Miércoles, 22 de Enero de 2025

Dávila: su vuelta a Uruguay, el lugar de Peñarol en su vida y lo que nunca entendió al quedar fuera del Mundial

UruguayEl País, Uruguay 22 de enero de 2025

El atacante explicó su salida del Forward de EE.UU., recordó su visita al Liverpool de Inglaterra cuando era juvenil y habló de los vínculos con su amigo Ronald Araujo y su abuelo campeón de América.

Al Inter Miami de Luis Suárez le dicen Las Garzas, mientras que al Forward Madison, donde estuvo Agustín Dávila (26) la última temporada, lo apodan los Flamencos. ¿Cuál es la diferencia entre los animales que dan sobrenombre a estos equipos? Es simple: la posición de su cuello al volar. Más allá de este dato puntual, los flashes del auge del fútbol de Estados Unidos los abarcan a ambos. Ante la gran migración de uruguayos a equipos de todas las categorías de este país, podría parecer que todo es color de rosas, pero no, al menos la experiencia de Agustín no fue así.

"Me encontré con algo a lo que no estaba acostumbrado. En el sentido de lo profesional, no es tan bueno como en equipos que estuve en Uruguay, en Ecuador o España. Fui con la expectativa de que iba a ser una linda experiencia", explica Dávila desde Punta del Este, donde está de vacaciones mientras está sin equipo, tras un año en el Forward de la USL League One (tercera división). "Hablando con colegas que están en MLS me transmitieron lo mismo, que no son tan profesionales en lo que es competir. Eso me llevó a tomar la decisión de no seguir", añade el jugador, y opina que "recién está empezando a crecer, están yendo estrellas como Messi, Luis Suárez, Jordi Alba, pero es como más show".

Tiene ofertas de la "B" de Uruguay y de equipos de Bolivia, y aunque también habló con Gustavo Ferrín para tantear a Liverpool, no le garantizaron tener minutos. De todas maneras, lo lleva con cautela. "Todavía no tengo equipo, así que estoy esperando. No hay que apurarse, pero tampoco hay que llegar tarde".

Además de ser campeón con el negriazul, en Uruguay jugó en Peñarol, el club de sus amores, y en Boston River, que fue la última camiseta a la que defendió en el país, pero a este no vuelve. "No he hablado y tampoco me interesaría ir", esgrime sin mediar segundos, y desarrolla su argumento: "Después de que salí me enteré de muchas cosas que no me gustaron".

Peñarol: un amor que inculcó su abuelo Walkir Silva

Ante la consulta de si jugaría en Nacional, está completamente seguro de que no. "Ni loco. Estaría traicionándome, a mí y a mi familia", explica. A Peñarol sin duda que volvería. Es que el amor por Peñarol se remonta a antes de su nacimiento, porque en un predio de varios metros cuadrados en Rivera, donde se ubica la casa de mamá y papá, también se encuentra la casa del abuelo Walkir Silva, quien hizo historia con Peñarol tras llegar a Montevideo con un bolsito lleno de ilusiones en la década de 1980, y fue campeón de la Libertadores en 1982.

"Si hay un partido de fútbol, él está en el sillón mirándolo, es imposible sacarlo de casa", afirma Agustín sobre el exdelantero, y ejemplifica con un episodio: "El otro día se jugaba la final de la Supercopa entre Barcelona y Madrid, y nos fuimos para el campo, así que él cayó con la televisión debajo del brazo".

Ese día ambos festejaron la victoria de su coterráneo Ronald Araujo. Y aunque se enfrentaban en el baby cuando eran pequeños, el central culé y Agustín son amigos desde chicos.
El vínculo que forjaron defendiendo a la selección de Rivera, compartiendo la extrañitis a su pueblo para cumplir sus sueños en Montevideo y que luego terminaron de sellar en las juveniles de la selección uruguaya.


Hoy continúan con una gran relación, incluso Ronald lo eligió para que sea el padrino de una de sus hijas.


"Cambió mucho, pero para bien. Es una persona totalmente distinta, pero no en el sentido de que ahora se la cree, todo lo contrario, sino por lo que creció. Maduró mucho, porque salió de Rentistas a Boston y luego a Barcelona... nunca nadie", expresa sobre quien lo acompañó en sentimiento cuando Dávila "no quería saber nada" con quedarse en la casita mirasol.

Peñarol lo llevó al Liverpool de Inglaterra y al Real Sociedad de España

"Me fui a los 13 de Rivera. Lo único que quería era volver a casa. Me querían desde los 12 y fue cuando me sumé a un torneo en Brasil con Valverde, Diego Rossi, Santiago Bueno. Tenía que estar una semana en Montevideo y luego nos íbamos. Aguanté dos días sin llorar y volví. Luego me pasaron a buscar por Rivera, porque el torneo era cerca de la frontera".


Por supuesto que mamá y papá alquilaron una habitación enfrente al hotel de la concentración. No era una obligación, pero sí su sueño, así que Agustín apostó por eso.

Así vivió experiencias como visitar el Liverpool de Inglaterra, donde entrenó, jugó un amistoso Sub 23 y hasta hizo un gol. "Estaba en Sub 17, fue hermoso, una locura. Saludé a Klopp, también estaba Mamadou Sakho. Ni sabía qué estaba viviendo, hoy me dicen para ir a hacer una prueba y me cago todo", bromea Agustín, a quien Peñarol también catapultó a Europa.

Llegó a Real Sociedad B a sus 18 años, equipo que a su vez lo depositó en la selección Sub 20. "La Real me cambió mucho como jugador. Aprendí cosas que en Uruguay no, hasta cómo pararme en una cancha. Llegué, me pusieron en un monito y no la podía robar. No estaba acostumbrado al nivel. Los jugadores de 17 años tenían otra cabeza... Todo eso me ayudó a llegar a la Sub 20".

El Mundial Sub 20: la espina de no haber ido, algo "que no entiende hasta ahora"

En enero de 2019 fue parte del plantel en el Sudamericano de Chile, donde anotó dos goles en seis presencias. Tuvo un gran torneo, pero quedó afuera de la lista definitiva para el Mundial de Polonia.

"Cantar el himno, vestir la camiseta, fue el momento que más disfruté en mi vida; luego me quedo con la espina de no haber ido al Mundial. Es algo que no entiendo hasta ahora", confiesa. Entre un torneo y otro, el plantel cambió de técnico: se fue Fabián Coito y llegó Gustavo Ferreyra, que no lo citó. "Ese día estaba en España y Ronald me mandó un mensaje para juntaros a 'festejar la convocatoria'. Pasamos re lindo. A la noche, cuando publicaron la lista, vimos que no estaba. No entendíamos. Me habían preguntado hasta si me levantaban en Madrid. Estuve mal mucho tiempo. Pasaron cosas que no se entendían, estaba haciendo todo bien, hice un gran Sudamericano".

La salida de Peñarol y las lesiones en Boston River

Pero se levantó y tras su experiencia en Europa, regresó a Peñarol, hasta que su vínculo profesional terminó en 2021. "Cuando volví de Liverpool (cedido en 2020) estaba Larriera. En el primer partido erré un gol mano a mano con el arquero y en el siguiente fui titular, pero no me fue muy bien y me sacó del primer tiempo. Desde ahí, nunca más. Entendía que había un plantel muy bueno y preferí rescindir", argumenta el jugador, que en su estadía en Estados Unidos no dejó dudas de su fanatismo por el club. "No conocían pero yo los hice conocer, para que no quedaran dudas. Le decía 'a esta hora ponen tal canal y ven lo que es la hinchada de Peñarol. Los volvía locos y quedaban fascinados. Me pedían la camiseta".

Luego de su último paso por Peñarol, llegó a Boston, pero las lesiones no acompañaron. Primero Guzmán Rodríguez, a quien define como una gran persona, lo lesionó en una práctica y cuando de recuperó de esa caída, en otro entrenamiento se rompió el talón de Aquiles. A partir de ahí todo se volvió cuesta arriba y en 2023 se unió a Guayaquil City, periodo que lo desgastó mucho desde lo anímico. En su puesto estaba el goleador del campeonato. No pagaban los sueldos y la ciudad era muy insegura.

"Fue horrible", confiesa, pero saca el lado positivo: "Todo es aprendizaje, empezás a valorar entre lo económico, lo profesional y el país. No vas a encontrar lo mejor de las tres". Por eso hoy lo trabaja con otra calma, prioriza su familia y ya no busca su nombre en las redes.

"Trato de no mirar Twitter, por ejemplo, pero eso lo puedo decir ahora. Cuando estaba en Peñarol o en la selección terminaba un partido y entraba, ponía mi nombre y empezaba a leer todo", recuerda de un Agustín con menor madurez. Y, mientras estudia su próximo movimiento en este tablero de ajedrez de la vida, concluye: "Lo psicológico es muy importante en nuestra carrera. A mí me pasaron muchas cosas y las viví mal. Si las hubiera hecho más grande y con otra cabeza, quizá hubiese sido diferente. Pero no se puede volver el tiempo atrás, así que hay que seguir adelante".

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