Desafío a la democracia

Ricardo Gaitán
Antes del pasado 28 de julio, Venezuela era una causa perdida en la democracia latinoamericana, pero Edmundo González Urrutia logró el voto popular en las urnas y el mundo celebró la heroica conducta asumida por María Corina Machado, que lideró la victoria del pueblo venezolano, pero esas manifestaciones no fueron suficientes para desalojar la tiranía. Desafiando a la democracia, Nicolás Maduro se juramentó y asumió el poder por tercera vez, "pisoteando" la voluntad del pueblo. Así las cosas, el movimiento chavista cumple sus primeros 25 años el próximo 2 de febrero de 2025, a través de los "gobiernos" del mismo Chávez hasta su muerte en 2013, y de Nicolás Maduro, de esa fecha a hoy. Durante su existencia, el chavismo ha establecido acuerdos políticos, militares y comerciales con países dictatoriales (Cuba, Nicaragua, Rusia, China, Siria), lo cual abrió las puertas de la zona a grupos terroristas como Hezbollah (Líbano), respaldado militar y financieramente por el régimen de Irán. Además, la cúpula chavista es señalada de liderar el Cártel de Los Soles. Pasando por alto a Cuba, Nicaragua y ahora Venezuela, reconocidas como dictaduras de facto, la tendencia de izquierda que se extiende desde México pasando por Guatemala, Honduras, Colombia, Brasil y Perú vienen desafiado a la democracia latinoamericana, desconociendo el voto popular, como el que los eligió libremente en sus respectivos países. El gobierno de izquierda de Chile es un caso aparte; ha condenado la tiranía en Venezuela. El triunfo de Edmundo, que se comprobó con la presentación del 85 % de las actas de escrutinio, fue ignorado el 10 de enero, lo cual debilitó la aparentemente sólida estructura de los sistemas democráticos del continente y siembra el temor de que algunos países vecinos sigan el ejemplo del chavismo. En un pronunciamiento público, el expresidente Álvaro Uribe solicitó una intervención militar internacional avalada por las Naciones Unidas, para desalojar al régimen de Nicolás Maduro. Visto desde la otra orilla, una intervención militar externa podría tener consecuencias funestas. Lecciones del pasado indican que tales acciones no solo no resuelven los problemas subyacentes, sino que pueden agravar aún más la situación humanitaria del país, por consiguiente, sería más conveniente que las propias fuerzas armadas de Venezuela asumieran la defensa de su democracia, como lo ha venido pregonando Machado. Por el contrario, el incremento en las recompesas a US$25 millones por la captura de Maduro y sus esbirros, envía un mensaje claro sobre la necesidad de justicia y rendición de cuentas por sus actividades criminales. La medida del gobierno de EE. UU. puede provocar reacciones adversas de otros regímenes autoritarios en la región, que podrían ver este acto como una amenaza a su propia estabilidad, situación que fortalece la democracia en América Latina.
Analista de marca.