Sueños
A veces es curioso lo que nos ocurre algunas noches, o madrugadas: soñamos interminable e intensamente durante un tiempo difícil de definir, pues todo indica que el devenir del sueño no se corresponde con el cronológico de la vida en vigilia
A veces es curioso lo que nos ocurre algunas noches, o madrugadas: soñamos interminable e intensamente durante un tiempo difícil de definir, pues todo indica que el devenir del sueño no se corresponde con el cronológico de la vida en vigilia. Y suelen ser experiencias, como decía, intensas. Tanto, que cuando uno despierta, esas sensaciones o emociones siguen presas de nosotros por algunas horas, hasta que se van desvaneciendo con el paso del día. Así, ya hacia la mitad de la jornada no son más que una sombra o un pálido recuerdo. Quizás subsista la emoción, pero la "narración" que le dio origen, los sucesos que acaecieron, ya se han disuelto quién sabe por qué recoveco de la memoria.
Recuerdo, de adolescente, un sueño muy agudo y penetrante que tuve alguna vez. Los hechos puntuales del mismo desparecieron pronto, pero no su "tema central" ni menos la vehemente emoción provocada. Estuve así todo el día: en el transporte público, en la calle, durante las clases en la universidad, al regresar a casa, etc. Estaba como hipnotizado, arrobado, algo fuera de mí, embelesado y subyugado a la vez: no podía salir de esa emoción, y tampoco quería. De hecho, llegué a sentir ciertos efectos físicos que no viene al caso detallar aquí.