Lunes, 27 de Enero de 2025

Davos: la llegada de un nuevo mundo

ColombiaEl Tiempo, Colombia 26 de enero de 2025

RICARDO ÁVILA PINTO - especial para el tiempo @ravilapinto
Dice el refrán que cada cual habla de la fiesta según le va en ella

RICARDO ÁVILA PINTO - especial para el tiempo @ravilapinto
Dice el refrán que cada cual habla de la fiesta según le va en ella. Por eso, cuando al mediodía del viernes se escucharon las palabras con las cuales concluyó la más reciente edición del Foro Económico Mundial las expresiones del público presente en el Centro de Congresos de Davos oscilaron entre la sonrisa y el ceño fruncido. En el caso de los estadounidenses, el entusiasmo era notorio. Para comenzar, los mensajes enviados por Donald Trump, en el sentido de que hará todo lo que esté a su alcance con el fin de que el desempeño de la economía más poderosa del planeta sea todavía mejor, entusiasmaron a muchos. No importa que para conseguir ese propósito la estrategia escogida sea la de la zanahoria y el garrote, pues quien se pliegue a los deseos de la Casa Blanca será recompensado y quien no, recibirá un castigo. El mensaje es el mismo para países o empresas que, según la narrativa de Washington, se han aprovechado durante demasiado tiempo de la magnanimidad del Tío Sam. A mediano plazo, las perspectivas son todavía más llamativas por cuenta de la inteligencia artificial, descrita por algunos como un parteaguas en el proceso de desarrollo de la humanidad. La perspectiva de que multitud de labores sea realizada por las máquinas, con lo cual aumentará la productividad y se acelerarán los avances de la ciencia equivaldría a un hito tan importante como la invención de la máquina de vapor que precedió a la Revolución Industrial. Y semejante avance está sobre todo en manos de compañías cuya sede se encuentra en Estados Unidos, el cual tendrá una clara ventaja sobre los demás países. De ser así, los gigantes de la informática actuales serán todavía más grandes y el llamado ‘Coloso del Norte’, aún más poderoso. Nada de eso pinta bien para los europeos, que se debaten entre la recesión y los riesgos de seguridad, por cuenta de la guerra en Ucrania. Suena exagerado, pero en Suiza se llegó a hablar de "depresión colectiva y pesimismo generalizado" en lo que corresponde al Viejo Continente, así la presidente de la Comunidad haya expresado su voluntad de hacer lo necesario para que el bloque de 27 países no se quede atrás. Los que sobran Quizás más inquietante es la sensación de que la zona conocida como el sur global ni siquiera importa. En un planeta fragmentado y poco solidario en el cual es más evidente la actitud del "sálvese quien pueda", las preocupaciones de los territorios emergentes y pobres han pasado a un segundo plano. Es verdad que algunos, como India, merecen ser tenidos en cuenta por su población o por su importancia estratégica. Con 1.400 millones de habitantes y un crecimiento cercano al 6 por ciento anual, experimenta una transformación profunda. China sigue siendo el gran contrapeso de Occidente, pero se mantiene en el juego de no caer en las provocaciones mientras se ratifica como el exportador más grande de todos, trata de manejar problemas económicos internos y desarrolla tecnologías propias. Cada vez que alguno de sus altos dignatarios habla recuerda que nunca han iniciado una guerra y que creen en la concordia, pero que también sabrán resistir a las agresiones. África, a su vez, aumenta en habitantes, pero recibe inversiones modestas, aparte de albergar conflictos y democracias fallidas. Las crecientes tensiones migratorias que su demografía anticipa no están por ahora en la lista de las urgencias de la mayoría de las naciones, para no hablar de las guerras ni de la desnutrición que afecta a millones. América Latina decidió replegarse, lo cual, unido a su incapacidad de actuar en conjunto, la debilita, más allá de contar con recursos naturales únicos. La promesa de deportaciones masivas apunta a volverse un problema interno de los países que recibirán gente sacada a la fuerza, aparte de golpear las remesas que son una fuente clave de divisas. Y lo de Panamá y su canal es mejor no tomarlo a la ligera. Los asiáticos, en cambio, piensan en el largo plazo, a sabiendas de que las tendencias del consumo juegan en favor del otro lado del Pacífico en donde vive más de la mitad de la humanidad. El Medio Oriente permanece en crisis, si bien la tensión disminuyó un poco en días recientes. Aun así, las piezas del ajedrez cambiaron mucho de posición en los últimos meses y el endurecimiento de Israel hace casi imposible mirar lo que viene con optimismo. Fuera del ámbito de la geografía, temas que antes eran prioridad han dejado de serlo. A pesar del calentamiento global que confirman numerosos indicadores, el sentido de urgencia a la hora de cerrarles las puertas a los combustibles fósiles desapareció para muchos. Las perspectivas de la cumbre de Brasil a finales de este año no son buenas y menos sin Estados Unidos a bordo. Tal lectura no desconoce que las fuentes de energía alternativas han ganado terreno, entre otras porque su costo es muy competitivo frente a las tradicionales, como sucede con los paneles solares. La nuclear, a su vez, experimenta una nueva primavera que para sus defensores se asemeja a una revolución por cuenta ya sea de la fusión y o de la fisión del átomo. Que haya una respuesta en ese frente es clave, pues el consumo de electricidad se está disparando por la necesidad de cada vez más centros de datos, indispensables para procesar el tráfico de kilobytes en auge que exige la inteligencia artificial. El cálculo es que tan solo en el territorio estadounidense la capacidad de las plantas de generación que sirven a ese segmento deberá multiplicarse por seis en los próximos cinco años. Todo a su tiempo Semejante panorama de cambios puede llevar a pensar que las transformaciones se harán realidad de la noche a la mañana. No obstante, si bien el ritmo en muchos segmentos es veloz, la verdad es que 2025 apunta a ser muy parecido en múltiples frentes al año que acaba de terminar. Por ejemplo, la economía se comportará de manera similar, tanto en lo que corresponde a crecimiento como a inflación. En cuanto a conflictos, lo más probable es que ninguna guerra importante se solucione. Respecto a las amenazas de Trump, su verdadero impacto tardará meses en concretarse así haya grandes pronunciamientos y una que otra acción en el terreno, por lo cual hasta los pesimistas aceptan que eventuales deterioros se verán de 2026 en adelante. Todo lo anterior, tiene de trasfondo un cambio de posición en el péndulo ideológico, el cual se está moviendo a la derecha y cuenta con exaltados representantes como Javier Milei en Argentina. La promoción del credo corresponde a Elon Musk, quien asumirá ahora responsabilidades en la nueva administración estadounidense y apoya con su red a partidos extremos en distintos puntos del globo. Sin embargo, el conservatismo de ahora es distinto, más allá de que también se manifieste en contra del aborto, la igualdad de géneros o el respeto a la diversidad. Sus nuevos promotores, en cambio, prefieren el nacionalismo y las medidas proteccionistas, además de la ley del más fuerte. Tales posturas chocan de frente con los principios que llevaron al Foro Económico Mundial a ser una especie de faro del capitalismo, defensor de la globalización y el cuidado del medioambiente, además de promotor de la cooperación internacional. Eso no necesariamente lo pone en riesgo, pues las citas que organiza son un punto de encuentro que les sirve a los poderosos de la política y los negocios. Pero sin duda ello obliga a la entidad con sede en Ginebra a un ejercicio de reflexión a lo largo de los meses que vienen, alrededor de su compromiso de mejorar el estado del planeta. Tender puentes en medio de la fragmentación y la polarización actual apunta a ser algo mucho más difícil, aunque se podrá argumentar que mantener abiertas las puertas del diálogo para que se contrasten posturas opuestas y se identifiquen tendencias siempre será útil. Ubicarse, la clave Analizar qué papel desempeñar en medio de una realidad cambiante debería ser también obligatorio para los países que no han hecho bien el ejercicio. Ello también se aplica para Colombia, que, un año después de haber subido su perfil en Davos, desapareció casi por completo, con excepción de un puñado de personas vinculadas a la academia y los círculos empresariales. Aquellos que hicieron el viaje pudieron constatar que el viento sopla ahora en otra dirección. Cómo responder al unilateralismo estadounidense es la pregunta que se repite en múltiples latitudes. Las opciones van desde la confrontación hasta el apaciguamiento, pero cualquier definición necesita provenir de un análisis frío de los distintos escenarios, con sus debidos pros y contras. Como se dice coloquialmente, es mejor estar ‘pensado’ que contestar en forma impulsiva a través de X. Sobre el papel, la Cancillería en Bogotá debería ser la indicada para liderar el ejercicio, pensando siempre en los intereses nacionales. Y no se trata tan solo del campo geopolítico o diplomático. El Ministerio de Hacienda está obligado a examinar riesgos que van desde el comercial hasta el financiero, pasando por las perspectivas del dólar y del petróleo, pues los hidrocarburos van a seguir siendo durante décadas la principal fuente de energía. Sin embargo, lo más importante es lo que va a pasar por cuenta de la aceleración del cambio tecnológico. La evolución de la inteligencia artificial ya ha logrado reducir a meses tareas que tomaban años, como la construcción de algoritmos y de modelos de lenguaje complejos. Debido a ello, la biotecnología avanza rápidamente, lo cual hace previsibles avances como la cura contra el cáncer o el diseño de semillas resistentes a plagas o a condiciones climáticas más extremas. No se trata de una mirada futurista, sino de algo que está sucediendo. Tampoco se escapan a esa evolución los trabajadores. Incontables empleos ya se ven afectados por factores como automatización y robotización, lo cual demanda concentrarse en entrenar a la fuerza laboral en las habilidades del mañana, no las del ayer. Un escenario de ‘obreros’ digitales, por cierto, ya no pertenece a la ciencia ficción. ¿Qué puede hacer Colombia en ese contexto? "Ustedes, como buena parte de América Latina, cuentan con el potencial de una oferta amplia de bienes, junto con una ubicación geográfica excepcional", dijo en Suiza Matthias Thauber, jefe de la prestigiosa firma Boston Consulting Group para la región. En concreto, se trata de aprovechar ventajas comparativas que incluyen la capacidad de generación de electricidad barata a partir de fuentes no contaminantes, con el fin de propiciar la instalación de centros de datos que darían paso a la exportación de servicios. No menos importante es garantizar la seguridad energética y examinar con seriedad el enorme potencial que posee el país en el campo del cobre, dada la demanda al alza del metal. Lo anterior se complementa con el cuidado de bosques y selvas, junto con el adecuado aprovechamiento de millones de hectáreas aptas para la agricultura. Eso, combinado con una población todavía joven y cada vez mejor educada debería servir para aprovechar las grandes oportunidades que trae el futuro, dando lugar al progreso y el cierre de las brechas sociales. Semejante sueño, lamentablemente, se estrella con lo que pasa en la realidad. No solo los niveles actuales de inversión son insuficientes, sino que las señales hostiles hacia el sector privado son más la norma que la excepción. Cuellos de botella de vieja data, como la inadecuada infraestructura de transporte, siguen ahí. Mientras tanto, el deterioro del orden público y la seguridad ponen en peligro el buen desempeño de sectores como el turístico. Para colmo de males, eso de potencia energética está a punto de volverse un chiste cruel debido a la cada vez mayor probabilidad de un racionamiento eléctrico antes de que termine el año que viene. La estampida de firmas que quisieron construir proyectos eólicos en La Guajira y cancelaron sus planes en los últimos meses se complementa con el debilitamiento institucional y la debacle financiera que enfrentan numerosas empresas del sector. Mientras en el territorio nacional se insinúa el equivalente local de aquello conocido como la policrisis, el mundo seguirá su curso sin esperar a nadie. "No estamos en absoluto en la vanguardia y nos arriesgamos a caer en la irrelevancia", sentenció el viernes en Davos el expresidente del BID Luis Alberto Moreno. Puesto de otra manera, peor a que nos vaya mal en la fiesta es no recibir ninguna invitación para asistir.
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela