La prueba del nueve
Es un gobierno que se muestra como irresoluto, manejado por un colegiado.
El covid 19 fue a Luis Lacalle Pou en 2020 lo que hoy Cecilia Cairo es a Yamandú Orsi La vida te da sorpresas que te ponen a prueba.
Ante la pandemia el flamante presidente no dudó: tuvo la chance de probar que había sido elegido acertadamente por los uruguayos. Su temple, su firmeza y al mismo tiempo su respeto por los derechos y garantías todo realzado por las "soluciones" y los palos en la rueda que puso la oposición, lo proyectó. ¿Quien lo duda? Líder indiscutido de su Partido y gran candidato para las del '29.
Sería imprudente pretender pronosticar en estas horas, viernes a la mañana, en que ya se sabe que Cairo, bastante arisca para asumir su trance, "decidió" presentar renuncia, como incidirá todo este proceso en la imagen de Orsi y cuánto jugará en su futuro.
Es notorio que en esta primera escaramuza el presidente titubeó, o lo pensó demasiado. Eso no le hace bien: fue una chance para dar un golpe en la mesa y de entrada pedirle la renuncia a la ministra -el tema no tenía levante y con las explicaciones y excusas, menos-. Se demoró y dio piedra libre para que "la diversidad" en el coalición de izquierdas tomara vuelo. El MPP santificó a Cairo, con la misma prontitud que felicitó a Maduro por su "impecable" triunfo y apoyó a los "correístas" en Ecuador, por citar solo unos "botones de muestra". Hubo otros más que se afiliaron a esa tesis, pero también los que optaron por tirar la pelota al "obol" -"que regularice y ya está", "no cometió ningún delito", "pasa con un millón de uruguayos", "tenía otras prioridades", y el inefable "no se puso un peso en el bolsillo"-. Hubo a la vez los que dijeron que eso no se hace y que ese tipo de cosas le hacen mucho mal al Frente Amplio.
Fernando Pereyra comenzó a "explicar", como corresponde a él, de qué se trataba; se mantuvo en el altar y tiro un poco de basura para los costado, aunque con el pasar de las horas "matizó" su discurso Siempre desde la cumbre de la presidencia del FA la que, -dadas las aparentes dudas de Orsi- parece ser uno de los dos o tres centros de mando. "En cualquier momento salta, acuérdese de Miranda, son fusibles. Son cuadros a los que se les asigna una función, que muchos con el tiempo 'se la creen', y que llegado el momento los sacan, sin más ni más, unas veces con premio consuelo y en otras sin eso", me comento alguien al que le duele la coalición de izquierdas.
"Por suerte -me añadió- muchos salieron y pusieron las cosas en su lugar de entrada y también comenzó a tener peso una sensación de que 'esto nos jode en Montevideo' (las municipales), la que se hizo más fuerte con la aparición de algunos sondeos, y ahí hubo que tomar el toro por las guampas". Lo de la Capital parece que les hizo cerrar filas rápidamente y adiós a Cairo. Es un gobierno que se muestra como irresoluto, manejado por un colegiado en donde son demasiados los que meten baza. Que Mujica, que Sánchez, que Díaz, que el MPP, que el PCU y el Pit-Cnt, que la Mesa Política, que Las bases y hasta Lula.
A muchos les habría gustado que Orsi ya hubiera trancado a Caggiani, hubiera mandado callar de una vez a Castillo, le hubiera expresado total respaldo a Oddone, no hubiera ido al Celac y sus "consensos" y hubiera reconocido de inmediato a Noboa.
Esta de Cairo fue una linda oportunidad; da la sensación que se la perdió.