Enseñanzas
Ricardo Santamaría
Un mes recuperándome de una cirugía de fractura de cadera, me ha dejado valiosas enseñanzas
Ricardo Santamaría
Un mes recuperándome de una cirugía de fractura de cadera, me ha dejado valiosas enseñanzas. La paciencia es compañera de todas las horas. Es entender que todo tiene un proceso y que, para llegar a cinco, hay que pasar por uno, dos, tres y cuatro. No se puede dar un salto de uno a cinco. No funciona. La paciencia nos regala el camino y en el camino se encuentran las enseñanzas. Nos reconocemos como seres vulnerables, pero también con el poder de transformar positivamente nuestra vida y salir adelante. La paciencia no es espera; Es acción mesurada y equilibrada. Miramos hacia atrás y reconocemos que avanzamos. Aceptar y permitir. Paso a paso. La paciencia nos permite vivir en el presente. La recuperación no tiene meta. Ganamos en confianza, superamos miedos. Una amiga me dijo: el miedo hay que mirarlo de frente y superarlo. Empecé a caminar paso a paso. Nos hacemos más conscientes. No hay que pensar en la recuperación; el foco es el equilibrio emocional. Y recuperar el goce. Hay que estar atentos. Al caminar, movernos, comer, bañarnos. Conscientes de lo que hacemos. Al hacer dos o tres cosas a la vez, perdemos la esencia del momento y pueden llegar accidentes, sorpresas. Hay que reconciliarnos con el pasado. Lo que pasó, pasó. Dejarlo quieto. No recordarlo. Nos hace daño. Presente y futuro. Ahí está la fuerza para continuar. Los amigos, la familia, las conversaciones, los abrazos, nos dan fuerza, alegría, ilusión, amor. Cada interacción, larga o corta, es un bálsamo para el corazón. Es una dicha que se agradece en silencio. Con lágrimas. El agradecimiento multiplica las cosas buenas. Respirar, comer, dormir, tener compañía, es una bendición. Al agradecer resaltamos lo bueno que nos rodea. Llega un punto en que nos damos cuenta de que mucho de lo que pensamos y sentimos, no tiene que ver con el accidente. Los viejos asuntos no resueltos, llegan. Es inescapable. Es un viaje interior en donde aparecen todas las cosas que creíamos olvidadas y superadas, y muchas, no lo están. Es momento de aceptar y soltar. Perdonar. Nos sentimos más livianos, la recuperación avanza mejor. Es el milagro de la redención. Sentir, soltar y agradecer. Tenemos que cambiar nuestra vida, de eso se trata. Acciones, no teoría. Se puede encontrar gozo y alegría en este viaje interior. Es el producto del encuentro consigo mismo. No hay conquista más grande que ser uno mismo. Vemos con mayor claridad que es lo importante. La vida se vuelve más real. Las máscaras que usamos, caen. Si cada día hacemos una cosa mejor, avanzamos. O dos. Al registrarlo, tomamos impulso. La buena actitud es clave. Es la mitad de la recuperación. Y el humor. Me dijo un amigo médico: Santa, el deporte es peligroso, a nuestra edad solo caminar y hacerlo mirando el piso. A veces necesitamos perdernos, para encontrarnos. O detenernos para unificarnos internamente. A veces no lo hacemos, y la vida nos da esa oportunidad. Para adelante siempre.
Analista.