Lunes, 03 de Marzo de 2025

Un nuevo gobierno, mismo mundo incierto y más desafíos

UruguayEl País, Uruguay 3 de marzo de 2025

Las políticas económicas, las reformas estructurales y las decisiones en torno a la competitividad y la inversión tendrán un impacto directo en nuestra capacidad de adaptarnos y prosperar, incluso en un entorno más adverso.

El sábado 1° de marzo Yamandú Orsi asumió la presidencia. Comienza así un período de cinco años cargado de desafíos y oportunidades, muchos de los cuales dependerán del contexto internacional. ¿Cuál es el escenario global frente al que se para Uruguay?

Empecemos de norte a sur. En Estados Unidos, Donald Trump asumió la presidencia hace pocas semanas y, aunque el tiempo ha sido breve, ya dejó en claro el rumbo de su administración. El gigante americano se ha vuelto más proteccionista, iniciando una suba de aranceles. Algunos parecen ser un medio de negociación para alcanzar objetivos en otros ámbitos, mientras que otros son un fin en sí mismos. No es una estrategia nueva para Trump: ya la utilizó en su mandato anterior, desatando una guerra comercial. ¿Cuál es la diferencia esta vez? Estados Unidos enfrenta un mayor déficit fiscal, una deuda más elevada y mayores presiones inflacionarias, lo que reduce su margen de maniobra. De hecho, la inflación se vería acentuada por la suba de aranceles. No solo estamos ante un mundo más cerrado, sino también ante un escenario de tasas de interés altas durante más tiempo, lo que encarece nuestro financiamiento externo.

Estas nuevas barreras comerciales apuntan, principalmente, contra China. La potencia asiática también enfrenta esta disputa desde un punto de partida diferente. Su economía crece cada vez menos: quedaron atrás los tiempos de tasas de crecimiento de dos dígitos, y hoy converge a valores del 4,5% - 5%. Aunque sigue siendo un número alto para cualquier país, para China resulta insuficiente. En los últimos meses, el gobierno ha desplegado estímulos fiscales y monetarios para reactivar la demanda interna. De hecho, la semana pasada anunció una inyección de al menos 55.000 millones de dólares en sus tres principales bancos. Sin embargo, el impacto de estas medidas parece ser más de corto plazo que una solución estructural. Con menor margen de reacción, una guerra comercial afectaría directamente la demanda externa, es decir, China podría importar menos. Siendo el mayor comprador global de commodities, una desaceleración del gigante asiático mantendría deprimidos los precios de las materias primas (incluidas las que exportamos) por más tiempo.

¿Y en cuanto a la región? Brasil y Argentina enfrentan realidades opuestas. En el caso de Brasil, los desequilibrios fiscales son una preocupación creciente: el resultado fiscal ha rozado el 10% del PIB. Si bien el gobierno de Lula propuso algunas medidas para contener la situación incluyendo un recorte del gasto equivalente al 0,5% del PIB, el mercado las consideró insuficientes. La reacción fue un aumento casi constante en las expectativas de inflación, que ya se ubican por fuera del rango meta del Banco Central (BCB). Ante este escenario, el BCB decidió elevar la tasa de interés Selic. El problema es que la deuda brasileña está atada a la Selic, por lo que el aumento de los intereses alimenta aún más las expectativas inflacionarias, creando un círculo vicioso. La única forma de parar esta bola de nieve es ir al fondo del asunto: un ajuste fiscal creíble, algo que por ahora no parece estar en el horizonte y menos aún con las elecciones al año siguiente.

En contraste, nuestro otro vecino, por primera vez en mucho tiempo, muestra perspectivas positivas y podría ser nuestra principal fuente de buenas noticias. Milei ha logrado superávit fiscal, reducir la inflación mensual, aunque aún queda camino por recorrer, y corregir el desajuste de precios relativos. Si bien esto tuvo el costo de una contracción económica, la actividad ya da señales de recuperación. Se espera que este año el PIB crezca un 5%. Sin duda el bolsillo será un factor determinante en las elecciones de medio término; en las que, más allá del reciente criptoescándalo, la Libertad Avanza lidera las encuestas. Si Milei logra una buena elección, podría obtener mayor respaldo legislativo para avanzar con su agenda. Claro que el pescado no está vendido: aún faltan meses y, del otro lado del charco, todo puede cambiar rápidamente. Lo que sí es seguro es que una Argentina en recuperación y en crecimiento es una buena noticia para Uruguay. Basta con mirar la actual temporada turística: los datos preliminares muestran un aumento en la llegada de argentinos y un mayor nivel de gasto en comparación con los últimos años.

Orsi deberá navegar en aguas vertiginosas, siendo muy prudente para poder llevarnos a buen puerto. El contexto internacional puede no ayudarnos, pero no todo debería estar determinado por él. Uruguay, siendo un país pequeño y abierto al mundo, está naturalmente expuesto a las fluctuaciones globales, pero eso no significa que estemos a merced de ellas. Lo verdaderamente crucial serán las decisiones que se tomen para responder ante esa volatilidad. Las políticas económicas, las reformas estructurales y las decisiones en torno a la competitividad y la inversión tendrán un impacto directo en nuestra capacidad de adaptarnos y prosperar, incluso en un entorno más adverso. La clave estará en tomar las medidas necesarias para fortalecer nuestra economía desde adentro y mejorar nuestra resiliencia ante dificultades externas.

-Deborah Eilender es investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo.
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