Miércoles, 12 de Marzo de 2025

Nació en Bilbao, vive en Suiza y eligió Uruguay para estrenar un espectáculo donde nadie sabe qué pasará

UruguayEl País, Uruguay 12 de marzo de 2025

Jon Conan, de 37 años, se enamoró de la improvisación musical y este viernes estrena "Sí sostenido" en el Teatro Alianza. ¿Cómo terminó un europeo montando su nuevo proyecto en Montevideo?

Nació en Bilbao, vive en Zurich, trabaja como informático y llegó a Uruguay hace pocas semanas para poner en escena el espectáculo de improvisación musical, Sí sostenido, que tendrá funciones desde este viernes en Teatro Alianza y tiene entradas generales en RedTickets a 600 pesos.

Jon Conan tiene 37 años (aparenta menos) y eligió Uruguay para presentar este espectáculo, que se construye con el público en la sala, porque siempre estuvo intrigado por lo que escuchaba de nuestro país, respecto a las políticas sociales y la figura de José Mujica.


"También había escuchado que la calidad de vida es muy buena. Viví en Londres, donde me di cuenta que necesito verde en mi vida, necesito naturaleza, y entendí que esas ciudades enormes no son para mí", dice Conan a El País.

Juntó el dinero, vino de vacaciones, hizo contactos con improvisadores locales y volvió cuando logró acumular un gran bloque de licencia, como para tener el tiempo necesario para armar este espectáculo.

Raw Html
Si bien su trabajo diario es detrás de un escritorio, escribiendo códigos, Conan se desempeñó como actor de teatro durante varios años, hasta que sintió que ya sabía lo que iba a pasar en las obras. "Podía hacerlo un poquito diferente, pero necesitaba algo totalmente fresco, distinto", dice.

El director e integrante del elenco de Sí sostenido comenta que hizo improvisación por muchos años, hasta que llegó al punto de que sintió que necesitaba buscar el siguiente desafío: una forma musical que conoció en un festival de improvisación, en Barcelona.

"No tenía nada que hacer y dije: ¿por qué no? Voy a probar y salí diciendo: esto es lo mío, esto es el siguiente nivel", dice.

"No es sales, cantas y ya está", aclara, "porque no eres solo tú, estás con un grupo de personas, y se genera como una telepatía, porque son canciones que interpretas con un compañero o compañera. Esa comunicación que se genera es magia pura, y es lo que busco".

El funcionamiento de este espectáculo inicia con preguntas al público: un lugar y una profesión para inspirarse. "Con eso empezamos a cantar y a hacer escenas sobre lo que nos han dicho. Y como siempre hay gente que piensa 'esto lo han ensayado', en medio del show cortamos y les preguntamos dónde va a ser la siguiente escena, para demostrar que todo es improvisado. También para hacerles partícipes de la historia, para dónde quieren que vaya", comenta.


¿Hay que ser músico para hacer impro musical?
No, de hecho de música no sé mucho, y es lo que intento enseñar: no es necesario tener estudios de música. Antes de hacer impro musical no había cantado, tampoco toco un instrumento, y prácticamente no escucho música.

Es difícil hablar de un espectáculo que se improvisa, ¿qué se puede decir?
No se puede decir mucho porque nosotros no sabemos qué vamos a hacer. Vamos a la sala y preguntamos a la audiencia. Suele comenzar como escenas de improvisación, hasta que se llega a un punto en el que hace falta cantar, como en los musicales. Cuando la emoción llega a un punto, se canta. Y a veces metemos la pata con la coreografía, porque también es improvisada. Cuando pasa nos reímos y la audiencia también, porque al final, nos la estamos pasando bien, y eso se contagia.

La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela