El increíble Gambetti
Esa actuación tuya, Gambetti, ese día en el Instituto Cultural de Providencia, fue algo insólito, increíble
Esa actuación tuya, Gambetti, ese día en el Instituto Cultural de Providencia, fue algo insólito, increíble. Se había inaugurado una exposición de un pintor y periodista, amigo tuyo en Las Últimas Noticias. Como no pudiste asistir el día inaugural, fuiste tres días después a ver las pinturas, pero tu mente -abierta las 24 horas del día- había trazado un plan para hacer de tu visita algo memorable. Llegaste acompañado por Kathy -peruana buenamoza, relacionadora pública de un empingorotado hotel santiaguino-, también amiga del pintor, y lleno de entusiasmo (casi digo "ebrio de trementina") descorchaste una botella de champán, llenaste dos copas cristalinas y ambos brindaron por el éxito del artista ausente. El brindis inusual llegó a oídos de Lucía, directora del Instituto, que presurosa, ojos bien abiertos, llegó al sitio del suceso para frenar el ilícito. Inaudito. En la oficina de la directora terminó esta historia... y la botella.
Qué gran gesto fue ese del periodista Rodolfo Gambetti (1942-2025).
Así era y así fue: jovial, entretenido, audaz, gozador, venenoso (La Araña fue su seudónimo), vivaracho, porfiado, irónico, tenaz, melómano, buen gourmet...
Elogié tu prosa, Rodolfo. Cuando ganaste el concurso Cuentos de mi País con un relato magnífico de la Plaza Brasil, pensé que nacía el gran escritor chileno que nos faltaba. Mas no, tu alma inquieta tenía otros afanes.
Mis condolencias a la paciente Olivia. En la hora del réquiem, escribo con dolor: amigo mío, adiós...