US$2.000 millones, la prórroga de la inauguración del nuevo aeropuerto Jorge Chávez llega cuando la cantidad de pasajeros se ha triplicado con respecto al 2001.
Esta semana, la ciudadanía fue informada sobre el nuevo terminal del aeropuerto internacional Jorge Chávez. Este empezaría a funcionar recién el próximo 30 de marzo, en lugar del 29 de enero del presente año. Días previos a la comunicación, las asociaciones gremiales que agrupan a las empresas de transporte aéreo y de turismo habían solicitado públicamente que se aplazara la utilización del nuevo terminal en tanto existan fallas operacionales que no permitan garantizar una correcta integración entre los lados aire y tierra del aeropuerto. Es decir, señalaban que las operaciones de las líneas aéreas se verían afectadas por no haberse podido hacer aún todas las pruebas operativas necesarias que garanticen la eficiencia de ese flujo.
El aeropuerto fue concesionado por Pro Inversión en el 2001 a un consorcio liderado por una empresa alemana que opera el aeropuerto de Fráncfort, uno de los principales del mundo. En ese entonces, el flujo anual de pasajeros no superaba los ocho millones al año. Se esperaba inicialmente que la segunda etapa de modificaciones en el Jorge Chávez, entre las que se encontraban el nuevo terminal y la segunda pista, debería estar lista hacia el 2014. Ello claramente fue imposible porque el Gobierno Peruano tardó más de una década en liberar terrenos y entregárselos al concesionario para realizar esas ampliaciones.
Invertidos ya aproximadamente US$2 mil mlls., este anuncio de prórroga hasta fines de marzo se da cuando la cantidad de pasajeros anuales que transporta el aeropuerto ya se triplicó con respecto al 2001, superando los 24 millones. Sin embargo, cuando llegue la ansiada y esperada fecha de inauguración, los usuarios ?locales e internacionales? verificaremos que, si bien tendremos una modernísima y tecnológica infraestructura aeroportuaria digna del Primer Mundo, la entrada y salida de ese aeropuerto nos hará recordar inmediatamente que somos un país tercermundista. Al día de hoy, el Estado Peruano ?representado por las autoridades del MTC, ATU, Ositrán y la Municipalidad Provincial del Callao? no ha sido capaz de ejecutar el puente Santa Rosa, necesario para entrar al nuevo terminal, ni las ampliaciones y modernización de calles y avenidas que nos llevan a él. Tampoco, para los que vienen de Lima este se ha garantizado la conectividad fluida entre la línea amarilla y la avenida Morales Duárez. Los problemas de seguridad, ornato y tránsito hacia la calle no han sido solucionados. Los pasajeros que lleguen y salgan del aeropuerto verificarán que llegar y salir de ahí demorará muchísimo, que su seguridad personal estará en riesgo y que todo lo bonito de la modernidad será más que opacado por una situación que es producto de la tremenda desinstitucionalización y cada vez peor calidad de la gestión pública que registra el Perú en los últimos años.
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