El otro héroe
Fue protagonista en el cambio de siglo y la transición transformadora de EE.UU. de un país en desarrollo a potencia emergente.
William McKinley (1843-1901) presidente de EEUU (n° 25) republicano, es el otro mandatario admirado por el actual residente de la Casa Blanca, el anterior siendo el demócrata, Andrew Jackson.
¿Por qué es eso? Se debe seguramente a dos razones.
1- A que McKinley fue un gran impulsor de aranceles con los cuales gravaban hasta un 50% las importaciones, financiando con ello los gastos del gobierno federal y creyendo impulsar más la industrialización del país, gracias a que brindaba a sus empresarios, amplia protección. Pero ya al comienzo de su segundo mandato reconoció que esta política arancelaria tenía serias desventajas. Entre ellas, provocaba medidas recíprocas en países europeos a los cuales los norteamericanos no podían exportar sus productos, por las mismas razones. Triste ironía, ya que un día antes de ser alcanzado por los disparos que terminaron en su muerte, declaró que era inconveniente seguir con esta política arancelaria. Fue baleado por Leo Czolgusz cuando le extendía la mano para saludarlo. El asesino era un joven y resentido inmigrante anarquista de los Balcanes, un obrero metalúrgico desempleado, residente en Detroit.
II -Expandió las fronteras del incipiente "imperio" norteamericano a consecuencia de la breve guerra con España (1898) en la que se quedó con Cuba (como protectorado) y Puerto Rico, Filipinas, Guam y Wake. Casi simultáneamente también incorporó a Hawai a los EEUU.
La guerra fue prácticamente forzada por la tremenda campaña de prensa (*) apoyando la independencia cubana.
Un hecho fortuito la desencadenó. El acorazado norteamericano Maine de vista a Cuba, explotó misteriosamente el 15 de febrero de 1898 y se hundió esa noche en la bahía de la Habana, con la muerte de casi toda la tripulación. Se le atribuyó el hecho a España (**) y fue el detonante de la guerra que declaró prontamente el Congreso de EEUU. La guerra fue corta y primordialmente naval. En ella murieron unos 5.500 norteamericanos -menos de 400 en combate- el resto fue víctima de distintas pestes (fiebre amarilla, malaria, tifoidea, paludismo etc.) y algunos accidentes.
Esta expansión marcó un antes y un después del desarrollo del poderío norteamericano que comenzó en el Caribe y en el Pacífico.
En ese entonces hubo presiones para incorporar a Cuba a los EEUU pero a McKinley y a otros les pareció incorrecta esa iniciativa, ya que los EEUU bregaron precisamente por su independencia y no para propiciar un cambio de dueño.
McKinley nació en Ohio en 1/29/1843. Estudió leyes pero no alcanzó a graduarse en la universidad aunque se recibió de abogado ("bar exam") y ejerció la profesión. Incursionó en política y llegó a ser un importante miembro del Congreso de la nación, luego gobernador de Ohio y como sabemos, fue electo presidente, por dos períodos. Tenía gran facilidad para relacionarse con gente importante y hacerse amigo. Fue patrocinado en su carrera por Mark Hanna, un magnate del carbón. Con ese apoyo los republicanos evitaron la elección del contendiente, William Jennings Brian (D) gran orador, a quien consideraban un populista peligroso -elecciones de 1896/1900- a la presidencia.
Como parte de su carrera, McKinley luchó en la guerra civil. Se enlistó como voluntario en un regimiento que se formó en Ohio (junio de 1861) y se distinguió en la batalla de Antietam donde, un oficial superior, Rutheford Hayes (***) observó su coraje y desempeño y lo convocó al estado mayor del regimiento. McKinley y Hayes tra- baron una larga amistad. McKinley emergió de la guerra con el grado de Mayor.
Fue una persona, bondadosa, paternalista, muy querida y popular.
Su mujer, Ida Saxton tuvo mala salud. Las dos hijas del matrimonio murieron en la infancia y eso influyó mucho en su deterioro emocional y físico. Fue muy considerado y cariñoso con ella. Intentaba mantener una vida normal con su mujer, haciéndola participar en la vida político social de primera dama, con cada vez más dificultad por los frecuentes ataques que sufría.
Fue el primer mandatario que subió a un automóvil y que empezó a gozar ampliamente de los adelantos de la ciencia, aplicada al bienestar. Por ejemplo, la electricidad.
Al igual que varios en esa época, quedó muy impactado por un libro del capitán (de navío) Alfred Mahan "La influencia del poderío naval sobre la Historia, (1660-1783), cuyo mensaje clamaba por la expansión de la armada norteamericana y su proyección en los mares, especialmente en el Pacífico. McKinley actuó en consecuencia de esta prédica (****).
Fue protagonista en el cambio de siglo y la transición transformadora de EEUU de un país en desarrollo a potencia emergente. Creía en la importancia del comercio y en la actividad productiva y de la importancia del ejercicio del poder para impulsar su progreso.
La designación del joven y polémico Theodore Roosevelt, gobernador de New York, como su compañero de fórmula en 1900 fue sin duda, uno de los hitos de su legado.
(*) Principalmente las grandes e influyentes cadenas de prensa, pertenecientes a William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer
(**) Investigaciones más recientes han confirmado que no fue una implosión (que podría haber sido causado por una mina, torpedo o carga explosiva colocada por buzos) sino producto de la explosión del depósito de carbón, contiguo a la caldera y cercano a la santabárbara, como lo evidencian las deformaciones de las planchas de acero del acorazado que yace en el fondo de la bahía.
(***) Hayes, republicano, graduado en Harvard, terminó la guerra civil como brigadier general, herido cinco veces en acción, abogado, político, gobernador de Ohio, fue el décimo noveno presidente de EEUU.
(****) "Commerce follows the flag", solía decir McKinley. Difícil traducirlo literalmente pero el sentido es: "Detrás de la proyección del poder naval, sigue el comercio".